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Arte e Ideas

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El ADN será fundamental para la familia del futuro

Los valores fundamentales de la sociedad están cambiando y van a cambiar más, asegura el premio Nobel de Medicina 2004, Aaron Ciechanover.

Lindau, Ale. El mundo desarrollado se dirige a paso veloz hacia la medicina personalizada, lo cual, explica el premio Nobel Aaron Ciechanover, nada tiene que ver con un trato más cálido, humano y personal por parte de los médicos en la práctica clínica, sino probablemente lo contrario y seguramente la elaboración de medicamentos, tratamientos y hasta políticas públicas basadas en la información genética de cada persona.

Ciechanover, quien obtuvo el Nobel de Medicina en el 2004 por el descubrimiento del sistema de la ubicuitina -que elimina proteínas envejecidas del interior de la célula-, iba a dar la plática La revolución de la medicina personalizada: ¿vamos a curar todas las enfermedades? ¿A qué precio? , en el 64 Lindau Nobel Laureate Meetings, el encuentro al que este año acuden 36 premios Nobel, sobre todo de fisiología o medicina, pero también hay algunos invitados de otras disciplinas, con el tema del futuro de la medicina.

En el último momento, Ciechanover cambió el tema de su charla, de manera que los 600 jóvenes investigadores provenientes de 80 países escucharon los avances recientes en la investigación del sistema de la ubicuitina, pero en entrevista, el premio Nobel accedió a hablar de la que, todo parece indicar, será la medicina del futuro y de sus implicaciones éticas y sociales.

EL PRECIO DE AUMENTAR?LA VIDA ES LA ENFERMEDAD

Para Ciechanover, por curar las enfermedades infecciosas ya estamos pagando un precio. Hemos aumentado la expectativa de vida unos 30 o 35 años en los últimos 100 años, y el precio son las enfermedades: el cáncer, las enfermedades del corazón y del cerebro. Antes no se llegaba a la edad suficiente para tenerlas.

Vamos a tener éxito en combatir algunos de esos males, pero no todos, ni siquiera muchos. Creo que en última instancia llegaremos a un equilibrio, porque la carga económica de las enfermedades será insostenible, la gente vivirá tanto y tendrá tantas enfermedades que no seremos capaces de cuidarla .

La medicina personalizada, explica el científico israelí, consiste en que vamos a tratar las enfermedades en el contexto de los pacientes. Porque cada paciente es un mundo, es un mundo genético, un mundo metabólico y a pesar de lo que dirá más tarde, agrega: un mundo emocional, un mundo familiar .

Creo que el nombre de la medicina personalizada es engañoso, sí será personal, pero a nivel genético, no al nivel emocional.

La medicina se volverá muy técnica. El amor lo deberás buscar con tu esposa. Antes, cuando había poco conocimiento, el médico era como un padre que te confortaba; conforme evoluciona la medicina se vuelve más técnica, hay pocos médicos, mucha presión, las enfermedades son complicadas, así que la medicina, como profesión, se volvió muy fría.

No sé si pueda haber un regreso desde ahí, me gustaría que lo hubiera, pero mi esposa es médica clínica y veo cuánta presión hay, la falta de tiempo, las familias que sufren, los bajos salarios (...) Es una pena que una profesión que es tan humana y trata con la gente no muestre una actitud humanística. Pero es un reflejo de la sociedad, de la violencia, de las aglomeraciones...

La pregunta es qué quieres, porque la gente quiere todo, quieres un buen médico o un amante, un médico que también sea tu amante. Yo prefiero un buen médico. Vivimos en un mundo profesionalizado, prefiero rodearme de profesionales .

CARAS VEMOS Y GENES ¿DEBERÍAMOS CONOCER?

Para el científico, el conocimiento del ADN a nivel personal tendrá implicaciones culturales mucho más allá de la medicina personalizada.

Incluso el amor va a cambiar. Actualmente nos casamos de maneras muy selectivas, creemos que nos casamos sólo por amor, pero también lo hacemos por el color, por la apariencia, por inteligencia, por religión, por estatus socioeconómico, somos muy selectivos. La gente con problemas físicos tiene muchas dificultades para casarse y normalmente se casan con otra persona con un problema similar; los ciegos se casan, típicamente, entre ellos.

La ceguera o la cojera se perciben a simple vista, pero ¿por qué no dar un paso más y pedir ‘Cuéntame un poco de tu ADN’? Porque si ella tiene una enfermedad y en 10 años se va a volver loca o yo me voy a deprimir, ¿por qué habríamos de casarnos? Qué diferencia hay entre enloquecer o no tener una pierna. Yo, de hecho, preferiría no tener una pierna a tener una esposa loca. ¿Por qué no? ¿Cuál es la diferencia? ¿Es sólo un test?

Así que los valores van a cambiar. Ahora está el ultrasonido y si el feto no tiene cerebro ni piernas decidimos que no queremos tenerlo (...) No en la Iglesia católica o en el judaísmo, pero hay quienes lo hacen. Vamos a poder escoger entre muchos embriones, creo que eventualmente el sexo se separará de la reproducción. Va a ser sólo por el placer y los hijos serán seleccionados.

Claro que da un poco de miedo y no es simple, porque te regresa un poco a las ideas del nazismo y el racismo, pero hacia allá nos estamos moviendo, no es simple .

RICOS Y POBRES, ¿COMPARTIENDO?

Al saber que vengo de México, país que visita con frecuencia, Ciechanover primero me corrige haber pronunciado Mécsico por Méjico y luego está de acuerdo en que las metas de la medicina personalizada nos quedan aún muy lejanas.

Los avances científicos no son equitativos. Y lo que se aplica a México se aplica a muchos otros países y en mayor medida, por ejemplo, a los africanos.

A lo mejor suena muy inocente de mi parte, pero creo que los ricos compartirán con los pobres, no el dinero, sino el conocimiento, aunque pareciera que nos movemos en sentido contrario; con el fundamentalismo islámico o mira lo que pasa en Israel, apenas ayer dos niños fueron simplemente asesinados por los palestinos (...), hay demasiadas brechas entre las civilizaciones .

Como enseñanza a los jóvenes investigadores, Ciechanover dice: Les diría que sean apasionados y que contribuyan al mundo. Mi padre me dijo que no se me permitía caminar 80 años por el mundo e irme sin dejar algo de mí. Como maestro, médico, científico, lo que sea, hay que hacer por los demás .

manuel.lino@eleconomista.mx

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