Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Capote baila vals

El libro seminal cumple 37 años, ¿cómo ha influido la obra de Truman Capote en el periodismo y la literatura?

Ya casi 40 años de Música para camaleones, un libro que influye lo mismo en la literatura como en el periodismo. Perteneciente al género de ficción verdadera que Capote perfeccionó hasta convertirlo en arte. El libro cumple años y también estamos a punto de conmemorar 33 años sin el pequeño Capote quien parecía siempre estar bailando vals por la vida y sobre la página.

En el prefacio de Música para camaleones Capote explica que empezó a escribir de manera seria cuando era un niño de primaria y que para cuando iba en preparatoria ya era un escritor consumado. Lo dice sin pudor. No podríamos esperar menos de un escritor que cada vez que se le preguntaba (y también cuando no) gritaba a quien lo quisiera escuchar que era un genio y merecía mayor reconocimiento. Ay, Dill. Dill es el nombre que Harper Lee le pone en su novela Matar a un ruiseñor y es imposible no pensar siempre en la ternura de aquel Dill niño cuando se lee al Capote adulto, un cinicazo, sensible hasta el tuétano, ególatra perdido, masturbador propio, de pluma voraz, escribir, escribir, escribir. Sí, un genio.

Vericuetos de la ficción verdadera

La ficción verdadera es clásica de su novela A sangre fría, en la que Capote narra el asesinato de una familia y el posterior encarcelamiento y ejecución de los culpables. El quid del asunto es que lo que cuenta en la novela Capote es más que un reportaje, es hacer periodismo con las armas de la ficción: dramatismo, clímax, desenlace. Y de ese modo Capote ayudó a cambiar el periodismo para siempre.

Música para camaleones es una ración más de la misma medicina, pero en dosis pequeñas. Se trata de relatos cortos y retratos de gente en la vida de Capote, algunos famosos como la escritora Willa Cather o Marilyn Monroe, otros no tanto, amigos de Capote de los que habla sin piedad alguna.

Tal es, por ejemplo, el retrato de su compañero de escuela George Claxon, quien de pronto se volvió un tomador de ley que bebe y bebe whisky mientras charla con Capote. La razón: escapar de sus deseos. Los ojos se le van detrás de las lolitas. Su vida es miserable.

Otro de los relatos cortos/retratos cuenta la historia de una noble mujer que vive aislada en el bosque, solo acompañada de sus libros y sus gatos. Una especie de bruja buena del bosque.

En Música para camaleones Capote logra su cometido como escritor que era llegar a a tener un estilo limpio y puro como un arroyo . Eso también es una lección para el periodista: usar siempre palabras sencillas (las primeras palabras, como las llama Martín Caparrós, es decir las primeras palabras que vengan a la mente para completar una frase) y un estilo diáfano, que fluya.

37 años de Música para camaleones y nunca se acabará de leer lo suficiente. Fue el último libro publicado por Capote en vida (el autor murió en 1984, famosamente ahogado por el tapón de una botella) y uno del que se sintió orgulloso. Casi se podría afirmar que su creación de la ficción verdadera nunca brilla mejor que estas pocas páginas.

Todo periodista debería tenerlo como libro de cabecera, pero no es un libro exclusivo para gente de nuestro oficio, no. Cualquiera que disfrute de la buena literatura y de la mala leche encontrará aquí una fuente para beber.

Música para camaleones, Truman Capote

Editorial Anagrama

$240

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete