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Arte e Ideas

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Caifanes tras bambalinas

¿Cómo era Caifanes abajo del escenario? El fotógrafo Fernando Aceves, quien documentó los momentos climáticos de la banda nos habla de su esencia en el día de su reencuentro.

Sí hay alguien que pudo capturar y documentar la etapa cumbre y los momentos climáticos en la carrera los Caifanes, ese es Fernando Aceves, el fotógrafo mexicano que desde 1991 ha capturado con su lente momentos clave en la historia del rock nacional e internacional.

Aceves sabe lo que es convivir con la agrupación arriba y fuera de los escenarios y comparte con El Economista algunas de sus vivencias:

La mayor experiencia para mí con los Caifanes fue haber visto la manera en que el público los recibía. La gente les empezó a hacer una especie de culto que no he visto en ninguna otra banda. Ya no sólo hablando del rock mexicano, sino del rock hispanoamericano. Quizá con la única con la que los puedo comparar es con los Héroes el Silencio , dice el fotógrafo, que lo mismo ha trabajado con figuras como Paul McCartney, Pink Floyd, David Bowie que con The Rolling Stones.

Los conocí en 1991 en el festival de la estación de radio 97.7 que se realizó en el Palacio de los Deportes. Fue la primera oportunidad que tuve de fotografiar al grupo. En 1995 inicié con ellos una relación muy estrecha que no ha terminado. En ese año me empezaron a llevar a sus giras para registrar todo lo que sucedía no sólo en el escenario sino en los autobuses y todo lo que pasaba en torno a la gira , platica Fernando Aceves.

¿Cómo son arriba y abajo del escenario? ¿Cambian sustancialmente?

Ellos son capaces de generar una magia en el escenario. Debajo de él son personas, no puedo decir que comunes y corrientes porque no lo son, pero son digamos… muy introvertidos. Muy encerrados en sí mismos. Cada uno es muy diferente.

Por ejemplo, Sabo Romo es un gran músico y un tipo muy afable. Tienen personalidades diversas aunque no se salen del estereotipo de una persona normal.

Es una banda que usualmente hace una prueba de sonido, antes de subirse a tocar y ensaya antes de una gira. Que yo sepa no ensaya una vez enfrascada en la misma.

Sus integrantes tienden a no estar tocando juntos, sobre todo porque no viven en la ciudad de México.

¿Eran perceptibles las diferencias entre ellos?

Siempre han sido muy diferentes, uno del otro. Obviamente, sus opiniones nunca fueron las mismas. Finalmente lo importante era cómo se comportaban en un escenario. Para mi eso era lo fundamental.

El primer momento clave de la banda es cuando Alejandro Marcovich ingresa al grupo para grabar el segundo disco. El siguiente, es la salida de Sabo Romo y posteriormente la de Diego Herrera, en medio de la gira de El Silencio . El tercer momento clave es cuando iban como trío con músicos invitados. El más decisivo fue cuando se decide la salida de Alejandro Marcovich del grupo.

¿Les gusta proponer las fotos que quieren ver?

La primera gira que hice con ellos fue la de El Nervio del Volcán en Colombia, Estados y México. La dinámica era regresar de los conciertos y reunirnos. Era la época de la fotografía análoga. Revisábamos el material y hacían sugerencias. Decían ésta sí, ésta no. Ellos mismos eran los jueces de las fotos. Fue ahí donde aprendí cómo un músico quiere verse en el escenario.

Llegó un momento en el que Saúl Hernández me dijo algo muy especial: ‘Ya aprendiste a verme. Ahora quiero que veas más adentro, quiero que veas mis ojos. Pero ahora métete a los intestinos. Fue así de fuerte. Ahí aprendí que puedes meterte mucho más adentro y mostrar la esencia de una imagen. No solamente a un sujeto que está tocando en un escenario.

¿Cómo fue trabajar con ellos?

