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El diseño mexicano y sus empatías, en el Modo
Si bien el Museo del Objeto del Objeto (Modo) se ha caracterizado por hacer evocaciones del pasado a través de la revisión de su vasta colección de objetos de diseño y de anticuario, ha decidido hacer inmersión en el talento creativo mexicano contemporáneo a través de la exposición Mexicalidad, Diseño - nuevas generaciones, la cual abre al público este miércoles con un amplio abanico de objetos que dan constancia de las inquietudes y procesos creativos de los jóvenes diseñadores del país.
El recinto es ocupado por objetos con propuestas empáticas que hablan del interés por temas como: medio ambiente, desarrollo urbano consciente, inclusión de los artesanos, cuidado de la salud e implementación de herramientas en casos de desastres.
Hay objetos como la “Llanta huella”, de Alejandro Kuri, una banca pública hecha con llantas de deshecho inspirada en la microestructura ósea para dar soporte y trabajada con moldeo por compresión y calor; el emblemático rack de bicicletas creado por Ariel Rojo, hoy identificable en varios puntos de la Ciudad de México, cuya primera pieza, curiosamente, se elaboró exprofeso para el Modo; o la chamarra con la leyenda “Mexico is the shit”, de Anuar Layón y Ahmed Bautista, que en el 2017 trascendió fronteras hasta convertirse en un must de los clósets de los jóvenes capitalinos.
La muestra fue curada por un equipo encabezado por Graciela Kasep e integrado por Cynthia Gómez, Omar Cruz y Ricardo Lozano; cuenta con cinco bloques temáticos: “Diseño de ayer”, “Diseño e identidad”, “Diseño de impacto social”, “Diseño de hoy” y “Diseño y vida pública”.
“(Queríamos) que no hubiera una sola voz curatorial y un solo criterio de selección, sino que cada uno de nosotros, desde su experiencia, tuviera la posibilidad de traer a la mesa estos proyectos”, declaró Graciela Kasep.
Constelaciones de objetos
El primero de los bloques se pensó para establecer un antecedente del diseño mexicano actual a través de una pequeña revisión de la colección Modo. Hay invenciones que alguna vez fueron del todo habituales y hoy son referencias de la nostalgia, como una cabina telefónica de Telmex que ofrecía tres minutos de llamada por 20 centavos; o un par de prendas de vestir y una toalla de baño con impresos del icónico logotipo de los Juegos Olímpicos de México en 1968; así como la emblemática “Silla Acapulco”, que en la actualidad vive un nuevo auge.
“Me pareció interesante establecer un diálogo con el propio acervo. De ahí la idea de que una de las salas retome elementos de la colección del Modo (...) Nos interesaba mostrar diversos campos del diseño. Se trata de ver cómo estas generaciones, a través de su trabajo, se comprometen con la realidad. Más que hacer divisiones tajantes, lo que quisimos fue tejer constelaciones de objetos que tenían en común cada tema”, agregó Kasep.
En cada una de las salas, más que reunir un tipo de objeto, la curaduría concentró las motivaciones de cada diseño. Lo mismo es posible conocer creaciones de arraigo tradicional, pero estilizadas, como un juego de cráneos mezcaleros trabajados en cerámica por Geoide en colaboración con MKerstudio, que una pléyade de sillas, lámparas y floreros de todos los materiales y estilos, suspendidos desde el techo por un maestro alambrero.
También es posible hallar, en el apartado de “Diseño e identidad”, piezas diversas que enaltecen la identidad nacional a través de sus simbologías, como un molinillo chocolatero trabajado en cerámica por el taller artesanal Venus y Loco, o un ingenioso juego de destapadores con las figuras de luchadores mexicanos en posturas diversas. Lo mismo que se pueden conocer de primera mano prendas de diseñadores como Lydia Lavín o Armando Takeda, quienes han colaborado con diversos grupos indígenas en proyectos de beneficio mutuo.
También hay creaciones de impacto médico, como una prótesis de brazo de impresión 3D, creada en el 2013 por Corpus, una iniciativa enfocada en desarrollar soluciones potencializadoras del cuerpo humano altamente personalizables, cada una pensada en conjunto con las personas que las utilizarán, a manera de optimizar la ergonomía, utilidad y apariencia en función del usuario.
“Se trata de hacer consciente a la gente que no es diseñadora de que el diseño está en todos lados, que en cualquier lugar en el que te sientes, donde te transportes, lo que vistes, alguien lo tuvo que pensar. Que la gente empiece a reconocer y valorar las características que hacen un buen diseño es algo de lo que buscamos tanto en esta exposición como en el museo en general”, complementó Paulina Newman, directora del Modo.