Buscar
Arte e Ideas

Lectura 6:00 min

Descenso de fumadores jóvenes en Estados Unidos, ahora son menos del 1%

Regular y desincentivar el uso de productos, eliminar el uso del cigarrillo es “un trabajo colectivo, con ciencia, con políticas, con educación, tratar de reducir lo más que se pueda el uso de cigarrillo tradicional. De lo que se trata aquí es buscar maneras de llegar al objetivo inicial y en el que todos nos podemos poner de acuerdo que es reducir el consumo de tabaco combustible o cigarro tradicional como un primer paso”, dijo el doctor Rafael Mesa, del Instituto de Investigación del Cáncer de la Universidad de Columbia Británica.

Foto: Especial

Foto: Especial

El doctor Rafael Mesa, del Instituto de Investigación del Cáncer de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, es especialista en epidemiología y control del tabaco, él presentó durante el octavo E-Cigarette Summit, con sede en Washington DC, la conferencia magistral: Tendencias en el uso y transiciones de cigarrillos y cigarrillos electrónicos.

El investigador, que dicho sea de paso, es mexicano, hizo una revisión sobre los patrones de uso de cigarrillos electrónicos y cigarrillos convencionales en Estados Unidos, él asegura que durante los últimos diez años el escenario ha cambiado drásticamente, con nuevos productos y con una percepción distinta del público sobre los efectos del cigarrillo, esto ha hecho que las políticas y regulaciones también evolucionen.

En adultos vemos que el tabaquismo disminuye a partir de los 18 años y llega a menos del 15% de la población, tanto para mujeres como para hombres. Bajo las proyecciones, los especialistas esperan que de ese porcentaje fumador, el 22% reduzca su consumo. El uso de cigarrillos electrónicos en adultos que ya fumaban todavía es relativamente bajo, pero ahora está aumentando, más del 5% tanto para hombres como para mujeres de acuerdo con datos de 2022. Por otro lado, el porcentaje de usuarios adultos de cigarrillos electrónicos que nunca fumó también está aumentando constantemente y el doble uso (electrónico y tradicional) está disminuyendo.

En general en los adolescentes y jóvenes se ve un progresivo decremento del uso de cigarrillos tradicionales desde el 2015, la prevalencia en adolescentes, por ejemplo, ha bajado a menos del 1% de la población para 2022, tanto para hombres como para mujeres, incluso se espera que los datos actualizados de 2023 decrezcan mínimamente o se mantengan. Sobre el uso de cigarrillos electrónicos también se percibe un descenso. En 2019 alcanzó un pico en los jóvenes de un 25% de uso, pero en 2022 bajó a 15% tanto en hombres como mujeres, incluso se espera que los datos de 2023 desciendan a 12.2% en mujeres y 8% en hombres.

En general hay una persistencia cada vez mayor del uso exclusivo de cigarrillos electrónicos en todas las edades, pero nunca al nivel del consumo de cigarrillos, destaca la disminución de la persistencia del consumo exclusivo de cigarrillos entre las personas de 18 a 24 años. También destaca que menos usuarios exclusivos de cigarrillos electrónicos pasan al consumo de cigarrillos (exclusivos o duales) en todos los grupos de edad y muy pocos cambian de cigarrillos electrónicos exclusivos a cigarrillos exclusivos en un año.

¿Qué pasaría si los patrones actuales continúan?

De acuerdo con los datos presentados por el doctor Mesa, se prevé que la prevalencia del uso de cigarrillos electrónicos aumente ligeramente y luego alcance su punto máximo, también que el uso entre los adultos mayores seguirá siendo bajo y que los cambios en los patrones de uso darían como resultado proyecciones diferentes.

En resumen, se percibe una disminución de la prevalencia del tabaquismo en Estados Unidos impulsada por rápidos descensos de fumadores en los jóvenes y adultos jóvenes, no así en adultos mayores (más de 65 años) donde la prevalencia del tabaquismo se mantiene estable e incluso aumentando entre la población de bajos ingresos. Otra lectura es que el uso de cigarrillos electrónicos en adultos está aumentando lentamente, impulsado por el aumento en el uso de adultos jóvenes y el limitado uso en adultos mayores. Aun así el uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes está disminuyendo desde su punto máximo.

La disyuntiva de reemplazar el cigarro tradicional por electrónico

En entrevista para El Economista el doctor Mesa explica que debe entenderse el contraste entre lo que está pasando con los adolescentes y jóvenes, y los adultos. En Estados Unidos el patrón es que el consumo del cigarro tradicional, es decir fumar, está bajando de manera dramática y esto coincide con el aumento del cigarro electrónico y otros productos.

Estos productos se pueden pensar y la evidencia indica que son sustitutos. “Efectivamente uno quisiera que los adolescentes no utilizaran nada, pero a la par se presentan las opciones de reemplazo con algo menos dañino para los fumadores, entonces se presenta una disyuntiva”. Dijo que el reto es analizar qué cosas podemos hacer para minimizar el uso en adolescentes y a la vez tratar de ayudar a quienes ya fuman y reducir el daño, porque como vimos las tasas de adultos fumadores son planas no hay descenso, “es un caso similar en México, los fumadores de cigarrillos no están bajando”.

Dijo que una realidad es que todos los productos alternativos, aún sin estar permitidos como en México o regulados, como el caso de 23 productos en Estados Unidos, en ambos mercados la disponibilidad de vapeadores y cigarros electrónicos es extensa. La pregunta es, ¿qué sería mejor, prohibir o regular? esos productos están llegando a los mercados, pero sin reglas claras, sin control de calidad ni regulación, no sabemos qué consume la gente, además se incentiva el mercado negro. Desde mi perspectiva sería mejor regular y desincentivar el uso de productos”.

Agrega que es importante educar a la población y hacerle saber que aunque todavía no sabemos los efectos a largo plazo de posibles impactos de los cigarros electrónicos y los productos alternativos, lo que sí sabemos de manera honesta es que la nicotina aunque adictiva, no es la causante de enfermedades, el mayor daño en este sentido es la combustión producida por encender un cigarrillo e inhalarlo la que está correlacionada con enfermedades como bronquitis crónica, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, enfermedad coronaria, accidentes cerebrovasculares, entre otras. También la dosis, es decir, entre más tiempo fumemos, más daño.

Concluye que eliminar el uso del cigarrillo es “un trabajo colectivo, con ciencia, con políticas, con educación, tratar de reducir lo más que se pueda el uso de cigarrillo tradicional. De lo que se trata aquí es buscar maneras de llegar al objetivo inicial y en el que todos nos podemos poner de acuerdo que es reducir el consumo de tabaco combustible o cigarro tradicional como un primer paso".

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete