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El "Jardín de la Vida" se marchita: los ecólogos mexicanos que advierten de la sexta extinción masiva

El trabajo de los ecólogos mexicanos Gerardo Ceballos y Rodolfo Dirzo, demostró que las tasas de extinción actuales son mucho más altas que las de los últimos dos millones de años, lo que nos coloca ante una situación "realmente alarmante".

Foto: Shutterstock

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Imagina un árbol majestuoso, con ramas frondosas que albergan una variedad infinita de vida. Ahora, imagina que ese árbol se poda sin control, dejando solo un tronco desnudo. Este es el escenario que nos advierte un estudio científico que acuña el nuevo término: defaunación, la ausencia descompensada de animales, por analogía con el concepto de deforestación.

Quienes encabezan este estudio son los ecólogos mexicanos Gerardo Ceballos y Rodolfo Dirzo, recién galardonados con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación por su trabajo crucial en documentar y cuantificar la magnitud de la "Sexta Gran Extinción", la pérdida masiva de biodiversidad provocada por la actividad humana.

Su trabajo demostró que las tasas de extinción actuales son mucho más altas que las de los últimos dos millones de años, lo que nos coloca ante una situación "realmente alarmante".

De unos 5,400 géneros (que comprenden 34,600 especies), llegaron a la conclusión de que 73 se habían extinguido en los últimos 500 años, la mayoría en los dos últimos siglos.

El estudio calcula que deberían haber transcurrido 18,000 años, no 500, aunque estas estimaciones siguen siendo inciertas, ya que no se conocen todas las especies y el registro fósil está incompleto.

¿La causa? Las actividades humanas, como la destrucción de hábitats para cultivos o infraestructuras, así como la sobrepesca, la caza, etcétera.

¿De que va el término defaunación?

Rodolfo Dirzo acuñó el término "defaunación" para describir la desaparición de animales en los ecosistemas, demostrando que este proceso tiene efectos en cadena que pueden llegar a ser devastadores, como la pérdida de servicios ambientales, la proliferación de enfermedades y el aumento del riesgo de pandemias.

“Todo el mundo se hace una imagen visual cuando decimos deforestación. Entendemos que está viendo un problema, un impacto que lleva a la erosión de los ecosistemas desde el punto de vista vegetal. Entonces, se me ocurrió que defaunación sería una forma de ilustrar que, así como hay un problema serio de deforestación en los ecosistemas del planeta, también hay un problema serio en la disminución y posible extinción de las especies de animales”, comenta Dirzo.

“Las especies no viven en un vacío ecológico”, advierte, destacando que, más allá de la desaparición de especies, debería preocuparnos la extinción de poblaciones de una especie y, sobre todo, las interacciones entre especies, que deberían ponerse en el foco de las acciones de conservación. “Imaginemos que eliminamos de una sabana de África los elefantes, las jirafas, las cebras, los búfalos, todos esos grandes vertebrados que definen el funcionamiento de la sabana –explica–.

En ausencia de esos animales, las plantas a nivel de suelo van a crecer mucho más, la compactación del suelo se va a aligerar, los frutos y semillas de los árboles van a caer sin ser comidos, y van a aglutinarse en lugar de dispersarse como favorecerían los animales al comérselas y transportarlas a otros sitios”.

Perros de las praderas, de plaga a actor fundamentar de ecosistemas

Por su parte, Gerardo Ceballos lo ejemplifica con el caso de los perros de las praderas, que se les buscó exterminar en la década de los 90 ya que eran considerados una plaga, pero que más tarde se demostró que son fundamentales para el ecosistema de pastizales del suroeste de Estados Unidos y norte de México.

Gracias a este trabajo, publicado en 1999 en la revista Journal of Arid Environments, Ceballos y su equipo logró determinar que no solamente no son una especie plaga, sino que son fundamentales para mantener su ecosistema, que son los pastizales del suroeste de Estados Unidos y del norte de México. 

“Encontramos que los perros de las praderas son fundamentales para mantener los servicios ecosistémicos: si se pierden, afecta a muchas otras especies que dependen de ello, es la extinción en cascada”, explica.

Al desaparecer estos roedores, se pierde la fertilidad del suelo, aumenta su erosión y se pierden las plantas que son forraje para el ganado porque aumenta el matorral. “Su impacto en los servicios ambientales es gigantesco”, advierte.

Por todo ello, para Ceballos la crisis de la biodiversidad que vivimos es de una magnitud similar a la del cambio climático: “Tenemos que vincular el problema de la extinción de especies con el problema del cambio climático y entender que es una amenaza para el futuro de la humanidad”.

¿Qué podemos hacer para evitar la sexta extinción masiva?

Ceballos alertó que la ventana de oportunidad para que los humanos actúen "se está cerrando rápidamente".

La prioridad es detener la destrucción de los hábitats naturales y restaurar los que se han perdido, dijo.

"Pero aún estamos a tiempo de salvar muchos géneros", afirmó. "Hay 5,400 géneros, podemos salvar muchos de ellos si actuamos ahora".

Los principales hallazgos del estudio:

  • Las tasas de extinción actuales son 100 a 1000 veces más altas de lo normal.
  • La pérdida de biodiversidad está afectando a todos los tipos de organismos en el planeta.
  • La defaunación, la disminución de la fauna, es un problema tan grave como la deforestación.
  • La pérdida de grandes animales tiene consecuencias profundas para la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas.
  • La pérdida de biodiversidad y el cambio climático son dos crisis interrelacionadas que se potencian mutuamente.

Con información de AFP

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