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Cumbre Tajín: jipilandia
Inició la fiesta en Papantla con la asistencia de miles de personas que convivieron bajo la sanación, espiritualidad y espectáculos masivos.
Es la primera vez que ésta, su corresponsal, visita este evento de grandes alturas. Considere estas anotaciones meras primeras impresiones, que como toda primera impresión puede resultar equivocada pero duradera.
La Cumbre Tajín, organizada por el estado de Veracruz, se celebra cada año desde hace una década en la semana del equinoccio de primavera, recordando los rituales que la cultura totonaca celebraba para recibir el año solar.
Es posible que el lector sepa que Cumbre Tajín se dedica sobre todo a homenajear a esta cultura autóctona, la totonaca, grandes astrónomos, arquitectos y acróbatas. Especialmente preponderantes en Cumbre Tajín son a sus Voladores de Papantla, que acaban de ser nombrados Patrimonio Intangible de la Humanidad según la ONU.
Pero son otros voladores los que inundan Tajín: esta es una cumbre de la cultura neojipiteca. Adonde quiera que esta corresponsal voltea, están: en la carpa de comida tocando una versión folk de Let it Be , convenciendo a los concurrentes de poner una letrina en casa, haciendo cita para un temascal, en la zona de campamento preparándose para levantar el vuelo gracias a ciertas hierbas rituales.
Todos estos jipis tienen varios rasgos comunes: manta, greña larga, ojos claros, perfil afilado. Ser jipi no quita lo guapo, al contrario, en Cumbre Tajín se acentúa la sensualidad de los huipiles y los huaraches. Quemar copal es necesario para estar en sintonía con los demás asistentes. Y olvídese de los jipis de los 60, con morrales tejidos a mano. Prácticamente todos los jipis de Tajín traen mochilas de campismo de última tecnología.
(Se venden productos orgánicos de todo tipo, desde mezcal hasta harina de hot-cakes, todo muy caro pero dentro de esquemas como el Comercio Justo, lo que los hace, al mismo tiempo que jipitecas, económicamente interesantes. Esta corresponsal promete averiguar más al respecto.)
Cumbre Tajín, queda claro, es un espacio para eso que llaman la sanación espiritual (¿Qué otra cosa explicaría que el acto inaugural fuera celebrado por un delgadísimo y saludable Fidel Herrera? Al gobernador le sientan bien las aspiraciones presidenciales). Y como el orden cósmico es perfecto, resulta adecuadísimo que Salomón Bazbaz, director de la Cumbre, sea idéntico a Bob Dylan.
Pero no crea que sólo de jipis vive Tajín. Yuri se presentó con gran éxito en el marco de la Cumbre, donde recibió la Medalla Veracruz por su desempeño y trayectoria artística.
Surge la duda: ¿cuál es la verdadera naturaleza de esta gran fiesta? ¿Es un evento político, farandulero, espiritual, o todas las anteriores? El día inaugural de Cumbre Tajín deja intrigada a esta corresponsal.