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Desarrollan prueba rápida y económica para detectar SARS-CoV-2 a través de biosensores
El proyecto se encuentra en fase de validación ante el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre) y en pruebas de distintos tipos de lectores para determinar carga viral.
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México están por obtener una prueba para detectar el SARS-CoV-2. Esta prueba actúa a través de biosensores que detectan la presencia de hormonas, anticuerpos, RNA y otras biomoléculas que anuncian distintas enfermedades. Originalmente la idea fue pensada para el tratamiento de la diabetes, pero el desarrollo ha mostrado ser tan versátil que se usará en breve como prueba rápida para el Covid-19.
Desde el 2016, el Laboratorio Nacional de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y Terapia (Lansbiodyt) trabaja perfeccionando el método, “haber comenzado esta carrera con tanta anticipación nos permitió llegar justo a tiempo para apoyar en esta crisis”, aseguran Tatiana Fiordelisio y Mathieu Hautefeuille, líderes del proyecto.
El método es más económico porque necesitan menos reactivos y no usan kits; además, se utilizan los insumos que suele haber en cualquier laboratorio de biología, a diferencia de la prueba por PCR (Reacción en cadena de polimerasa) utilizada actualmente en México.
La doctora Fiordelisio explica el método: “Usamos sondas fluorescentes para buscar trazas del SARS-CoV-2, luego lanzamos perlas magnéticas a las que se pegan los residuos de la sonda, los cuales recuperamos de esta manera, como si empleáramos una caña de pescar. Finalmente, al medir dichos sobrantes con fluorescencia podemos establecer, con mucha especificidad, si tenemos ante nosotros la huella digital del virus”.
El proyecto busca fondearse
Han pasado cuatro meses y la prueba está casi lista, aunque aún faltan por afinar detalles para validarla y transferirla a centros médicos y hospitales lo más rápido posible.
La doctora Fiordelisio explica que la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México se comprometió en apoyar al menos una de las fases, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) también ha dicho que podría apoyar; sin embargo, el aporte de los recursos no necesariamente va al ritmo de la pandemia ni al del equipo de investigación.
Por ello, se decidió lanzar una campaña a través de Fundación UNAM, para reunir los recursos suficientes y hacer las pruebas que se requieren; además, llegado el momento, es importante hacer la automatización del proceso, que evite tener errores.
Esto sería para atender la emergencia sanitaria, pero el proyecto no acabaría aquí, en una segunda fase se busca prescindir incluso de los médicos, pues planean adaptar esto a un sensor point of care, similar a una prueba de embarazo. “Para ello se requiere de una parte comercial que permita interactuar con compañías grandes y esto llevaría al menos un medio año más”, concluyó la especialista.
¿Qué es un biosensor?
Un biosensor es un dispositivo para detectar moléculas que tienen diferente importancia biológica; entonces, se llama así porque lo que hace es censar moléculas.
¿Cómo funciona?
La prueba consiste en examinar el material genético, se miden tres genes: el E, el N (que se expresan mucho en el coronavirus) y el R. Con un hisopo en la nariz se extrae mucosa, o en la boca para colectar saliva, del paciente, luego se coloca la muestra en una solución con fenol y otros compuestos a fin de inactivar el virus, abrirlo y obligarlo a exponer su material genético (algo parecido a su huella digital). Esta propuesta a diferencia de otras pruebas permite trabajar con el virus inactivado (es decir, sin riesgo de contagio para quien manipula las muestras), tarda máximo hora y media en establecer si alguien es positivo, y costará unos 300 pesos, lo que representa una enorme diferencia respecto de los test ofrecidos hoy, que rondan en 2,000 pesos.
En contraste, las pruebas más usadas para detectar el SARS-CoV-2 son:
Las PCR. Consideradas las más sensibles y específicas (estándar de oro), pues extraen el ARN del virus, lo amplifican y examinan a detalle, pero resultan muy costosas porque necesitan infraestructura y alta tecnología.
Las serológicas. Se enfocan en la reacción inmune y anticuerpos del individuo, aunque como aún se ignora mucho del patógeno, con frecuencia arrojan falsos positivos, es decir, su margen de error es amplio.