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Arte e Ideas

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El reto de la educación básica privada es elevar su calidad

Se puede convertir en un alivio para el sector público, captar a más alumnos y otorgarles mayor calidad, pero necesita fortalecerse, dice Adrián Garza, cofundador de Mattilda; y asegura que México necesita emprendedores de la educación.

En México hay alrededor de 35 millones de estudiantes en educación básica, de los cuales únicamente el 10%, es decir, 3.5 millones asisten a escuelas privadas. Esto, comparado con países de Latinoamérica como Brasil, Colombia, Chile, o Argentina, es poco, pues en la región, la penetración de educación privada es significativamente más alta. De acuerdo con Naciones Unidas, un 20% de estudiantes de nivel básico acude a planteles particulares.

En cuanto a evaluación educativa, la forma más objetiva y estandarizada de medir la calidad es a través de la prueba Pisa, la cual es utilizada en diferentes países; en ella, México aparece por debajo de la media a nivel de la OCDE, y ocupa el lugar 35 de un total de 37.

Con este panorama, Adrián Garza, cofundador de Mattilda, una plataforma de financiamiento para escuelas particulares, asegura que hay una oportunidad grande para que la educación privada pueda ser una opción para atenuar las consecuencias de no tener educación de calidad para todos, luego de caer varios puntos de manera marcada a partir de la pandemia, se trata de más de 70 puntos por debajo de la media de la OCDE.

¿Cuál es el rol de la educación privada?

Desafortunadamente la educación pública en países como México no ha podido cubrir las necesidades en el tema de educación de calidad, ese sería el ideal, pero la realidad es otra, por eso la educación privada sigue siendo una opción, aun así, tampoco podemos garantizar que la educación privada sea de excelencia. La UNESCO ha destacado que en América Latina no existe una regulación eficaz de la educación privada, lo que conlleva a un alto riesgo de desigualdad y segregación, una tendencia contraria a la educación inclusiva, de calidad y equitativa que plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

No obstante, en México, el desempeño de las escuelas privadas sigue siendo en general mejor evaluado que el de las instituciones públicas. “Por temas políticos, o de presupuesto, el sector público no se da abasto, lo que pensamos es que la educación privada se puede convertir en un alivio para el sector público, podría captar a más alumnos y otorgarles mayor calidad”, señala García; ¿qué se necesita para que esta circunstancia se dé?

De acuerdo con Garza, hoy se requieren de más escuelas, de mayor calidad, y a precios más accesibles para poder darle la vuelta a este tema. “En países de economías emergentes como México la gente prefiere la educación privada, la demanda está ahí, lo que no hay es una oferta que cumpla con la calidad necesaria al 100%, la pregunta es ¿cómo hacer que esas escuelas privadas de calidad puedan ofrecer precios accesibles y que las demás escuelas puedan desarrollar modelos de educación privada con mayor calidad?”.

Asegura que ese es el reto, “se requiere de emprendedores de la educación para bajar la oferta a la base de la pirámide y no se quede en un porcentaje muy pequeño de la población”. El problema es que el sector educativo ha sido históricamente desatendido por instituciones financieras, de tal manera que esta palanca de crecimiento no existe, “lo que estamos haciendo nosotros es que ayudamos a las escuelas a financiar el crecimiento, que puedan tener más campus y con capacidad instalada, también invertir en recursos humanos. Que los dueños de las instituciones tengan acceso a capital, que incrementen su oferta y puedan ofrecer educación de calidad a costos accesibles”, dijo el especialista en financiamiento de instituciones educativas.

Dijo que la educación privada puede incrementarse hasta un 15% si se fortalece, “serían miles de alumnos que podrían recibir educación de mejor calidad”.

Eficientar a las instituciones

Por otro lado, Garza explica que el sector educativo fue de los últimos en abrirse a la tecnología e incluso se abrió a la fuerza, “cuando no tuvo de otra, debido a la pandemia en 2020”, sin embargo, podemos hablar de un parteaguas para la adopción de tecnología en un sector históricamente conservador.

Hoy, dijo, podemos englobar dos procesos que la tecnología puede optimizar. Primero la parte académica, donde se incorporan tecnologías para personalizar el currículum de cada uno de los alumnos, pues derivado de la inteligencia artificial vamos a poder personalizar los currículums, “porque está claro que los niños aprenden de maneras muy diversas, se necesita que a cada niño se le ofrezcan los conocimientos y materiales que requiere en ese momento, se trata de democratización de la educación y adaptarla”.

Y, por otro lado, la parte administrativa, para optimizar los procesos a la hora de operar el colegio y ellos se puedan enfocar en lo que realmente genera valor, que es capacitar mejor a los maestros o traer mejores programas académicos. “Hoy un operador de colegio pasa más del 60% de su tiempo en actividades que no necesariamente generan valor educativo. Que los padres puedan pagar, generar facturas, realizar pagos. Con la tecnología los colegios podrán automatizar procesos y que el foco sea la calidad académica”.

La conclusión es que hasta que no se refuerce la capacidad gubernamental para establecer estándares de calidad y fomentar la innovación en las instituciones públicas, las instituciones privadas forman parte importante del ecosistema educativo, con posibilidades de consolidar ambos aspectos a precios accesibles.

nelly.toche@eleconomista.mx

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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