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El futuro es comer insectos; en 20 años se desplazará a la carne de res y cerdo
Representan 85% de las especies animales, y el 70% del volumen de organismos en el planeta si al comparativo se suma el reino vegetal.
Representan 85% de las especies animales, y el 70% del volumen de organismos en el planeta si al comparativo se suma el reino vegetal. Los registros fósiles más antiguos encontrados hasta ahora, datan del periodo Devónico, es decir, hace unos 416 millones de años. Y algunas de las más de un millón de especies de este grupo de invertebrados descritas hasta ahora por la ciencia son una delicia.
Los insectos son una fuente de proteína para la dieta de la humanidad. Algunas voces, entre ellas la de John Chambers, ex CEO de Cisco, vaticinan que en 20 años serán la principal fuente de proteínas del mundo, desplazando a las carnes provenientes principalmente de res, toda vez la ganadería es una actividad que impacta negativamente al ambiente. “Son la forma más limpia y que menos compromete al medio ambiente”, dijo Chambers en el marco del ciclo de conferencias Techonomy, realizado el 2017.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) también ha señalado que “los insectos consumidos como alimento humano tienen un impacto menos negativo sobre el medio ambiente, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero, que la ganadería convencional”.
Con estas prospectivas, varias empresas han iniciado operaciones para tomar la mayor parte de un mercado que se avisora inminente, dada la crisis global ambiental y las irrenunciables necesidades alimentarias de la humanidad. Ejemplo de ello, son la compañía Aspire Food Group y la cadena suiza de supermercados Coop. La primera, asentada en Texas, cultiva grillos para el consumo humano. Por su parte, la estrategia de Coop es la creación de una línea de productos basada en insectos, en la que pueden encontrarse albóndigas y hamburguesas elaboradas a partir de gusanos.
Así, la transición a un nuevo modelo de producción ya inició. En el mundo, según apunta un estudio de Bloomberg, el mercado de insectos para consumo humano en el 2018 es de 406.5 millones de dólares. De seguir la tendencia de crecimiento, las proyecciones de los analistas indican que el mercado será de 1,393.5 millones de dólares en el 2023.
En la actualidad, el mercado asiático de insectos para consumo humano es el mayor en el mundo, seguido por el de América Latina. Para el 2013, se espera que el mercado de Europa desplace al de América Latina de la segunda posición.
Se calculan en 2,000 las especies de insectos que se comen en el mundo. Las regiones con una tradición culinaria más amplia relativa a los insectos son el Sudeste Asiático y diversos países de América Latina. De ésta región, México es el país con el mayor número de especies de insectos comestibles. Entre pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles, en el país se consumen 549 especies distintas, lo que representa la cuarta parte de las especies conocidas aptas para consumo humano.
Los insectos, son una fuente alimenticia altamente nutritiva y saludable. Poseen un alto contenido de grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales e incluso resultan ser mejor que la carne de res, puerco y pollo, precisa la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en su blog. El consumo y producción de insectos en México se concentra en los estados del sur, centro y sureste.
Derivado de estas tendencias, han surgido iniciativas para el cultivo de insectos comestibles en casa, granjas caseras de insectos. Por medio de un dispositivo, la startup Livin Farms, con sede en Hong Kong, espera que los consumidores pueden usar sus propia basura orgánica para producir hasta 500 gramos de gusanos de la harina a la semana.
Ante la inminencia y necesidad de la diversificación de fuente de proteínas mundial, los insectos serán cada vez menos un plato exótico, destinado sólo a paladares aventureros en latitudes donde su ingesta hasta ahora no es común, y más una parte común de la dieta. Diversas las investigaciones apuntan a que el rechazo de algunas personas a consumir insectos es una predisposición debida a códigos culturales. En México, es probable que en poco tiempo sea común pedir una quesadilla de gusanos de maguey, y sí, con la opción de que contenga o no queso, condición que a falta de exotismo, se decantará por lo excéntrico.