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Digitalización del sector energético ayudaría a toma de decisiones con conciencia

“Si entendemos qué es lo que pagamos, tendremos más conciencia de lo que nos va a convenir más, no solamente por precio, también entrar en aspectos como el medio ambiente y nuestro entorno”,  afirma Arturo Gómez, director general de Eon Energy.

Arturo Gómez, director general de Eon Energy. Foto EE: Cortesía

Arturo Gómez, director general de Eon Energy. Foto EE: Cortesía

Hoy si queremos salir de vacaciones, podemos encontrar en línea las mejores ofertas en vuelos, en hoteles, paquetes, horarios, transporte; si queremos comer el tipo de alimento que sea, en la red encontramos diversas opciones a través de las aplicaciones; si queremos cambiar de compañía telefónica, en un solo día podemos conseguirlo, todo dependiendo de nuestras necesidades y lo que podemos pagar. Pero si se trata de energía, no tenemos opciones, tampoco plataformas donde podamos monitorear el consumo o podamos entender cómo funciona esto de tener energía en casa.  

Arturo Gómez, director general de Eon Energy, empresa dedicada a la comercialización de energía eléctrica, explica a El Economista que con el desconocimiento generalizado solo pagamos sin saber cómo funciona la llegada de energía a nuestros diversos espacios. “Hoy tenemos un consumo inconsciente, no sabemos de tarifas, ni de formas eficientes de utilizar la energía, tampoco nos preocupamos por los demás, eso también le cuesta más al Estado y por lógica a nosotros”.  

¿Qué es la digitalización de la energía?

La digitalización energética permite una mayor automatización de la red eléctrica, mayor uso del internet de las cosas, de big data, de inteligencia artificial, entre otros. Las nuevas tecnologías permiten además nuevas formas de gestión de la oferta y la demanda de electricidad mediante, por ejemplo, operación y supervisión remota, innovadores sistemas de pago, mejoras en eficiencia energética, o información en tiempo real para que los clientes puedan hacer ajustes a su consumo. 

Esto nos convierte de usuarios pasivos e inconscientes a protagonistas activos y exigentes del sistema eléctrico, aumentando la propia conciencia energética. “Se trata de mostrarle a la gente qué están consumiendo y poder comparar para tener eficiencia”, explica el especialista.

Sin embargo, en México aún no podemos decidir

Gómez explica que la actual Ley de la Industria Eléctrica abrió el mercado para compañías que consuman más de un megawatt esto en dinero serían aproximadamente más de 2 millones de pesos al mes. Este tipo de compañías hoy pueden acceder al mercado abierto y negociar precios o tipo de tecnología. Esa misma regulación también hizo que se abriera el mercado a otros suministradores, como ejemplo, la CFE es uno de ellos. Hoy existen 60 suministradores para vender a compañías, incluso para casa habitación existen tres, sin embargo en la práctica solamente se usa CFE, pues las demás han tenido problemas.  

El especialista opina: “Esperamos que en poco tiempo vengan reformas encaminadas a otorgar el poder de decidir el tipo de energía en la que queremos invertir, como empresas, pero también como personas”. Muchas empresas hoy están buscando renovables, pues además la regulación vigente se los exige; el 13.9% de su energía tiene que venir por esta vía, sin embargo, para los consumidores individuales esto no sucede.  

En México todavía no tenemos el poder de elegir, pero es una apuesta que de acuerdo con Gómez, conviene a todos, al Estado, a los consumidores y a las empresas. Por ejemplo, en verano podríamos optar por pagar luz solar y en meses con menos luz, optar por energía eléctrica. “Hay formas de cambiar la tarifa, hacerla mixta y las condiciones se eligen dependiendo del consumo”.  

Dijo que lo que debería hacer un país, es dejar que la gente decida, “de nada sirve fijar costos porque de cualquier manera alguien lo paga, hay años en los que le cuesta más al Estado y otros a las personas, se trata de compartir el riesgo y el beneficio”.  

Agrega que hacernos cargo de nuestros consumos a través del conocimiento permite además compromisos, por ejemplo, se sabe que los consumos de la mañana son más económicos que los de la tarde, una buena opción sería por ejemplo, lavar en la mañana, pero esa información no está generalizada ni accesible.  

Ventajas de las energías limpias

El también fundador de Vowat, compañía que consiste en una aplicación para digitalizar el sector energético, explica que las energías limpias no tienen la variable del combustible, fenómeno que en ocasiones lo vuelve muy caro, pues los precios fluctúan dependiendo de diversos aspectos, además de que de a poco el recurso se acabará. Para los renovables, si bien es una inversión, se mantiene el precio estable, con la cualidad de además ser más limpio.  

En México, después de la pandemia, el tema de energías renovables se estancó, los permisos y regulaciones se detuvieron, “hoy vivimos un retraso de nuevas inversiones, aun así han empezado a funcionar plantas renovables. En el último trimestre de 2022 las cosas empezaron a cambiar y este año se espera un nuevo impulso para las autorizaciones”.  

El especialista contempla que en los próximos dos o tres años lo que vamos a encontrar es una falta de vigía, porque la demanda seguirá creciendo, pero al no haber suficiente producción nueva, nos vamos a encontrar con un encarecimiento de los precios. Lo que espera es que eso cambie para que haya avances tanto con los permisos como con la inversión, que haya certeza en el país y se generen contratos que permitan fortalecer el ecosistema.  

nelly.toche@eleconomista.mx

kg

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