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El punk nunca murió
El curador de la muestra habla sobre la vitalidad del punk como movimiento cultural y cómo puede hallarse en los rincones más imprevisibles del arte contemporáneo.
El punk no es un catalizador, es una respuesta , dice David G. Torres, curador. La pregunta era si el movimiento punk, surgido en la convulsa década de los 70, había acelerado los cambios sociales de la época. Evolucionó más allá del rock y la moda para convertirse en una actitud, una ética, una manera de hacer las cosas.
Es una respuesta (el punk) al retorno conservador en las costumbres, al paro, al no futuro, a la crisis del movimiento hippy, a la represión sexual y, sobre todo, insisto, recoge el legado de una incomodidad que recorre el siglo XX en los situacionistas, los dadaístas y tantos movimientos que incluyen a provos o anarquistas, y que llega hasta nuestros días. Y, para el caso que nos toca, ese legado, esas huellas o rastros están presentes en los trabajos de muchos artistas contemporáneos .
La exposición se llama PUNK. Sus rastros en el arte contemporáneo. Torres la curó primero para el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y ahora llega a México, al Museo Universitario del Chopo, con vida renovada, pues incluye piezas creadas por artistas mexicanos.
México como territorio punketo
Sobre las diferencias entre la exposición en Barcelona y la de la Ciudad de México, Torres explica que nunca vio el proyecto como un sobre cerrado, definitivo, sino que más bien, para usar lenguaje musical, era un tema que se iba adaptando a diferentes tiempos, ajustándose en cada actuación.
He intentado ser más flexible a partir de una idea que creo que es poderosa: que el punk, como un episodio más en una serie de capítulos a lo largo del siglo XX que han hecho suyos la idea de radicalidad, confrontación e incomodidad, ha dejado un profundo rastro en la cultura contemporánea y en concreto en el arte contemporáneo. Y, en este sentido, México era importantísimo, no sólo por la presencia que el punk como movimiento social y musical ha tendido, sino porque creo que muchas obras de artistas mexicanos están rastreadas de la actitud punk.
Por lo demás, en la exposición en el Chopo me parece que la cuestión o la referencia a la violencia cobra un sentido diferente al que tenía en Europa, donde estaba más ligado al temor provocado por la aparición del terrorismo y las consecuentes políticas conservadoras .
Artistas mexicanos que forman parte de la exposición, desde Israel Martínez hasta Semefo, pasando por Yoshua Okón y Miguel Calderón o Dr. Lakra son para el curador creadores en los que se transparentan muchas actitudes que vienen del punk... son directamente deudores de la ética y la estética punk .
A pesar de que Torres dice no ser un historiador del punk (es importante hacer notar que la exposición no se limita al punk como pura manifestación musical, sino sobre su extensión sobre el arte: el punk es un movimiento cultural de varias capas), explica:
Lo que me interesa especialmente es la actitud que implica y es esa actitud la que rastrea la exposición. Punk por un lado es un movimiento social, ligado a la música y la moda que aparece en la segunda mitad de la década de los 70 en el contexto anglosajón y que viene precedido de otros movimientos anteriores. Pero a diferencia de ellos explota en medio de la cultura de masas que entonces está eclosionando: usando la música, la moda y la televisión el mensaje común del situacionismo, dada y punk se cuela en todas las casas y obtiene un eco que traspasa las fronteras de la música.
Un joven insatisfecho de Barcelona o México pudo ver en televisión cómo el punk explotaba y sentirse identificado con esa incomodidad. Así, que por otro lado, y es lo que la expo destaca, el punk representa una actitud, es un adjetivo que sirve para denominar una forma de entender el mundo que traspasa y va más allá del estereotipo .
El punk, ese zombi
El grafiti lo grita desde la pared: el punk no ha muerto. Dice Torres que, si bien el punk es un referente fundamental de la cultura del siglo XX, afirmar que el punk sigue vivo es llevar las cosas a una cierta frontera.
Me gusta decir que es un muerto viviente, como un zombi que sigue contagiando individuos. Greil Marcus en Rastros de carmín, un libro del que la expo es profundamente deudora, decía que el punk recoge un malestar que ronda como un rumor todo el siglo XX... pues la expo, postula que ese malestar sigue presente en el arte contemporáneo .
El curador, quien lleva más de una década investigando ideas ligadas a la radicalidad, el malestar y la crítica cultural, invita al público a no perderse dos piezas. Recomendaré una al principio del recorrido y otra al final: la reconstrucción de la vida de Sid Vicious y su novia Nancy protagonizada por niños de corta edad del grupo de artistas alemán de los años 80 Die Tödliche Doris, y la reconstrucción del asesinato de Kennedy en las calles de Dallas del grupo de activistas y artistas de los 70 T.R Uthco & Ant Farm .