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Arte e Ideas

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El Marqués, Querétaro, una mina de viñedos e historia

Querétaro es el segundo destino turístico en México sin playa enfocado en el enoturismo y el turismo de romance; en el último año decantó una derrama de 3,700 millones de pesos.

En el municipio de El Marqués en Querétaro se encuentran vestigios de una historia que permaneció escondida, por decir menos, cientos de años. Este tramo, cuyos orígenes devienen de la conquista religiosa que se enfrentó a la rudeza del pueblo Chichimeca y que tuvo una segunda etapa de renovación con el reparto de tierras durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, pretende tener ahora una nueva era.

Una actividad, que pareciera contra natura debido al clima semiextremo que predomina en Querétaro y parte del bajío mexicano, es ahora un pilar que comienza a levantarse a pesar de que ésta no era una tierra que estuviera dedicada a cultivar viñedos; sin embargo, hoy es uno de los destinos con más visitas enfocadas en la cata de vinos.

La joya de esta tierra dedicada al campo es el espumoso. De más de 3 millones de botellas de vino que se producen al año en Querétaro, 60% corresponde a vino espumoso que ha merecido premios nacionales e internacionales, pero en las exhaciendas, y en hectáreas de terrenos de la Asociación de Haciendas y Viñedos del Marqués también se cosechan otras uvas para tintos y blancos.

Anuncian nueva ruta del vino en Querétaro

La Región de Vinos de Querétaro, o Ruta del Arte, Queso y Vino, se constituye como el segundo producto turístico de mayor relevancia para el estado, con la recepción anual de más de 860,000 turistas hospedados en hotel y la visita de más de 930,000 personas que van directamente a los viñedos y queserías artesanales. Se estima que la actividad turística de esta ruta genera poco más de 3,700 millones de pesos al año, en 11 de los 18 municipios del estado, según cifras oficiales de la Secretaría de Turismo de Querétaro.

A las rutas de Pueblos Mágicos Peña de Bernal, Cadereyta, Tequisquiapan y Amealco se suma una nueva serie de experiencias en el municipio de El Marqués con la restauración de sus haciendas y el acondicionamiento de hoteles-viñedos que acogen por excelencia el turismo de romance en México.

“Estamos muy preocupados por brindar a la gente una experiencia única, personalizada, en nuestras vendimias no sobrevendemos los eventos, por ejemplo, son 600 boletos vendidos y son 600 las personas que entran a las catas, además de que entre los socios de Haciendas y Viñedos del Marqués lo que buscamos es detonar el trabajo y que la derrama económica se quede dentro del municipio de El Marqués, que la gente no se vaya de Querétaro, además de generar fuentes de trabajo y hacer capacitación de la gente que colabora con nosotros”, dice María Teresa Magaña, gerente y portavoz de la asociación.

Esta ruta que se encuentra a 25 minutos de la capital queretana se compone de lugares emblemáticos como La Misión de Chichimequillas, La Casa del Molino, Rancho Santa Marina, Vinos del Marqués, Hacienda Atongo, Ex Hacienda El Lobo, el hotel boutique María & Bernardo, Viñedos del Polo y la Hacienda Amazcala, todos con un encanto único.

Para finalizar esta temporada de 14 fiestas de vendimia (cuando se cortan las uvas), las cuales atrajeron a poco más de 50,000 personas hacia el estado, los organizadores, empresas, junto con el gobierno del estado montaron una exposición del pintor Diego Glazer y conciertos en el viñedo El Vegil, de Huimilpan. “Uno de los valores jóvenes de la pintura contemporánea más valiosos de Querétaro”, quien en entrevista con El Economista dijo reflejar un sentido de nostalgia y decadencia en sus pinturas que evocan el tiempo como inspiración, además de que comentó que se basa en las técnicas de Joaquín sorolla empleando varias capas de pintura de óleo para lograr un realismo tradicional.

Tramo histórico abre sus puertas

Los viajes de Maximiliano de Habsburgo a Querétaro no fueron pocos, ni menos frecuentes para ser fusilado en el Cerro de las Campanas junto con su amigo Tomás Mejía, quien fue dueño del latifundio El Lobo.

Ahora esta exhacienda abrirá sus puertas con un trabajo sinuoso de restauración en sus instalaciones después de que fuera abandonada en dos ocasiones, antes de entrar en una etapa de decadencia, esta hacienda novohispana del siglo XVII habría sido parte de una comarca de más de 36,000 hectáreas que producían diversos alimentos, incluso tuvieron su propia moneda alegórica al lobo que ahora sus actuales dueños, Carlos y Claudia Flores han retomado como insignia de un espacio que luce renovado con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Del mismo corte histórico es la Casa del Molino, hacienda del siglo XVI que formaba parte de la Hacienda de Chichimequillas, ambas construidas por la orden de los Carmelitas Descalzos, cuyas instalaciones tienen el único molino de viento en su tipo construido en Latinoamérica con aspas horizontales y que tenía como objetivo de moler y almacenar el maíz y el trigo que se producían en la zona, y servir como refugio a quienes transportaban metales por el Camino Real de la Plata.

Por la cercanía también La Misión de Chichimequillas alberga un sin fin de historias en las que destacan las fiestas que el expresidente Porfirio Díaz sostenía en dicha hacienda, ahora bajo el resguardo de Salvador Amieva, quien dio cuenta del entramado histórico de este lugar que data del siglo XVII.

Mientras que la Hacienda Amazcala, que renta sus instalaciones para eventos y tiene un pequeño viñedo que maquila la vinícola de Freixenet, también está dentro de la ruta de El Marqués y tiene la cava más emblemática de la región al estar 14 metros bajo tierra con un entramado de laberintos, además de tener en sus jardines piezas escultóricas que han viajado en barco desde Europa.

El turismo sustentable también destaca en esta nueva ruta con la producción orgánica de alimentos del rancho Santa Marina que el agrónomo Javier Pérez Rocha busca consolidar para concientizar a los visitantes sobre los procesos de crianza desde el campo hasta la mesa con la elaboración de quesos de altura de cabra, borrego y un vino libre de conservadores.

Con una experiencia más contemporánea los viñedos de Puerta del Lobo, María & Bernardo y Viñedos del Polo han hecho de esta zona una estancia única para tomar un respiro, aprender un poco de historia y también degustar de una buena copa de vino.

katia.nolasco@eleconomista.mx

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