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Arte e Ideas

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Diez años

Miren, la verdad es que no me acuerdo de la fecha exacta.? Mi mamá es la que lleva mi archivo y es un desastre. Sólo me acuerdo de que era el 2007 y que estaba de vacaciones de la universidad cuando Manuel Lino, exeditor de esta sección, me llamó todo misterioso.

Miren, la verdad es que no me acuerdo de la fecha exacta.? Mi mamá es la que lleva mi archivo y es un desastre. Sólo me acuerdo de que era el 2007 y que estaba de vacaciones de la universidad cuando Manuel Lino, exeditor de esta sección, me llamó todo misterioso. Quería ofrecerme una columna y yo, como zoquete, le pregunté que cómo. Pues así, una columna para que escribas de arte o de lo que quieras . Y yo dije yes.

No fue un proceso fácil. Escribí el borrador de aquella primera entrega varias veces. Manuel me los retachaba: demasiado filosófico, demasiado informal, qué diablos es esto. Exagero, Manuel es un caballero, pero sí, como todo lo bueno, no me salió a la primera.

Aquellos primeros Garages eran de 350, 400 palabras. La columna más larga que he escrito fue de 1,100 palabras, para celebrar el nacimiento de la revista Orsai, ese hermoso experimento de Hernán Casciari y sus carnales.

Algunas veces me han preguntado por el nombre de la columna. ¿Qué tiene que ver Pablo Picasso, espíritu patronal de esta columna, con un vulgar garage? Hay un par de razoncitas. La más simple es que suena bien. La siguiente fue que googleando encontré el término en una página de súper coches donde decían que cierta máquina era un verdadero garage picasso . Me gustó la idea de que el arte pudiera encontrarse hasta en la cochera. Quería que mis lectores y yo pudiéramos ver el arte con ojos nuevos: no sólo a Picasso & Co, sino también en los pósters de películas, las artes decorativas, el diseño de un escenario, un juguete.

Y hay una tercera razón, mucho más mamila. Uno de mis poemas favoritos es Pictures of the gone world , que más que un sólo poema es todo un poemario. En una de las escenas de Pictures... , Picasso se aparece en una habitación de hotel y hace una obra de arte con un solo trazo de luz en el aire. Me pareció hermoso.

Iba a ponerle Hotel Picasso a este espacio, pero me di cuenta de que sonaba a albur. Lleguen ustedes a sus propias conclusiones.

No siempre ha sido fácil, pero siempre lo he disfrutado. Gracias a todos los que leen estas líneas cada martes (como Rarotonga: hazme tuya cada martes) y hasta se toman la molestia de escribirme para decirme que soy tonta.

Sin más, preparé como celebración una pequeña lista de las cosas que más me han gustado a mí y al jurado de Garage Picasso , un grupo de jóvenes seráficos con gusto extraordinario por los zapatos para correr. (Sí, le estoy robando el chiste a Nick Hornby. Es un homenaje, nada entienden).

Sin más:

Mejor novela: sin duda Libertad, de Jonathan Franzen. Lea todo de Franzen, sobre todo Las correcciones y la magnífica Libertad, ambas definen dos épocas de Estados Unidos: antes del 9/11 y después.

Película favorita: uy, son varias, pero de manera más o menos arbitraria elijo Petróleo sangriento, de P. T. ?Anderson, la cinta que define el nacimiento del capitalismo. Además, es del mismo año que comencé a publicar el Garage .

Película mexicana consentida: no sé por qué a los críticos nos da por poner al cine mexicano en una categoría aparte, como si fuera género hecho de otra fibra. Así nunca vamos a mejorar. En fin. Mi película mexicana favorita mexicana de estos 10 años es La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez, la historia a lo Tom Sawyer de tres adolescentes que cruzan México para llegar al norte, siempre al norte.

Una mención especial a una peliculita muy art house, muy indie, que vi en Morelia hace unos años: For those in peril, de Paul Wright, la historia de un sobreviviente. No soy muy de llorar, pero esa película algo me rompió dentro y lloré sabroso unos 10 minutos en lo que acababan los créditos. Búsquenla.

Exposición favorita: hablando de llorar: la retrospectiva de Julio Galán en San Ildefonso circa 2008. Salí tan conmovida, tan blandita por dentro, que corrí al primer café Internet no tenía computadora, soy una pobre reportera a escribir en trance una reseña que ocupó toda una página. ? Julio en su laberinto se llamó y creo que la perdí.

Gracias, neta, por estar conmigo esta década. Empecé siendo casi una adolescente y ahora soy una respetable treintona. Ojalá estemos juntos otros 10 más. Si me tienen paciencia, nos amanece.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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