Buscar
Arte e Ideas

Lectura 5:00 min

El diablo está en las letras chiquitas

La primera exposición del colectivo danés Superflex, en América es un juego con repercusiones legales.

Un McDonald’s, el que sea, es lo que el antropólogo francés Marc Augé llamó un no lugar. Vas a un McDo y has ido a todos los McDos del mundo: un espacio tan frío, tan hecho en serie y tan indistinguible que no califica como un lugar. Un lugar es por definición memorable, un espacio donde sucede lo que está fuera de guión.

El único modo de hacer memorable un McDonald’s es la desgracia. Inundemos un McDo: que floten las papas, las Big Macs, la estatua de Ronald McDonald. No hay nadie dentro pero todo está a medio comer o en perfectas condiciones de venta. Una catástrofe.

O un acto de arte del que son responsables los tres miembros del grupo danés Superflex. Jakob Fenger, Rasmus Nielsen y Bjørnstjerne Christiansen construyeron una réplica exacta de un McDonald’s abandonado en plena actividad y luego lo inundaron poco a poco para grabar el proceso de 21 minutos en el que el restaurante queda completamente bajo el agua.

El McDonald’s no adquiere personalidad mayor, es lo mismo de siempre: plástico, luz brillante, un lugar para entrar y salir tan rápido como sea posible. Sólo los niños quieren quedarse porque es un lugar de juguete. Pero el espacio que ocupa se transforma gracias a la nueva narrativa que propone la inundación.

Flooded McDonald’s es una de las mejores piezas de The Corrupt Show and the Speculative Machine, la nueva exposición de la Colección Jumex. Curada por Patrick Charpenel, director de la Colección, y el curador-abogado inglés Daniel McClean; es la primera vez que se expone de manera íntegra el trabajo de Superflex en todo el continente americano.

Desde antes de involucrarme con Jumex tenía el proyecto de exponer a Superflex en México , dice Charpenel, y había pensado en el espacio de Jumex porque un entorno industrial es el indicado para Superflex . Lo de Superflex no es sólo inundar restaurantes de fast food. En realidad, su trabajo es todavía más punzante y más arriesgado. A los Superflex lo que les emociona son los contratos, la propiedad intelectual, la producción industrial y el vandalismo bajo el amparo de la ley.

Por eso, uno de los curadores es un abogado, McClean, un experto en derechos de autor y crítico de arte. Y el otro, Charpenel, una futura víctima.

También les gusta la hipnosis. Como en su video La vida laboral , que es -en esencia- una sesión de hipnoterapia. Un hipnotista poco a poco va introduciendo una escena de trabajo, una jornada obrera. El que escucha tiene que ponerse en papel de uno de los trabajadores. No hay gran diferencia entre el trabajo manual y el industrial. Si uno sigue al hipnotista, supongo que la sensación será de claustrofobia, vivir el proceso que convierte a Gregorio Samsa en bicho. A Kafka le había parecido el pasatiempo más perverso.

Si conoce la galería de la Colección Jumex, sabrá que está a lado de las naves industriales de la empresa en Ecatepec. No hay mucha diferencia entre el espacio artístico y el laboral y eso es parte de la gracia del lugar, este choque de contextos.

Ya la Colección Jumex lo había hecho antes con otras exposiciones, usar el entorno suburbano y fabril de la galería en favor de uno u otro proyecto artístico, pero The Corruption Show es la que mejor entona con la fábrica. La galería es un círculo, como en una cadena de montaje, y la luz es fría, para estar siempre en alerta.

No deja de ser un espacio laberíntico. Pequeñas áreas diferenciadas muestran algunas obras como Supercopy , una reproducción fotográfica de la playera Lacoste que enfrentó a los artistas con la poderosa marca francesa. O el homenaje que hacen al artista Sol Lewitt, una pequeña fábrica que reproduce la obra de Lewitt.

En las paredes que rodean el área principal hay reproducciones de contratos firmados entre Superflex y algún incauto con ganas de hacer arte contemporáneo. Los términos de cada acuerdo: cumplir lo que se firma en el transcurso de un año.

Si la tarea a realizarse fuera legal o sencilla, no habría ningún riesgo. La gracia está en que cada contrato por hacer contiene algo ilegal o casi imposible. Fraude, falsificación, tráfico de influencias, mal uso de información privilegiada… Todos los contratos ponen al firmante entre la espada y la espada: o cumplen el contrato y se meten en problemas con las autoridades o no cumplen y se someten a un juicio por incumplimiento con Superflex.

Patrick Charpenel fue uno de los que quiso entrar en el juego. Tiene un año para utilizar su posición privilegiada como Director de la Colección Jumex y obtener un beneficio personal.

¿Qué pasaría -pregunta Superflex- si pudiéramos explorar la corrupción en un entorno público pero controlado? ¿No sería una manera científica de mejorar nuestro contrato social?

Tal vez. Pero no sólo el contrato, sino las letras pequeñas del contrato, esas conductas que todos tenemos y que repetimos sin tener conciencia deberían ser examinadas.

Superflex

  • Inauguración: sábado 21, 10 de la mañana. Habrá transporte a la galería desde el Museo Tamayo.
  • Vía Morelos 272, Santa María Tulpetlac, Ecatepec.
  • Visita previa cita: info@lacoleccionjumex.org

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete