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Ciudadanía, igualdad de género y equidad salarial, claves en la UP
Frente al último año de su primer periodo, la doctora Fernanda Llergo Bay ofrece un balance de lo que han sido estos años de pandemia, plantea los pilares de su gestión al frente de la Universidad Panamericana—IPADE y adelanta con qué logros le gustaría concluir su encargo.
La doctora Fernanda Llergo Bay se aproxima en 2023 a concluir su primer periodo como rectora general de la Universidad Panamericana y del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), una de las escuelas de negocios de mayor trayectoria y prestigio en México, y en charla con El Economista, ofrece un balance de lo que han sido estos años difíciles de pandemia, plantea los pilares de su gestión al frente de la institución y adelanta con qué logros le gustaría concluir su encargo.
Llergo Bay, doctora en Filosofía, con licenciatura en Pedagogía y una maestría en Gobierno y Cultura de las Organizaciones y otra en Dirección Estratégica y Gestión de la Innovación, tiene tras de sí casi 40 años dirigiendo instituciones educativas. Su llegada a la rectoría general de la UP, en noviembre de 2020, fue muestra de que algo estaba yendo hacia adelante y supuso un cambio de paradigma en el ecosistema educativo panamericano, al ser la primera mujer en ocupar esa posición.
Llegó a esa posición en plena pandemia de coronavirus, cuando la universidad permanecía cerrada y tuvo que innovar un modelo de educación a distancia, sin desatender la atención personalizada a estudiantes y profesores, “algo que otras universidades ven como innovación, pero que en nuestro caso es identitario”, dice.
Desde el 2016 venía ocupando el cargo de vicerrectora general de todo el sistema UP con sedes en Ciudad de México, Aguascalientes (de donde fue vicerrectora), Guadalajara y Huixquilucan. En el centro de sus preocupaciones y de su gestión educativa ha estado la construcción de ciudadanía, que atraviesa el compromiso con la igualdad de género, la equidad salarial, la responsabilidad con el medio ambiente y la acción decidida contra la pobreza: “No se trata de un interés personal, aunque lo es, sino que es una misión fundacional de la Universidad Panamericana desde nuestra identidad cristiana, estamos empeñados en la formación no sólo de excelentes estudiantes y futuros buenos líderes empresariales, sino de buenos ciudadanos; no nos interesa formar solo gente que sepa, enciclopedistas que vayan caminando por la vida, sino formar personas que quieran servir a la sociedad, a la inmediata sociedad que es su familia, luego al país y por supuesto al mundo”.
Los pilares de la buena ciudadanía
Para lograr esta labor, la doctora Llergo desgrana las políticas institucionales que conforman el currículo académico y las actividades adyacentes que componen el modelo educativo de la UP.
“Algunos de nuestros alumnos, quizá por una cierta decepción política o incluso vital, porque la pandemia nos ha revelado que nuestros jóvenes, tan llenos de vida, tienen momentos de desaliento frente al futuro, y descubrimos en una encuesta que hicimos que nuestra influencia en el tema de ciudadanía estaba baja, y que muchos alumnos la acotaban a ser personas que votan, que pagan impuestos, que cumplen con las normas cívicas, y nuestro boceto de ciudadanía es mucho más amplio, y se expresa fundamentalmente en la excelencia académica, la labor social de alto impacto real, y en el impulso a la investigación”.
“Si nuestros alumnos no alcanzan una excelencia académica poco y mal servicio podrán dar a la sociedad en su ejercicio profesional”, agrega la rectora.
Adicionalmente , añade, “hoy el 60% de nuestros alumnos, que es un porcentaje mayor al de muchas universidades privadas, realiza una labor social de alto y mediano impacto, y no se trata de proyectos asistenciales o de obras caritativas, por supuesto que está inmersa la caridad, pero se trata de proyectos de impacto social (en clínicas médicas, por ejemplo) que les enseñan a salir de sí e ir por el otro; he constatado que nuestros exalumnos que dirigen empresas en distintos lugares del mundo refieren el legado que les dejó la labor social y están desarrollando en las empresas proyectos de responsabilidad social que nunca antes habían tenido”, detalla.
Respecto al impulso a la investigación, Llergo Bay destaca que la UP ha escalado el ránking hasta convertirse en la segunda universidad privada con mayor incidencia en productos de investigación, y ahora está dando un paso importante hacia la transferencia de conocimiento y la investigación aplicada, con un corte humanista, donde lo que importa es servir a la sociedad, a través de la tecnología, la nanotecnología, y de las ciencias para alcanzar el bienestar de la humanidad”.
El Core Curriculum
Hay un programa denominado Core Curriculum que la Universidad Panamericana ha dispuesto como una parte fundamental de la formación profesional de todos sus estudiantes y para todas las carreras, es una batería de materias de carácter deontológico y social que los prepara para que ejerzan la profesión de manera responsable, solidaria y siendo buenos ciudadanos, comparte la rectora Llergo.
Se concreta de muchas maneras, pero ella prefiere ejemplificarlo con un aspecto innovador en la formación de los estudiantes, la mayoría de ellos futuros empresarios, que es el que se refiere a la equidad salarial, aspecto que se aborda en la materia “Persona y Sociedad”, y que suele ser ajeno a la mayoría de los currículos, incluso de universidades públicas.
“La equidad salarial empieza por nosotros (la UP), y nos ha implicado un compromiso muy importante, que es acortar la distancia entre las personas que ganan más y las que ganan menos, es decir que los aumentos salariales sean más para quienes ganan menos, y esta es una tarea que queremos que nuestros alumnos la comprendan, la hagan suya y se den cuenta de la responsabilidad que van tener en sus empresas, porque la mayoría de nuestros alumnos van a tener su propio negocio, van a heredar el negocio de sus papás, van a ser líderes”.
