Desde la ventana, de Carlos Pellicer, culmina exhibición en el SCM

He encontrado mucha libertad en estos términos y espero que al visitante le guste esta manera de recordar los paisajes”. 

Carlos Pellicer, artista.

“Carlos Pellicer López tiene tanta vida interior que la usa para pintar exteriores. La paradoja se explica de este modo: sus paisajes son el complemento de un artista que no deja de pensar. Cada cuadro proviene de un largo diálogo con las circunstancias que lo hicieron posible. No estamos ante espacios ficticios, sino reflexionados. El pintor transforma experiencias en colores. La naturaleza es en este caso un desafío mental; Pellicer López no retrata: interpreta”. Este fragmento del ensayo escrito por Juan Villoro es parte del catálogo ilustrado que acompaña la muestra Desde la ventana, misma que es presentada por última semana en el recinto del Seminario de Cultura Mexicana.

En este espacio, el artista Carlos Pellicer incluye pinturas de formato mediano y grande, en las que explora el paisaje, género recurrente en su trabajo pictórico y realizadas con encáustica, la técnica de su predilección.

El Economista platicó con el autor, quien explica que esta colección consta de alrededor de 30 cuadros y no es una obra reciente, sino que se ha ido juntando en los últimos 25 años, “es una selección de todo este tiempo donde el común denominador es el paisaje”.

Detalla que no se trata de un paisaje fotográfico o copiado puntualmente sino más bien un paisaje interpretado a su gusto y a su modo. “Desde que yo empecé a pintar, lo que más me ha llamado la atención es precisamente el género del paisaje. En un principio, y por fortuna, tuve muy buenos maestros, en ese momento salía yo al campo, después ya sólo y por mi cuenta, pero poco a poco fui dejando de salir y más bien me ocupé en la interpretación de los paisajes que me gustaban”.

Asegura que ahora lo que más le atrae son elementos de la composición y la armonía de los colores, “he encontrado mucha libertad en estos términos y espero que al visitante le guste esta manera de recordar los paisajes”. Agrega que ha habido una evolución natural en sus cuadros y a través de este ejercicio, ha llegado a soluciones muy abstractas, “aun en estos cuadros, siempre se pueden reconocer los elementos del paisaje, fragmentos de celajes, montañas, vegetación. Esto es lo que fundamentalmente me llama la atención y lo que espero que quede bien mostrado en esta exposición”.

El maestro Pellicer espera mandar un mensaje claro de libertad para poder encontrar en sus cuadros diversos significados y que el público también encuentre sentido en la obra de acuerdo con su experiencia. “Cuando me sugirieron el título de la muestra me pareció adecuado porque siempre que miramos cualquier cosa, lo hacemos desde la ventana que es el ojo, este que nos permite apuntar, seleccionar y disfrutar un paisaje, un punto de vista, y espero que haya quedado claro en esta muestra, que cada quien utilice su ojo”.

Asegura que por muchos años se le ha permitido “recorrer un camino gustoso y de mucho placer”, por eso está feliz de poder compartir con el público su obra y las reflexiones que de ella vengan.

La encáustica

Como adelanto a la visita, algo que puede llamar la atención del visitante es la técnica en que están pintados todos los cuadros, se trata de la encáustica, una técnica, aunque muy antigua, pues se sabe que los griegos de la época clásica la utilizaban, después de un tiempo ha tenido largos trechos en los que aparentemente se ha utilizado.

En México, el primer mural que Diego Rivera pintó a la encáustica, llamado “La creación”, está en el interior del Anfiteatro del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Pellicer explica que se trata de una técnica que utiliza la cera de abeja mezclada con una resina para aumentar la adhesividad. Esta mezcla se hace en caliente naturalmente y se le añaden los pigmentos que se consideran apropiados y con los que el autor prefiera trabajar.

Los colores que resultan son como crayolas gruesas y grandes, como veladoras de colores que se derriten en una paleta y mientras está caliente se va aplicando con pincel o espátula, yo siempre trabajo con un pincel de cerdas, y una vez que se termina una capa de pintura, se pone el cuadro en una superficie rígida, de manera horizontal, y luego se pasa una pistola de calor para cauterizarla, de ahí su nombre”.

Asegura que la técnica tiene enormes ventajas porque una vez que se enfría, ya no cambia, solamente se basa en un cambio físico de temperatura, de frío a caliente y no sufre ningún cambio químico.

Me parece muy atractivo porque por la cera tiene un acabado y un brillo muy particular, que es el que justamente da la cera. Es parecido al de la grasa de zapatos, que antes se hacía con cera de abeja también. Este lustre es muy particular en los cuadros, pero eso ya lo juzgará el visitante”.

Un espacio único

Para el autor, también es emocionante poder exhibir su trabajo desde el Seminario de Cultura Mexicana. “Desde el punto de vista arquitectónico es un lugar incomparable, es una belleza de lugar, una galería extraordinaria por las posibilidades de mostrar la obra a distancias muy convenientes, se puede ver desde muy lejos, hasta la cercanía del cuadro.

Es una maravilla estar aquí, encontrar un espacio de estas características para poner la obra en contacto con la mirada del público es un lujo”.

Concluye que para él, pintar es una necesidad íntima ineludible y no puede más que seguir pintando, “pero cuando la obra llega a establecer un diálogo con otra persona, y naturalmente uno espera que ese diálogo sea feliz, con eso ya no se puede pedir más”.

Carlos Pellicer López (Ciudad de México,1948)

Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas a finales de los años sesenta y desde entonces ha presentado su trabajo en innumerables exposiciones colectivas y en cerca de cuarenta exposiciones individuales, en recintos como el Museo de Arte Carrillo Gil, el Museo de Aguascalientes, el Museo de Arte Moderno Gómez Palacio, en Durango; el Ex Convento del Carmen, en Guadalajara; los Institutos culturales de México, en San Antonio, Texas y en España; el Centro Cultural Jardín Borda, en Cuernavaca; la Pinacoteca Diego Rivera, en Xalapa; la Galería Metropolitana, en la Ciudad de México o el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, en Zacatecas, por mencionar algunos de ellos.

En agosto de 2014 recibió el premio Juchimán de Plata 2013, en el campo de Artes y Letras que otorga la Universidad Juárez de Tabasco. Su obra se encuentra en relevantes colecciones públicas y privadas.

Desde la ventana

Disponible en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana hasta el 19 de noviembre de 2023

Av. Presidente Masaryk 526, colonia Polanco

De martes a domingo de 11:00 a 18:00 horas

La entrada es gratuita

Consulta en línea el catalógo de la colección

Video: Un recorrido con el autor

nelly.toche@eleconomista.mx