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¿Cómo empezar a formalizar la industria fílmica?
Regulación contractual, un catálogo laboral de definiciones, mejores estadísticas para lograr la confianza del gobierno, más incentivos fiscales, son algunas de las medidas que enlista el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, Avelino Rodríguez.
El pasado 17 de enero, la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), representada por su presidente, Avelino Rodríguez Cantón, y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), con la presencia de su titular, Marath Bolaños López, y Alejandro Salafranca, titular de la Unidad de Trabajo Digno, firmaron un convenio de colaboración en favor de la formalización y garantía de los derechos laborales del gremio audiovisual en México.
A grandes rasgos, según comunicó la Canacine en su momento, el acuerdo tiene como primeros pasos proporcionar la capacitación a empleadores y gremios sobre un proceso que es impostergable, considerando que el de los medios audiovisuales es el sector que más ha aportado al PIB cultural en los últimos años, con un 35% de participación en 2021 según el Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2022, así como el crecimiento del atractivo de nuestro país como destino para proyectos fílmicos extranjeros.
Para ello, ambas partes anunciaron la elaboración de una guía de nombre “Claves para la formalización del empleo de las personas trabajadoras de la industria cinematográfica en México” y asumieron un compromiso compartido para la verificación de buenas prácticas sobre las relaciones laborales y el pleno acceso a la seguridad social en el sector, un universo considerable si se toma en cuenta que en el segundo semestre de 2023 hubo 98,500 personas trabajando para la industria fílmica, según cálculos de la cámara.
En afán de profundizar sobre los alcances reales de este acuerdo y los criterios y planes específicos que lo acompañan, también con interés en difundir la perspectiva de la cámara sobre temas que también son impostergables, como las jornadas extendidas de trabajo en la industria, entre otros temas, este diario se entrevista con el presidente de la Canacine.
Hay contradicciones por resolver
“Cuando tuve la oportunidad de arrancar en esta industria, en 1991, se producían 14 películas desde el Imcine y era prácticamente una proeza sacarlas adelante, y sí, había un tema romántico. Dejabas la vida por una película. Ahora que la producción ha incrementado a los niveles que ha llegado (258 largometrajes producidos en 2022), y sobre todo, cuando hay una necesidad enorme de que México empiece a competir con incentivos fiscales agresivos, hay una gran contradicción sobre lo que tenemos que incentivar. ¿Vamos a incentivar el mismo volumen que tuvimos en 2022, con todo el costo humano que llegó a tener, o más bien aprovechamos la madurez de la industria para que, de la mano de la Secretaría del Trabajo, poco a poco la vayamos metiendo en una norma?”, plantea Rodríguez Cantón, y asegura que las condiciones están dadas y hay disposición de gran parte de los sectores involucrados.
“Creemos que puede haber 200,000 empleos directos, indirectos e inducidos que están mapeados por la MPA (Motion Picture Association). Estamos frente a una oportunidad enorme de tener un incentivo fiscal y de aprovechar el nearshoring y la exportación. Tenemos un gobierno que comienza a escuchar la conversación no necesariamente desde una perspectiva cultural, sino también desde el impacto económico y la visión estratégica. Entonces, por nuestro lado, como industria, nos toca actuar con madurez y empezar a avanzar hacia las mejores prácticas”.
No es congruente, reflexiona el entrevistado, que México sea el cuarto mayor vendedor de boletos en taquilla del mundo y el sexto lugar en el número de visionados para las plataformas y al mismo tiempo exista un sector tan irregular, con falta de homologaciones contractuales y tabulaciones salariales, sin olvidar la seguridad social, porque esto impide que haya estadísticas que permitan sustentar la viabilidad de proyectos y políticas públicas.
“¿Cómo defiendes tu caso con el gobierno mexicano cuando no puedes demostrar cuántos empleos generas porque muchos no están en la formalidad? Reitero, nos toca poner mucho de nuestra parte para ir ganando la confianza del gobierno y empujar un incentivo que genere aún más empleos. Es el tema prioritario de la agenda”.
Objetivo: crecer en el PIB
Uno de los objetivos en concreto, añade Rodríguez, es que si ahora mismo el sector audiovisual en toda su amplitud aporta el 1% del Producto Interno Bruto (PIB), se puedan generar las condiciones, entre formalización e indicadores, para crecer al 2% de participación.
“Hay muchísimas oportunidades de eficiencia. Por ejemplo, hoy en México el número de personas que se necesitan para hacer una película o un comercial es entre el 20 y el 25% superior a la mayoría de los países contra los que se compite, porque hay una brecha en la falta de capacitación”.
Por lo pronto, comenta, sobre los primeros pasos concretos que está dando la Canacine está la elaboración de un mapeo de responsabilidades laborales.
Tenemos que saber de qué estás hablando cuando hablas de cada puesto de trabajo. No es lo mismo un encargado de equipo que un técnico especializado en iluminación, ni un técnico especializado en tramoya, que no tienen los mismos riesgos que un especialista en efectos especiales. Hay que asimilar el componente creativo y aparte el componente meramente laboral. Hay que lograr un catálogo de definiciones”.
Son varias las vías en las que hay que trabajar para sostener una plataforma de oportunidades. Otra, coincide, es la homologación de los estándares de filmación en todas las entidades del país, de manera que cualquier región resulte atractiva como locación y de fácil acceso para una casa productora nacional o internacional.
“¿En qué momento podríamos observar un crecimiento muy dramático? Definitivamente cuando México esté ya con incentivos como los que hay, tan agresivos, en Irlanda, Reino Unido, España o en algunos estados de Estados Unidos, que hoy están compitiendo directamente con México, y éste se queda rezagado porque no puede competir por los costos”.
La postura de las plataformas
Esta disposición para regular las normas laborales, asegura el presidente de la Canacine, ha sido bien recibida por “los clientes”, tanto las casas productoras como las plataformas de streaming, que se han convertido en las grandes jugadoras de la industria.
En México, matiza, la histórica falta de crecimiento presupuestal sobre los programas fiscales en favor de la industria, como es el incentivo Eficine, frente a la creciente demanda de contenidos, genera que el mercado se tense. “Y al tensarse el mercado, la presión se pone en la informalidad y la precarización. Esto se normaliza y entonces tienes a muchas productoras para las cuales ésa es su manera de trabajar, y pueden salirse con la suya con dos o tres malas prácticas”.
Ahora bien, señala, aquellas compañías que tienen mayor recurrencia laboral, incluso mayor importación de trabajo y un “track record” de excelencia “entienden muy bien el beneficio que esto (la formalización) puede llegar a traer”.
Añade que “muchas veces en la narrativa de las plataformas, pareciera que es una historia de héroes y villanos. ‘Ya llegó Netflix y ahora sí va a acabar con los cines’, por ejemplo. Pero, de pronto ves que tienen una inversión de renta mensual de diez pisos en Torre Reforma con cientos de empleados, porque están apostando a que México va a ser el destino fílmico más grande de América Latina. Tienen un compromiso serio de inversión y quieren que genere una derrama económica seria en el país. Ellos no piden una sobrerregulación, simplemente un marco de referencia regulatorio que no convierta a la precarización en una ventaja competitiva o comparativa por costo”.
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Especial atención sobre el trabajo en publicidad
El presidente de la Canacine reconoce además que hay un trabajo especial por hacer en el sector de la publicidad audiovisual donde no son atípicas las jornadas laborales de hasta 48 horas. En este sentido, señala, la AMFI (Asociación Mexicana de Filmadoras) debe acompañar el proceso de regularización, “en todos los sentidos: desprecarizar desde el contrato hasta el pago y las condiciones comerciales”.
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