Caifanes hizo una diferencia sustancial en mi carrera porque aprendí a fotografiar debidamente a una banda a raíz de que comencé a hacer una gira con ellos. Empecé a convivir de una manera muy personal con los músicos porque antes estaba acostumbrado solamente a fotografiar a una banda que tocaba dos o tres canciones y se iba. No tenía mayor contacto.

Digamos que ellos me enseñaron sin saberlo como fotografiar a una banda de rock. Eso para mi fue fundamental. De no haber existido esa relación tan estrecha con Caifanes mi carrera no hubiera ascendido como lo ha hecho.

Estoy cumpliendo 20 años de trabajar sistemáticamente la fotografía de la música que han coincidido con el momento en el que conocí al grupo.

Detalla Fernando Aceves quien en estas dos décadas de trayectoria profesional ha fotografiado a todos los artistas más emblemáticos que han pasado por México desde 1991, año en el que se dio la llegada masiva de grupos internacionales al país.

¿Cuál es la anécdota más especial que tienes del grupo?

Viajé mucho con ellos a Sudamérica, Estados Unidos y toda la República Mexicana, primero como Caifanes y posteriormente como Jaguares. Se desarrolló una gran amistad con todos. Pero el recuerdo más fuerte que tengo, es uno de Saúl.

Fue en un concierto en la ciudad de Marizales, Colombia. Era un estadio olímpico y estaba cayendo un aguacero tremendo. El camerino estaba enfrente del escenario y tenían que rodear para llegar a él. La imagen más fuerte que puedo recordar del vocalista no es precisamente la imagen de su rostro, sino el momento en el que subía al escenario con un paraguas rojo. En ese momento fue impresionante ver las luces en combinación con la lluvia torrencial que caía.

Creo que no hay icono como él en toda la historia del rock mexicano. Eso le da ese carácter de estrella de rock más adaptada a nuestras regiones, a un país como el nuestro. No es más que la magia del arte.

Esa es la diferencia que le veo con las estrellas internacionales que suelo fotografiar. Unos son tan americanos y otros tan europeos que no te dicen más. Con el tiempo los veo como parte de grandes corporaciones.

Y por algo lo dirá, ya que ha fotografiado más de 3,000 conciertos a nivel nacional e internacional. Ha expuesto de manera individual y colectiva tanto en México como en galerías de Estados Unidos y Europa.

¿Qué representa el regreso de Caifanes?

Es una gran oportunidad para que las generaciones que no vieron a la banda en su momento lo puedan hacer. Incluyendo los propios hijos de los músicos. Va a ser muy emotivo, era una reunión muy difícil de darse. Hubiera jurado que no se iban a reunir nunca.

A pesar de que todos ellos siguen tocando, especialmente Saúl, la magia es ver a todos juntos. Esa era el único requisito para que se pudiera revivir. ¿Cómo van a tocar? no lo sé, pero será muy emotivo.

Pero para mi va a ser más importante su intervención el 15 de abril en el Festival de Coachella, de sin duda.

Coachella es uno de los festivales de rock más importantes del mundo. Los Caifanes van como headliners. En otras ediciones han tocado Paul McCartney, Muse y este año en el mismo escenario estarán ellos. Se dice que los boletos se agotaron con mucha rapidez por su reunión. Ahí estará la comunidad hispana de Los Ángeles, Tijuana, Mexicalli e Indio, eso es histórico para el rock mexicano. Nunca se ha visto que una banda de rock mexicana cierre un cartel de ese tamaño y de esas características.

Ese va a ser el concierto más importante en la historia del rock mexicano, por eso es ahí donde se debe estar.

El Vive Latino evidentemente es el reencuentro con los fans mexicanos, pero creo que lo de Coachella no lo va a lograr ninguna banda mexicana en toda su historia.

Siento que la gente no ha dimensionado como debería ser.

:: Lea más: "Críticas me valen madre": Saúl Hernández

La estrella afónica y el puño en alto

Dato: Si desea conocer el trabajo de Fernando Aceves y los personajes que han posado para su lente puede visitar: fernandoaceves.com

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Atlixco 100, Condesa.

Lunes a sábado de 12:00 a 20:00 horas.

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