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Arte e Ideas

Lectura 7:00 min

Damien Hirst trae a México lo mejor y más provocador de su obra

Varias piezas de la serie “Natural history”, así como los gabinetes de medicinas, los cuadros de insectos y el cráneo de diamantes, esperan por el público mexicano en el Museo Jumex a partir del 23 de marzo.

Fue una presentación atípica, más bien críptica. La primera exposición institucional en solitario del artista británico Damien Hirst en México, “Vivir para siempre (por un momento)”, que este sábado abre al público en el Museo Jumex, se perfiló desde principios de año como una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes.

La prensa especializada se apersonó la mañana de este jueves en la terraza del recinto de Polanco con una duda: ¿está el artista en la Ciudad de México? En caso de que así fuera, ¿encabezaría él mismo el recorrido para medios? La respuesta del personal de comunicación del museo fue tajante: no, la presentación de la muestra recayó en la reconocida curadora Anne Gallagher, quien en 2012 se encargó de la gran retrospectiva dedicada a Hirst por la Tate Modern.

Gallagher fue breve en su presentación, le tomó menos de 10 minutos. Se ciñó al texto de presentación de la muestra y no hubo oportunidad para una sesión de preguntas y respuestas. Una vez que terminó su lectura, invitó a los presentes a adentrarse en las tres salas de exhibición que fueron ocupadas por 57 obras realizadas por el artista entre 1986 y 2019.

“El propósito de esta exposición no sólo es mostrar sus trabajos icónicos, como ‘Mother and child (divided)’ o ‘For the love of god’, sino que se trata de invitar al público a descubrir la evolución de una carrera de más de 30 años y experimentar su amplitud y complejidad. El título de la exhibición –“Vivir para siempre (por un momento)”– pretende mostrar cómo el trabajo de Hirst indaga sobre el sentido de la mortalidad (…) ¿cuál es la motivación del artista si no es intentar triunfar frente a la muerte? Y para Hirst esto no sólo es una motivación, sino que es el tema rector de su trabajo”, explicó Gallagher.

Formaldehído, paracetamol y diamantes

¿Cómo lidiamos con la idea de la muerte? ¿Qué objetos pueden ayudarnos a dimensionar el dilema que libramos a diario sobre la trascendencia?

A lo largo de tres décadas, Hirst, quien en los 90 fuera llamado el “chico malo” del renacimiento del arte contemporáneo en el Reino Unido, ha planteado el tema desde distintas perspectivas. Por ejemplo, a finales de los 80, comenzó a trabajar en la serie de gabinetes de medicinas, reproducciones de los anaqueles de las farmacias que contienen cajas y frascos de medicamentos varios, entre ellos, aspirinas, paracetamol y antidepresivos, o los anaqueles de instrumentos quirúrgicos, con los que se plantea la lucha desde la ciencia para combatir los padecimientos, como una especie de voluntad sintética para retrasar el deterioro físico.

Pero, sin duda, las piezas más desconcertantes, magnéticas, provocadoras, son las que integran la serie “Natural history”, desarrollada durante los años noventa y la primera década de este siglo, con estanques de formaldehído dentro de los cuales Hirst suspende animales varios. De esta serie, para la exposición, el artista trasladó obras tan emblemáticas como polémicas, entre ellas “Death denied” (Muerte negada, 2008), con un tiburón tigre; “Black sheep (twice)” (Oveja negra, dos veces, 2007) y “Away from the Flock” (Lejos del rebaño, 1994), con un cordero.

También exhibe la impactante pieza “Mother and child (Divided)” (Madre e hijo, divididos, 1993), en la que el artista depositó una vaca y una ternera diseccionadas por la mitad y sostenidas por un acrílico adherido al cristal. De esta serie, también se exhiben estanques con una paloma, cuatro especímenes de tiburón toro, tres patos y decenas de pescados.

