Lectura 4:00 min
El juego de Monopoly en el entretenimiento
La semana anterior hablábamos sobre Disney y la inminente afectación de distribución de contenido a otras empresas de la industria de entretenimiento como Netflix.
La semana anterior hablábamos sobre Disney y la inminente afectación de distribución de contenido a otras empresas de la industria de entretenimiento como Netflix. Este hecho confirma y reitera dos importantes tendencias en el ecosistema de las telecomunicaciones y los creadores de contenido, que se asemeja a un emocionante juego de Monopoly.
Supremacía del contenido de calidad
Aquellos creadores de buen contenido permanecerán siendo líderes con una importante ventaja competitiva en el mercado. El buen contenido, además de generar audiencias, es capaz de engancharlas, y es precisamente esto lo que eventualmente puede llegar a valer oro. Ejemplos de esto son precisamente las transmisiones de eventos en vivo, como es el caso de gran parte de la programación de ESPN, propiedad de Disney, o, recientemente, la emisión de la pelea entre Floyd Myweather Jr. y Conor McGregor, transmitida el sábado pasado, a través de Canal 5, propiedad de Televisa, que se ubicó como el programa más visto de la programación sabatina, registrando 19.89% de share, de acuerdo con cifras de Nielsen IBOPE México.
Esta tendencia de la supremacía del buen contenido no es nueva ni específica en la industria del entretenimiento, sin embargo, en una época como la actual, en la que los gustos y preferencias de las audiencias están dictando nuevos caminos ante la diversidad de plataformas y de pantallas, saber que la generación de contenido de alta calidad es crucial para el éxito debe ser un gran aliciente para las empresas.
Integración de servicios
La segunda tendencia se refiere a la alta concentración de servicios ofrecidos por empresas o marcas propiedad de un mismo conglomerado. Si bien esta tendencia también expresa con gran elocuencia la diversidad de oportunidades dentro de la industria y motiva una mayor inversión, se corre el riesgo de que una regulación laxa o vulnerable a la corrupción pueda derivar en asimetrías y un ambiente poco favorecedor para la competencia justa. Tocante a este punto, creo que la resolución final por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos, sobre la fusión entre AT&T y Time Warner valuada en 85,000 millones de dólares, sentará un importante precedente a nivel global.
Esta tendencia se ha generado en parte por la relevancia que las plataformas OTT están adquiriendo, a tal grado que las plataformas de TV de paga tradicional están empezando a integrarlos como parte de su oferta comercial. Y no sólo eso: también las redes sociales más importantes están pasando de ser administradoras de contenidos generados por sus usuarios a comenzar a retransmitir contenido audiovisual así como empezando a generar contenido propio.
Para dimensionar esta tendencia, en México las suscripciones a servicios de video bajo demanda basados en Internet alcanzaron 7.4 millones de suscripciones al finalizar el segundo trimestre del 2017, un crecimiento de 25.6% respecto al año anterior y 12 veces la cifra de tan sólo un lustro atrás, según datos de CIU.
Esta creciente base de usuarios resulta del crecimiento de la penetración de Internet entre la población así como de la preferencia por las producciones originales exclusivas.
Conforme los servicios OTT sigan adquiriendo relevancia, los generadores de contenidos tenderán a salirse de plataformas de distribución para generar las propias (como lo ha hecho Disney, Fox y HBO), y aquellas que solamente se dedicaban a distribuir empezarán a generar contenido propio. Esto último lo podemos ver en las estrategias de algunas de las empresas más grandes dentro de este mercado como Netflix, Hulu y Amazon.
Hoy, derivado de la convergencia en las telecomunicaciones, surgen nuevas oportunidades y desafíos. Las reglas del tablero cambian velozmente y los mercados se reparten. Habrá que esperar para ver cómo evoluciona esta industria.
