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Arte e Ideas

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El éxito que tentó a la FIL Minería a mudarse de sede

Con la 43ª edición del encuentro editorial más antiguo del país en puerta, su director, Fernando Macotela, comparte las opciones que se barajaron para aliviar la desbordante convocatoria del acontecimiento librero que este año repetirá en la virtualidad. “Nos ha costado golpes, pero la feria fue encontrando el modo”, afirma.

CUARTOSCURO

En las más de dos décadas de la feria fuimos absorbiendo salones y días, hasta que llegó un momento, hace cinco o seis años, en que le redujimos un día a la fecha, porque no parábamos de crecer”. 

Fernando Macotela, director de la FIL Minería.

La Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) es víctima de su propio éxito. El emblemático inmueble de la calle de Tacuba, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, ha sido testigo de momentos memorables del encuentro anual entre las plumas y divulgadores con un público sui generis. Los pasillos, salones y patios de Minería han visto correr ríos de personas y formarse filas innumerables a la espera de presentaciones editoriales y conversatorios de literatos de convocatorias desbordantes.

En esas filas se disolvieron pleitos e improvisaron soluciones. Anécdotas hay de sobra. Las comparte con generosidad Fernando Macotela, quien tomó el timón de la feria en 1999 y quien ha visto crecer el encuentro hasta una oferta descomunal de más de 1,500 actividades a lo largo de 12 días dentro de un inmueble con pequeños pasillos que en sus fines de semana resultaban intransitables.

Esa, junto con todas las variables de una pandemia que no ha terminado, fueron razones por las que la edición 43 de la también llamada FIL Minería, a llevarse a cabo del 24 de marzo al 3 de abril, repetirá por segundo año consecutivo con una versión virtual y reducida a un aproximado de 100 actividades.

¿Por qué hacerla de nuevo en modo virtual?

Si bien ahora mismo la pandemia en México se encuentra en un franco descenso, hace tres meses el panorama por el azote de la variante ómicron no daba tregua y más atrás resultaba incierto.

“El gran problema de una feria en la pandemia es que la decisión de si se va a realizar presencial o virtual no está enteramente en nuestras manos. Estamos acostumbrados a organizarla hasta con un año y medio de anticipación, con el cartel seleccionado y las fechas dadas”, detalla el director, y reconoce que las características del inmueble, que en muchos de los espacios obliga al público a tener proximidad, fue otro factor para apostar de nueva cuenta por la virtualidad.

“Hace ya tiempo que no lo digo, pero, con bastante derecho, los literatos se han convertido en las estrellas de las ferias. Muchas veces nos dieron portazos, incluso hasta echar abajo la puerta del Salón de Actos y lastimar a personas. Nos costó golpes, pero la feria fue encontrando el modo.

“Minería se ha vuelto menos una feria de best sellers y más una de libros especializados, pero eso no quiere decir que no se vendan todo tipo de ejemplares. También debemos entender que no estamos organizando un congreso de física, sino una feria del libro que se usa para difundir y divulgar la cultura. Esa es una de las funciones normativas de la UNAM. En resumen, aquí puede entrar de todo, siempre y cuando tenga el nivel que la universidad requiere”.

¿Se ha considerado mudar de sede?

“Se intentó”, asegura Macotela. “En su momento, Gerardo Fernando Bravo (rector de la Facultad de Ingeniería de 1999 a 2007) nos solicitó cuatro o cinco escenarios a donde podíamos llevarnos la feria. Nos costó un verdadero trabajo. Uno de ellos era hacerla en tres instalaciones del Centro Histórico y otro, ponerla con carpas neumáticas en el Centro Cultural Universitario (CCU). Reunimos los cuatro o cinco escenarios y los presentamos ante la mesa directiva de la Caniem”, recuerda, pero entonces el comité se decantó por Minería con todas sus ventajas y limitantes.

En la segunda mitad de los 90, recuerda Macotela, la FILPM tuvo un apéndice en la parte baja del Museo Nacional de Arte (Munal) y en 1998 se montó una extensión en San Ildefonso. Pero ninguno de los intentos fructificó.

El Centro de Exposiciones y Congresos (CEC), en Ciudad Universitaria, también fue considerado para emigrar completamente la feria por sugerencia del rector Enrique Graue. “Le tuve que decir: ‘señor rector, en Minería tenemos 5,000 metros cuadrados y aquí (el CEC) hay 4,000. En Minería estamos perfectamente ubicados y al espacio en CU no hay cómo llegar’”. Finalmente, comparte: “aquí nos quedamos y se hace lo que se puede”.

Género, el tema estrella

“Lo primero que hice para esta feria fue hablar con la recién creada Coordinación de Igualdad de Género, porque tenía que ser la estrella de la feria. La equidad de género es un tema prioritario. También participará el Centro de Investigaciones y Estudios de Género y el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad”, comparte.

Destaca algunos de los libros a presentar como parte de este programa fortalecido. Uno de ellos es el ejemplar El género en la ley penal: crítica feminista de la ilusión punitiva, de Lucía Núñez y editado por el centro arriba citado. Asimismo, la Facultad de Artes y Diseño presentará el ejemplar Trayectoria de la mujer en la Academia de San Carlos, siglo XVIII, XIX y XX: modelo, alumna, docente y artista. 1794 – 1912, de Elizabeth Fuentes, con la asistencia del rector.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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