Esta serie, explica el texto curatorial, “enfrenta al público tanto con la fascinación como con el horror (…) Hirst ha hablado de la atracción por el terror que ejercen estas obras, en particular los tiburones, que explotan el miedo a ser devorado vivo que, en parte, está instigado por las representaciones mediáticas y ficticias de la naturaleza real del depredador”.

Y es que la idea de depredación es una constante de la exposición. Observar los animales suspendidos dentro de las vitrinas, contrastando con otras piezas de alto valor, como el panel “Judgement day” (Día del juicio, 2009), un gran gabinete de acero inoxidable chapado en oro que contiene piezas de níquel y zirconia cúbica, para la que hay una rigurosa vigilancia, provoca cuestionamientos sobre la depredación del ser humano sobre los objetos minerales, las especies animales y el lujo como un estatus.

Para estas obras con piezas consideradas de lujo, como la mencionada arriba, el visitante deberá mantener un metro de distancia y, en caso de rebasarla, de inmediato se dispara una alarma que alerta al personal de vigilancia, que, amablemente, invitará de inmediato a dar un paso atrás.

Asimismo, sorprenden los gabinetes repletos de insectos o las composiciones, como crisoles, construidos con diversas especies de mariposas, cuyos colores hacen las veces del fulgor de los vitrales que decoran las iglesias y catedrales. Y éstos se contrastan con los gabinetes de medicamentos e instrumental médico. Se pretende poner en tensión la dualidad entre los símbolos de la fe y los de la ciencia.

Finalmente, en la planta baja del Museo Jumex, aguarda la pieza cumbre del artista, “For the love of God” (Por el amor de Dios, 2007), la famosa reproducción en platino de un cráneo humano totalmente cubierto con incrustaciones de diamantes, 8,601 en total, que en 2008 se vendió por unos 100 millones de dólares.

En resumen, se trata de una muestra abundante en dicotomías, como el placer inmediato, la repulsión y la belleza contenidas en un mismo objeto, así como el valor material contrastado con los valores espirituales.

El artista en el elevador

La serie “Natural history” provoca pensar si la exposición de Hirst pueda causar reacciones adversas de parte de algunos sectores de la sociedad. Por ello, se le preguntó a Kit Hammonds, curador en jefe del Museo Jumex, si se estableció algún protocolo de reacción en caso de algún altercado. Éste respondió:

“Damien es un artista muy conocido, entonces, planeamos la exposición para acoger al público. Por eso nos parece que es más importante ofrecer la oportunidad de conocer sus mejores piezas”.

Sobre este mismo asunto, la gerente de Comunicación del recinto, Ruth Ovseyevitz, precisó que todos los especímenes que Hirst trabaja son donaciones de coleccionistas o bien de animales fallecidos que, así como sucede con los cuerpos que se donan para la investigación científica, son cedidos al artista.

Son las 12 de la tarde. El personal del museo plantea a la prensa que aún se pasea por las salas que están por cerrar y es necesario retirarse. De pronto, cuando la gran mayoría se ha retirado, en la planta baja del museo se observa a una comitiva abordar el elevador. En ese grupo va Damien Hirst.

Damien Hirst

Primera exposición en solitario en México

  • “Vivir para siempre (por un momento)”
  • Museo Jumex
  • Galerías 1, 2, 3 y Plaza
  • Del 23 de marzo al 25 de agosto
  • Entrada gratuita
  • Blvd. Miguel de Cervantes Saavedra 303, Granada

Más obra de Hirst

Como parte de la visita a México del artista británico, la Galería Hilario Galguera, la cual lo representa en el país, abrirá una exposición protagonizada por su serie pictórica “Spot paintings”, integrada por pinturas de puntos en distintos patrones de colores, y “A hundred years”, una instalación que ha sido criticada por organizaciones defensoras de los animales por contener un enjambre de moscas dentro de una urna de cristal.

“New Spot Paintings and A Hundred Years”

  • Galería Hilario Galguera
  • Francisco Pimentel 3, San Rafael
  • Del 5 de abril al 12 de julio  

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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