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"El Eco": cine que disuelve los límites de realidad y ficción

Con un paso exitoso por la Berlinale y siete nominaciones a los premios Ariel, la nueva cinta de Tatiana Huezo, un trabajo preciosista y de poderosa sonoridad, es “una de las películas más puras y complejas que he realizado en mi vida”, declara la cineasta.

¿Qué vas a ser cuando seas grande? Eso se preguntan las niñas y los niños que viven en El Eco, una pequeña población al norte del estado de Puebla donde el tiempo cronológico y también el tiempo climatológico parecen especialmente caprichosos.

Éste es el lugar donde transcurre una historia polifónica, un año en la vida de tres familias que parece que habitan aquel lugar donde no se sabe si termina por empezar la vida o es, definitivamente, el sitio exacto donde inicia el final de los tiempos.

Así es como lo definen la propia directora del filme documental “El Eco”, la multipremiada Tatiana Huezo, y su equipo, cuya cinta se estrena en cines nacionales el próximo 29 de agosto, con un preámbulo más que deseable: ganadora de los premios a Mejor Directora y Mejor Documental en la Berlinale y nominada a siete premios Ariel, entre ellos, Mejor película, Mejor documental y Mejor Dirección.

Mucho pasa antes, durante, después y detrás de las conversaciones entre estas familias donde parecen aferrarse los desiguales roles de género, donde las mujeres mayores, las madres, a veces se resignan a sus condenas y otras quieren romper esa áspera membrana que las asedia en la cocina, a recoger los platos de la mesa, a trabajo en la granja, a la crianza, a tener más hijos.

¿Por qué te casaste muy joven? Pregunta una de ellas a su madre. Y la conversación parece casual pero también parece inducida por la documentalista. Está claro que a la cineasta, detrás de la cámara, le interesa que le pregunten eso a su madre, que las niñas se cuestionen a lo que aspiran cuando salgan de la secundaria, si desean hacerse de una profesión o irse a buscar dinero fuera de El eco, donde hay tanto trabajo que hacer pero ninguna remuneración.

En "El Eco", los ecos generacionales son el principal argumento, donde parece que no pasa nada, pero impactan las ondas sonoras del trabajo, la remuneración, la realización personal, la maduración, a través de la oralidad como el principal eje de comunicación, transmisión de conocimientos y el diálogo intergeneracional.

“Una de las películas más puras”

En conferencia, la realizadora Tatiana Huezo declara: “la línea entre realidad y ficción siempre me ha incomodado. Para mí, las películas tienen un mismo objetivo, que es poder sumergirte en un viaje, sentir, caminar cerca de los personajes”.

“El Eco”, añade, “es una de las películas más puras y complejas que he realizado en mi camino, porque el reto fue intentar ser capaces de atrapar pedazos de vida, con fuerza, con pureza, con toda esa energía que hay en la infancia, y poner eso en una película. Quería que la cinta estuviera contada como una ficción. Y eso quiere decir que había una puesta distinta con respecto a cómo colocamos la cámara, cómo grabamos cada situación”.

Los acuerdos son la esencia

Efectivamente, a la directora le interesaba poner en la cámara temas específicos, como la aspiración de las jóvenes, y la visión de los adultos, los dilemas de género, las palabras de una abuela cuya flama se va desvaneciendo.

La directora y el director de fotografía, Ernesto Pardo, coinciden en ello: se le pedía a las protagonistas que desarrollaran un tema frente a la cámara. No hubo una idea de desvanecerse como cineastas, sino una plena conciencia de que se está presente y se influye en la historia.

“Nos teníamos que concentrar mucho con Ernesto, registrar muchos planos de cada situación. Discutimos mucho sobre a quién filmar primero, qué mirada, qué sonrisa o qué reacciones son irrepetibles, porque en la ficción tú puedes repetir, puedes hacer muchos planos, y en el caso del documental eso no es viable. Hay cosas que sólo suceden una vez. A esto se suma un trabajo estético muy potente, de la imagen, el trabajo con los colores, la transformación del espacio a lo largo de un año. El paisaje es un ser vivo, es un personaje más de la película”.

Son las técnicas del cine de ficción al servicio del documental, agrega el director de fotografía. “Es una cuestión de acuerdos. No estamos filmando algo que la gente que es filmada no quiera. El documental no es necesariamente un espejo de la realidad; es sólo un cuento que bebe de la realidad pero está matizado por la cámara, el sonido, la edición, la mente del director. En ese sentido, tenemos muy claro que cualquier película, ya sea de ficción o documental, tiene esta carga de subjetividad tan profunda que marca la diferencia”.

En esta disolución de los límites, agrega Pardo, “hay un lugar enorme de oportunidad para hacer películas que sean poderosas y que sorprendan al espectador, porque les puede ofrecer algo distinto a lo que hemos visto. Es un espacio muy sabroso con el que se puede jugar, pero siempre y cuando se establezcan acuerdos previos”.


“El Eco”

  • Directora: Tatiana Huezo
  • Guion: Tatiana Huezo
  • Fotografía: Ernesto Pardo
  • Dirección de sonido: Martín de Torcy
  • Edición: Lucrecia Gutierrez (AMEE), Tatiana Huezo
  • Diseño sonoro: Lena Esquenazi
  • Música original: Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman
  • Mezcla de sonido: Jaime Baksht (CAS), Michelle Couttolenc (CAS)

Estreno: 29 de agosto

La línea entre realidad y ficción siempre me ha incomodado. Para mí, las películas tienen un mismo objetivo, que es poder sumergirte en un viaje, sentir, caminar cerca de los personajes”,

Tatiana Huezo, directora de cine.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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