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El fotógrafo del primer agujero negro recibe medalla en México
El científico alemán, experto en astrofísica y radioastronomía, y cuyo nombre ostenta un asteroide, comparte con El Economista su proyecto de llevar un radiotelescopio a la Luna.
Recientemente el astrónomo Heino Falcke, uno de los principales impulsores del proyecto Telescopio Horizonte de Eventos (Event Horizon Telescope), que demostró en 2019 que los agujeros negros existen, estuvo en México. Vino a recibir la medalla Leopoldo García Colín 2023 que otorga la Universidad Autónoma Metropolitana a destacados científicos.
Durante el VIII Leopoldo García-Colín Mexican Meeting on Mathematical and Experimental Physics, tuvo la oportunidad de convivir con la comunidad académica en México, asegurando que los agujeros negros ya no son ciencia ficción, “son sólo parte de la ciencia cotidiana y seguimos buscando más respuestas”.
A propósito de su visita, en una charla con El Economista y la revista Obsidiana, Heino Falcke, platica que siempre fue un niño curioso y le gustaba hacer las preguntas difíciles, cuando él mira hacia atrás y reflexiona, asegura que muchas cosas son herencia de su abuela, quien hubiera querido ser astrónoma, pero no se le permitió. “Ella me llevó a un telescopio para que mirara a Saturno y lo vi, probablemente tenía unos diez años”, otra cosa que recuerda es haberse maravillado con la llegada del hombre a la Luna.
“Vi caminar a esos hombres sobre la Luna, fue uno de los últimos alunizajes, fue muy sorprendente y yo era un niño. Recuerdo estar pegado a la televisión y todos los adultos estaban aburridos, porque ya lo habían visto antes, pero para mí era sorprendente”. Sin duda para él estos hechos fueron una inspiración, “ver que no hay límites y que podía pensar en las grandes preguntas que siempre hacía”.
“A veces estaba acostado en la cama y me preguntaba qué tan grande es el cielo. Cosas como ¿Si existe un dios y si existe un fin para este mundo, qué hay detrás? Y si esto llega a su fin, ¿qué hay detrás?”, Falcke era un tipo curioso, quién imaginaría que años después sería el descubridor de hoyos negros.
“Entiendo que la imagen (del hoyo negro) fue tan famosa que entraremos al Museo de Arte Moderno. Sabía que era algo histórico, pero se volvió una locura, hay gente que me dijo que lloró cuando la vio, porque fue la primera imagen de un agujero negro y eso es como descubrir un nuevo mundo, algo que era ciencia ficción se volvió real y eso fue un gran paso”.
Falcke comparte que de joven le gustaba estar cerca de casa, pues también hacía trabajo comunitario, se involucraba en las labores de la iglesia y por ello quería permanecer en su comunidad; sin embargo, quería estudiar Física de partículas o Astrofísica, él quería ir a los límites del conocimiento y para ello también había que hacer astronomía.
Se dice muy afortunado, pues tuvo la suerte de estar cerca de dos buenas universidades, en Colonia y en Bonn, en su natal Alemania, donde también tenía el Instituto de Radioastronomía. “Eso me pareció fascinante porque podía utilizar un gran radiotelescopio. Incluso cuando era niño también me interesaban las máquinas grandes y, claro, conseguí una máquina realmente grande (ríe)”. Estaba en el lugar correcto.
Se considera un tipo raro, pues él leía la Biblia y a la vez Scientific American, le interesaban todos los aspectos de la vida, ciencia, religión, la vida misma. Y nada está peleado, desde su punto de vista. “¿Sabes que los jesuitas del Vaticano fueron los primeros en abrazar la astronomía y que en este momento están desarrollando nuestro calendario? Creo que la ciencia siempre ha sido parte también de la religión y de la educación religiosa. Recién en el siglo pasado hubo una gran brecha entre las dos, pero creo que en realidad tienen las mismas raíces y están fascinadas por las cuestiones profundas de la naturaleza”.
Ahora, pensando a futuro, Falcke imagina llevar un radiotelescopio a la Luna. Se trata de una idea en bajas frecuencias de radio, la idea es poder distribuir cables alrededor de la Luna y lograr un Telescopio del tamaño del satélite natural de la Tierra. Por otro lado, buscará que haya telescopios en todo el mundo, por ejemplo, en África o algunas islas del Pacífico, ya que la mayoría están en Estados Unidos, también quiere seguir divulgando lo atractivo de la ciencia, pues asegura que a dónde va siempre ha encontrado un niño que hace las preguntas profundas, como él hizo algún día y por eso “vale la pena apoyar a estos niños, estén donde estén”.
Una inspiración para México
Durante su conferencia magistral “¿Qué es una sombra? Pasado, presente y futuro de los hoyos negros”, dijo que “estamos entrando en la era de la física experimental del espacio-tiempo en la que ya no se trata sólo de algunas matemáticas, sino que realmente podemos probar modelos en todos los aspectos”. Contó la anécdota de cómo encontró un estudio de 1973 que demostraba que los agujeros negros aparecen cinco veces más grandes que su tamaño real, dato que le hizo pensar en la posibilidad real de ver este objeto. Años después, el programa impulsado por él logró la fotografía del agujero negro ubicado en el corazón de la galaxia M87.
Para los investigadores en México, su presencia resultó una gran experiencia, trajo anécdotas y una charla amena con todos ellos. Falcke es líder de un grupo grande de astrofísicos que hizo un gran trabajo al coordinar una labor que resultó titánica. “Él está en la frontera de la ciencia y responde a preguntas que nos hemos hecho todos alguna vez sobre la estructura del universo, las galaxias y los agujeros negros”, dijo el doctor Pedro Díaz Leyva, investigador del Departamento de Física de la UAM.
Este evento se realiza cada tres años con el objetivo de presentar los avances más recientes en investigaciones sobre física y disciplinas afines con el objetivo de abrir nuevas líneas de investigación dirigidas a jóvenes científicos mexicanos y estudiantes de posgrado, pues a pesar de que es una disciplina demandante, se trata de motivarlos y que se imaginen hasta dónde pueden llegar.
Creo que la ciencia siempre ha sido parte también de la religión y de la educación religiosa. Recién en el siglo pasado hubo una gran brecha entre las dos, pero creo que en realidad tienen las mismas raíces y están fascinadas por las cuestiones profundas de la naturaleza”.
Heino Falcke, astrofísico.
Heino Falcke investiga las profundidades del cielo
Heino Falcke (Colonia, Alemania, 1966) es profesor de Física de Astropartículas y Radioastronomía en el Instituto de Matemáticas, Astronomía y Física de Partículas (IMAPP) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Radboud en Nimega (Países Bajos) y científico visitante en el Instituto Max Planck de Radioastronomía en Bonn (Alemania). Estudia agujeros negros y partículas elementales de alta energía, utilizando toda la gama de astrofísica teórica, computacional, observacional y experimental. Como orador y autor, se dedica a comunicar la ciencia al público.
Es autor del libro "Licht im Dunkeln" (Luz en la oscuridad).
En 2006, Falcke ganó el Premio de la Academia de Ciencias y Humanidades de Berlín-Brandenburgo. Ha sido acreedor del Premio Spinoza, el galardón científico más importante de Países Bajos, y desde 2014 es miembro de la Real Academia de Artes y Ciencias también de aquella nación del noroeste europeo.
La Unión Astronómica Internacional nombró al asteroide 12654 (Heinofalcke) en su honor. En su tiempo libre, Heino Falcke trabaja como pastor laico en la Iglesia Protestante de los Países Bajos.