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Arte e Ideas

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Cuentan sus estragos y estrategias durante la crisis editorial

Publicaciones UNAM tuvo un déficit del 80% como librería y batalló para incorporarse al e-commerce; Grupo Planeta apostó por ampliar el plazo de los créditos a las librerías; la venta directa desde las editoriales será inevitable, pero no es momento, afirma su director.

Las gran mayoría de los libros vendidos en México son físicos, no electrónicos

Las gran mayoría de los libros vendidos en México son físicos, no electrónicosDaniel Augusto @Cuartoscuro, Cuartoscuro.com

El mercado editorial en México, en particular el de interés general, que comprende libros impresos de ficción y no ficción, así como de ediciones infantiles y juveniles, ha vivido quizás la conversión más radical de su historia. Radical sobre todo por la velocidad en la que gran parte de la cadena del libro tuvo que virar al mercado en línea, en muchos casos desde cero, ante los escollos económicos y presenciales de la emergencia sanitaria.

El pretexto del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, presentamos dos voces de la cadena del libro que comparten los estragos desde su posición y las estrategias de adaptación en el año que lo cambió todo. Se trata de Socorro Venegas, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial (DGPFE) de la UNAM, y Carlos Ramírez Vilela, director general de Grupo Planeta para México, Estados Unidos y Centroamérica.

La UNAM busca mayor presencia impresa y digital

“También ha sido un escenario preocupante para la UNAM. Se pensaría que las instituciones están más protegidas en casos de crisis. Pero, así como todas las otras cadenas de librerías, apostábamos por la compra-venta presencial. Hemos tenido que adaptarnos rápido para hacer de la librería electrónica nuestro único escaparate”, declara Socorro Venegas.

Hasta este día, las cinco librerías de la DGPFE no han retomado actividades. Las operaciones han sido únicamente en línea. De ahí que la venta de títulos impresos de la UNAM haya crecido 644% y de libros electrónicos, 277%. “Son cifras que suenan grandes, pero la librería electrónica no era nuestra primera salida. Incluso tuvimos que diversificar nuestros métodos de pago en línea porque no se podía pagar con tarjeta de crédito”.

Otra medida propiciada por la pandemia, apunta, fue la inclusión de  sellos editoriales distintos en un catálogo que se reservaba para los libros de casa. “Sabíamos que una mayor oferta y diversidad atrae a mayor número de lectores. Además, nos parecía que era un momento para ser solidarios e incluyentes”, dice Venegas.

Con todo esto, a poco más de un año del cierre de sus puntos de venta, la caída en su facturación como editorial ha sido de aproximadamente 30%, mientras que como librería el déficit fue de 80%. “Nunca vamos a poder compensar la pérdida por las ventas directamente en las librerías, son cifras que se han perdido”, lamenta la coordinadora.

Actualmente, la coordinación comercializa más de 5,000 títulos, de los cuales solamente 407 están disponibles en digital. La apuesta es incrementar la producción de e-books, así como afianzar la presencia como editorial en las mesas de novedades de las grandes librerías. Asimismo, la DGPFE aceleró la inclusión de Libros UNAM en los catálogos de Apple, Google, Bookmate y Kobo. También trabaja para que sus impresos se incorporen en breve a la oferta de Amazon. “Tenemos que considerar al público inmediato al que teníamos que atender y por eso no desestimamos ninguna plataforma de comercialización”, prioriza.

Planeta amplió plazos de pago a los libreros

“Con quien hay que trabajar es con los lectores. Ahí es donde está Grupo Planeta, con una inversión dirigida a tener contenidos fuertes, de calidad, para explorar la curiosidad del lector y poder decir: caramba, nos vamos recuperando porque el contenido va definiendo esa posibilidad”, reflexiona, por su parte, Carlos Ramírez Vilela.

Indica que Grupo Planeta apostó por mecanismos de crédito a largo plazo para las pequeñas librerías e incluso las cadenas, de manera que estas, sobre todo las independientes, no dejaran de tener novedades y reabastecimiento de ejemplares y, al mismo tiempo, pudieran solventar los gastos corrientes. “Así hemos logrado mantener nuestra cartera de clientes y estos pueden ir saliendo adelante, hacer que el mercado vaya respirando poco a poco”, valora.

Al día de hoy este grupo editorial mantiene un ritmo promedio de publicación de 60 novedades mensuales con énfasis estratégico en ejemplares infantiles, juveniles y de bajo costo. En su caso, el 95% de las ventas corresponde al libro físico, mientras que el resto es por la venta tanto de e-books como de audiolibros.

Por otro lado, estima Ramírez Vilela, “la venta directa desde las editoriales será inevitable. Es un tema del que no se van a escapar. Nosotros no lo hemos hecho porque creemos que no es tiempo. No le puedes dar una estocada a las librerías en el momento más difícil y ponerte a despachar directamente. Pero creo que la incursión va a llegar para todos y no nada más en la industria editorial, pero hay que ser prudentes y hacerlo en el momento indicado”.

Si bien la caída general del sector fue del 30%, indica, el déficit de Planeta no fue tan profundo. “El sector en general tuvo esa baja porque a pesar de que Penguin Random House y nosotros lideramos este mercado nuestro peso no es tan relevante como para marcar las agujas del reloj. Lamentablemente las más afectadas fueron las pequeñas editoriales”.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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