El Core Curriculum se nutre también de una serie de actividades que ponen a los estudiantes en contacto con la realidad, los saca de su burbuja y los inserta en la vida cotidiana de la mayoría. “Esto a algunos les puede tocar el corazón de una manera romántica, nosotros procuramos que sea una cuestión que vaya más allá, que entre racionalmente, porque no podemos vivir a espaldas de la muchedumbre, a espaldas de la pobreza.”
“Entonces esto les ayuda a tocar la pobreza, no solo a teorizar sobre ella; la brecha de pobreza que existe en México tiene que tocar el corazón de nuestros alumnos”.
“Nos interesa que en sus trabajos sepan ser influyentes, que sepan abrir los brazos a distintas personas, con distintos credos, que sepan desarrollar el diálogo, como una tarea importante”, añade.
Liderazgo e igualdad de género
Fernanda Llergo Bay, presidenta también del Consejo de Universidades Particulares e Instituciones Afines, comparte que el liderazgo que impulsan desde el sistema educativo panamericano, con sedes en cuatro estados del país, se debe concretar también en la búsqueda la igualdad de género, abatir las brechas económicas y sociales, y en actuar con honestidad.
“Sería muy difícil hablar de impacto social si no formamos líderes, pero ser líder depende de los valores en que se finque el liderazgo, la finalidad hacia donde se dirige el liderazgo es lo que más nos importa; nosotros queremos formar líderes buenos, buenos líderes, en el doble sentido de la palabra; queremos formar líderes exitosos, que trabajen bien, sobre todo que trabajen mucho, pero con honestidad, con veracidad, que sean íntegros, que ayuden a desarrollarse a quienes vienen detrás, que la gente que está a su alrededor crezca y que piensen en la realidad social del país y que trabajen por cerrar las brechas económicas, educativas y tecnológicas que persisten todavía en México”.
Y como ejemplo de la desigualdad que enfrentan las mujeres aporta un dato relevante: “Durante la pandemia la investigación desarrollada por mujeres descendió en 19% debido a que el 87% de la atención doméstica recayó en las mujeres”.
Esto llevó a la UP a formular una política de horarios flexibles, un modelo de trabajo con alrededor de 16 opciones adaptable a las necesidades individuales, a la que en su fase piloto se ha incorporado el 25% del personal universitario y el resto se integrará a partir de enero de 2023, de tal modo que las investigadoras y colaboradoras administrativas puedan disponer equitativamente, frente a sus pares varones, del tiempo necesario para atender su desempeño profesional y, al mismo tiempo, las labores domésticas y de cuidado de sus familias.
Señala que este será un gran paso pero es necesario que hombres y mujeres compartan de manera más equitativa las responsabilidades en casa.
Ecosistema de salud y bienestar
La pandemia de coronavirus que nos sobrevino en 2020 puso al descubierto muchas de las afectaciones psíquicas y emocionales que habían estado por mucho tiempo bajo el tapete. La salud mental ha emergido en estos últimos meses como una preocupación en todos los ámbitos, en el trabajo, en la escuela, en la familia. La doctora Llergo Bay habla de cómo han enfrentado esta situación en la UP.
“Nosotros tenemos lo que hemos llamado Ecosistema de Salud y Bienestar, que busca asegurar una formación y un cuidado integral para nuestros alumnos, así como un ambiente laboral para profesores y colaboradores que sea acorde con nuestra filosofía institucional”.
“Evidentemente este programa se potenció a raíz de la pandemia, pero ya lo teníamos desde antes, porque las afectaciones psicológicas, la ansiedad, el estrés son producto de muchas otras cosas, pero la pandemia cambió al mundo y cambió la mentalidad, y definitivamente hubo afectaciones en nuestros alumnos, en nuestro profesores y en nuestro personal, sobre todo el miedo que vivimos durante el primer semestre, primero el miedo a la enfermedad y luego el miedo y la incertidumbre hacia el trabajo; perdimos personas de la universidad, hubo duelos en muchas familias, y algunos casos de ansiedad.
Para atender la situación en pandemia, la UP puso en operación el Proyecto GLASS, protocolo de atención a situaciones sensibles, ayuda psicológica y atención confidencial para brindar atención a todos los alumnos y colaboradores que lo requirieran, asimismo asistencia médica, desde la Escuela de Medicina, revisiones preventivas, vacunación de la influenza, análisis, entre otros apoyos.
Sin embargo, Llergo Bay advierte un aspecto motivador en el retorno a las aulas, y es “el deseo creativo” con el que han vuelto alumnos y profesores a las clases presenciales.
“Para muchos fue difícil, por ejemplo los alumnos de preparatoria que estuvieron dos años encerrados y de pronto entraron a la universidad. Inauguramos 9 carreras durante la pandemia (dos arquitecturas, ingeniería civil, dirección de negocios gastronómicos, psicología, finanzas cuantitativas) y muchos alumnos tuvieron su primer semestre en una pantalla de Zoom, otros se están integrando a la universidad de manera presencial en tercero o quinto semestre, y eso supone un poco de miedo y de no saber cómo actuar, pero también vemos que hay una avidez por regresar a la presencialidad, aunque el mundo cambió y nosotros también nos vamos adaptando hacia una educación híbrida”.
La doctora Llergo Bay aspira a que al final de su gestión permee en todas las áreas de la UP el Instituto de Humanidades, de reciente creación, que es el que perfila y vertebra el Core Currículum e incide en el modelo de liderazgo que impulsa la universidad y en hacer conciencia sobre la importancia de otros compromisos, con la igualdad de género y con el medio ambiente, por ejemplo.
Señala también que quiere dejar un número importante de cuadros de reemplazo para ocupar los primeros niveles de dirección en la UP y consolidar la investigación aplicada.