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Arte e Ideas

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Compañía Onírico hace poesía teatral con la obra Errantes

La obra dirigida y protagonizada por Gilberto González Guerra sublima, con un destacado trabajo histriónico y de montaje, una experiencia personal sobre la muerte y la resignificación del duelo.

Tercera llamada, se abre el telón en el escenario del Teatro de la Danza Guillermina Bravo. Pese a la gran amplitud de las tarimas, la puesta en escena se limita a unos seis o siete metros de largo por unos dos de ancho. Ése es el espacio que contiene los hechos de esta ensoñación, este poema visual y despliegue de sutilezas, esta sublimación creada por la Compañía Onírico Danza-Teatro del Gesto llamada Errantes – Viaje a la memoria.

La escenografía es frugal, se limita a una serie de dúctiles cortinas de plástico que a lo largo de la obra se convertirán en instrumentos teatrales para simular las olas de un mar profundo e inquieto, la omnipresencia del viento vivo e incontenible, una manta abrigadora para un cuerpo agonizante y un lienzo sobre el que se proyectan algunas imágenes que ilustran la travesía que nuestro protagonista está a punto de emprender, su último periplo.

En un extremo de este limitadísimo escenario se observa una pequeña banca de dos plazas, sencilla, pálida, sin respaldo. Ahí está postrado nuestro personaje central, el Mago Blanco, un imaginante, un demiurgo, un creador de mundos. Está muriendo.

Yace bocarriba, con los brazos y las piernas extendidas en el aire, como si estuviera acalambrado. Después se retuerce sobre la banca y más adelante adopta una posición fetal, como si el dolor no le condonara el sosiego, como si tuviera que revolcarse, contorsionarse para tratar de mitigar su aflicción. Pero parece que finalmente logra conciliar el sueño, o tal vez no, quizás solamente está teniendo un episodio lúcido.

Entonces aparecen los errantes. Son dos, visten de saco, camisa, pantalón, zapatos y bombín negros. Son como dos cronopios o dos famas, o una combinación de estos arquetipos habitantes de la literatura de Julio Cortázar.

Los errantes fueron inventados por el mago, son habitantes de los mundos que éste ha creado, se mueven con parsimonia. Parecen algo testarudos, curiosos, sublimes e inmarcesibles. Están ahí para acompañar a su creador en esta transición. Ellos harán de esta puesta un recorrido por momentos sublimes y paisajes sacados de un sueño, donde el cuerpo y la luz comulgan para demostrar, una vez más, que en una serie de coreografías que ponderan la sutileza hay tanto poder estético como el que puede invocar una danza vehemente.

Tan personal como universal

Los errantes son encarnados por Juan Ramírez y Emmanuel Fragoso, mientras que el artista escénico y director de la compañía, Gilberto González Guerra, encarna al Mago Blanco y quien explica a este medio que la obra en cuestión es quizás su trabajo más autorreferencial, el resultado de la sublimación del duelo por la pérdida de su madre y también un homenaje para ella.

“El detonante fue el proceso vivido con mi madre por un cáncer terminal, al convertirme en el cuidador, en el hijo, el enfermero y su acompañante. Elegí transformar mi dolor y la incertidumbre sobre la muerte, cuando sabes que es inevitable, en un acto amoroso. Desde ahí empezó a gestarse la obra. Quería darle un giro a esta parte dolorosa, buscando exorcizar mis miedos, dándoles poesía, dándoles humor por momentos, para ver la muerte desde otro lugar. Empecé a crear imágenes con la experiencia sobre lo que yo veía que le iba sucediendo a su cuerpo, a su mente, la poca claridad que iba quedando en ella, tanto física como mentalmente, cómo se iba extinguiendo su ser”, comenta el renombrado creador teatral al teléfono, con voz queda, serena.

Pero el proceso de agotamiento, la alienación del cuerpo y la mente en una experiencia tan dura como ésta, agrega, es un hecho compartido. “Para quienes estamos al cuidado de alguien que se está yendo también es fuerte. Todo el mundo pregunta por la persona que está muriendo, pero también hay un proceso de desgaste en quienes acompañan esta transición. Pero el proceso me dejó muchas cosas muy poderosas. Empecé a darles orden y forma, a generar movimiento, y una vez que tenía cierta estructura narrativa, convoqué a los intérpretes y empezamos a construir este trabajo”.

Un diálogo con el público

En una puesta en escena como ésta, hay un valor agregado cuando no se busca ser condescendientes con el público al tratar de explicarlo todo, sino permitir que cada ser humano expectante pueda hacerla propia, interiorizar y dotarla de una simbología personal. A final de cuentas, el otro gran creador de mundos es aquel que se desplaza al teatro, compra un boleto y se deja cautivar por el hecho artístico.

“Ante todo, lo que buscamos es generar un lazo de comunión con el espectador, que el público construya su propia historia a partir de su memoria. La sinopsis es solamente un punto de partida del camino que nosotros tomamos como creativos, pero nos interesa que la gente dé dirección a estas metáforas”, precisa.

No sería válida una valoración de Errantes – Viaje a la memoria sin la aportación musical del productor griego Manos Milonakis y el diseño de iluminación y escenografía a cargo de Patricia Gutiérrez.

Errantes – Viaje a la memoria

  • Dirección y autoría: Gilberto González Guerra
  • Intérpretes y creativos: Juan Ramírez, Emmanuel Fragoso y Gilberto González Guerra
  • Asistente de dirección: Priscila Imaz
  • Producción general: Claudia Villarreal
  • Coordinación de producción: Pilar Campo
  • Asistente de producción: Glenda Tejeda
  • Música original: Mano Milonakis
  • Diseño de escenografía: Patricia Gutiérrez y Gilberto González Guerra
  • Realización de escenografía: Hiram Kat
  • Diseño de iluminación: Patricia Gutiérrez
  • Realización de vestuario: Estela Fagoaga – Trama & Drama

Teatro de la Danza Guillermina Bravo

  • 9, 16 y 23 de julio, 20:00 horas

Sala Miguel Covarrubias

  • 2, 3 y 4 de agosto
  • Viernes 20:00 horas, sábado 19:00 horas, domingo 18:00 horas

Teatro Raúl Flores Canelo

  • 20, 21, 22, 26, 27, 28 y 29 de septiembre
  • Jueves y viernes 20:00 horas, sábados 19:00 horas, domingos 18:00 horas

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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