Lectura 3:00 min
El problema del agua en la CDMX requiere decisiones difíciles
Vivimos en un entorno donde hay una sobreexplotación inmensa del acuífero, se extrae más del doble del agua que se recarga de manera natural y esto requiere de muchas soluciones.
Aproximadamente el 78% de la población de América Latina vive en zonas urbanas y cerca del 40% de las tierras alrededor de las fuentes de agua de la región están degradadas. Por ello, millones de personas carecen de acceso a agua potable y segura. Si nuestras fuentes de agua se secan, la crisis de agua se intensificará haciendo que abrir la llave y que salga agua sea casi un milagro.
El futuro de nuestra región está interconectado con nuestra capacidad de resolver los retos de agua, por lo que, durante la cuarta cumbre de Fondos de Agua, la actividad de las grandes ciudades también estuvo presente en la agenda.
“El caso de la Ciudad de México es muy relevante”, compartió a El Economista Eduardo Vázquez, director de Agua Capital, el Fondo de Agua de la Ciudad de México, “para los que vivimos aquí es claro que el tema es crítico en muchos planos, incluso en la reflexión histórica, hemos estado ligados al tema del agua”,
Vivimos en un entorno donde hay una sobreexplotación inmensa del acuífero, se extrae más del doble del agua que se recarga de manera natural y esto requiere de muchas soluciones.
De entrada, dijo Vázquez, el sistema de aguas opera una red primaria y secundaria de 26,000 kilómetros, mucha de esta red con más de 50 años de antigüedad que queda asentado tanto en fugas como en inundaciones, “cuando el propio sistema no tiene capacidad para sacar el agua, vemos que sale y brinca por las coladeras”.
En México se requiere una mejora, aseguró el entrevistado, “para llegar a buenas prácticas se requiere de un buen esquema de gobernanza, buenas instituciones, sólidas, con atribuciones suficientes, normas adecuadas, con visión de largo plazo y con decisiones difíciles donde todos pongamos de nuestra parte”.
El tema regulatorio, dijo, es muy relevante, actualmente a nivel federal hay una discusión intensa al respecto, para poder generar una nueva Ley General de Aguas que asegure un marco regulatorio eficaz y que permita a la gente tener acceso en calidad y cantidad de agua.
Un ejemplo de buenas prácticas es el proyecto en la zona de Topilejo, donde los mecanismos de los Fondos están generando modelos de intervención. A través de distintos esquemas de medición se buscan resultados y son además plataformas de colaboración en muchos sentidos “pues abrimos espacios para que los múltiples actores se sienten a dialogar con visiones múltiples”.
Se trabaja sobre todo con la comunidad y la Secretaría de Medio Ambiente local, explicó el especialista, se trata de un proyecto de alrededor de 800 hectáreas con dos vertientes, una con esquemas de conservación, reforestación y protección de incendios, para proteger la cobertura forestal que permita la infiltración, recarga y prevención de inundaciones.
Por otro lado, se promueve la agricultura de conservación, pues, dicho sea de paso, aproximadamente 87,000 hectáreas son suelos de conservación y ocupan la mayor parte del territorio de la ciudad, no la cobertura urbana, como se pensaría. “Ese espacio es critico para la sustentabilidad a largo plazo y es por eso que estamos trabajando ahí”.