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El extraño caso de Benjamin Button
David Fincher construye un drama profundo con piel de telenovela. Benjamin Button es una cinta que rompe con las convenciones sociales.
El extraño caso de Benjamin Button (The Curious Case of Bejamin Button, EU-2008) me provocó sentimientos encontrados. Y es que por un lado es una historia de amor melosa y convencional, pero por otro, parece un tratado de tanatología; las mieles del romance telenovelesco se aderezan con una realidad implacable: el tiempo no se detiene, la muerte es inminente.
La cinta dirigida por David Fincher y estelarizada por Brad Pitt y Cate Blanchet, gira en torno a un sujeto llamado Benjamín Button (Pitt), que nace siendo un viejo y muere de bebé. ¿Un milagro de la naturaleza o una desgracia? Quizá, pero también puede interpretarse simplemente como una rareza ya que el destino de Benjamin no es diferente al de otro ser humano.
Cuando Benjamín nace, su madre muere, y el padre, al ver el horror que ha sobrevivido, decide llevarlo a una casa de retiro, donde Benjamin es criado por la encargada del asilo, una dulce chica de color, Queenie (Taraji P. Henson).
Es en un asilo y no en un orfanato (tenía que ser entre iguales) en donde Benjamin se desarrolla y poco a poco va aprendiendo a vivir. Hombre y mujeres singulares forman parte de la vida de Benjamin, cuya condición parece no ser relevante pues al final de cuentas, antes o después, todos irán desapareciendo.
Como buena historia de amor, Benjamin tiene una enamorada, la hermosa y apasionada Daisy (Cate Blanchet), con quien entabla relación desde que eran pequeños, bueno, más bien desde que él era un viejo y ella una niña, lo cual, en otro contexto, sería algo tremendamente sórdido, aunque mantiene algo perturbador en el fondo.
Pitt está bien, aunque entre el maquillaje y el photoshop , es difícil saber qué tanto contribuyeron sus habilidades actores al desempeño de la cinta; el caso de Blanchet pudiera ser similar, pero en su personaje, los cambios de personalidad (con y sin maquillaje) son más evidentes.
El cambio de lógica en la vida y muerte de Benjamin impregna a la historia de un halo sombrío al romper con ciertas convenciones sociales que sólo sirven para develar nuestro destino; de manera constante, un balde de agua fría nos cae en la cabeza, borrando la convencional historia de amor que funge como fachada.
Por momentos, la cinta se vuelve tediosa: Fincher se toma su tiempo para contar las aventuras de Benjamin, breves pero pesados letargos que sólo retrasan el momento crucial: el final de la vida de Benjamin. Es como si Fincher quisiera hacernos sufrir.
Así pues, no se dejen engañar, El extraño caso de Benjamin Button es un drama profundo, con piel de telenovela, a la altura de las grandes cintas de Fincher.