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El último adiós a Carlos Fuentes
"Carlos, Carlos, Carlos" gritaron unas 200 personas cuando arribó el féretro con el cuerpo del escritor Carlos Fuentes al Palacio de Bellas Artes.
¡Carlos!, ¡Carlos!, ¡Carlos! gritaron unas 300 personas cuando arribó el féretro con el cuerpo del escritor Carlos Fuentes al Palacio de Bellas Artes para su homenaje póstumo.
La cita era al medio día, la gente llegó una hora antes y se encontró con vallas que gente del Estado Mayor Presidencial había colocado en la explanada para no dejar pasar a nadie, salvo a los invitados especiales.
Entonces comenzaron los problemas: ¡Carlos Fuentes es de todos! se escuchó en voz de quienes buscaban entrar al Palacio de Bellas Artes sin poder hacerlo.
Adentro, un evento privado con la presencia de la viuda del escritor, Silvia Lemus, el presidente Felipe Calderón, el jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, y sus respectivas esposas, así como Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, entre otras personalidades.
Fue el chelista Carlos Prieto quien entonó una zarabanda de Bach como himno para despedir al escritor, antes de los discursos oficiales y palabras de admiración a la obra de Fuentes. El momento musical fue el más emotivo, sin duda.
El féretro de Fuentes fue cubierto por la bandera de México; atrás, la clásica fotografía del intelectual sonriendo con libros a sus espaldas.
El presidente Felipe Calderón leyó un fragmento del libro En esto creo y aunque trastabilló en alguna parte de su lectura, logró recomponer sus palabras sin mayores problemas.
Pero mientras que Calderón daba su discurso en torno al legado del autor de Aura, en la explanada las personas gritaban: ¡Fuera Calderón! .
CARLOS, AMIGO,?EL PUEBLO ESTÁ CONTIGO
Afuera de todo este show luctuoso (compuesto de una multitud de reporteros, cámaras de televisión y micrófonos), la gente esperaba bajo el inclemente sol para despedir a Carlos Fuentes.
En la explanada, Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, dijo a los policías: ¡Qué dejen pasar a la gente! . Pero antes, fueron saliendo algunos asistentes al homenaje.
Atrás del perredista Porfirio Muñoz Ledo, salió el hijo de José Vasconcelos, Héctor, quien dijo: Siempre que muere un hombre extraordinario se dice que muere una época, pero en pocos casos es cierto, esta vez es cierto .
La gente seguía molesta y las voces alcanzaron tonos como: La parte más importante de la ceremonia es el pueblo .
Una hora y 15 minutos después, por fin la gente comenzó a entrar (algunos, desesperados, ya se habían ido), pero bajo la mirada de los elementos de seguridad que, como cadeneros de bar, los iban dejando pasar.
Adentro de Bellas Artes se escucharon los goyas , los vivas y aparecieron las cartulinas con leyendas como Carlos, amigo, el pueblo está contigo , coros como Carlos, hermano, nos dejas un legado , y se armó el tumulto alrededor del féretro y hubo momentos de descontrol.
El cineasta Arturo Ripstein, ante la turba de reporteros, gente y elementos de seguridad, atinó a decir: Perdimos a un gran escritor... y la muerte a veces da fama, aunque él no la necesitaba .
DESPEDIDAS
La fila de personas que se despedían de Fuentes no dejaba de fluir, algunas personas lloraban.
Vengo a despedir a mi amigo que conocí por sus libros , decían unos, otros cargaban un pequeño mural con la imagen del escritor, uno alzaba una foto y hasta hubo disfrazados que le dijeron adiós al escritor quien fue sorprendido por la muerte.
Señoras con sus hijas, adolescentes, punks y gente de todo tipo pasó frente al cuerpo del escritor; algunos lectores empedernidos, otros apenas habrán leído alguna de sus obras, unos más parecían hacer sólo turismo fúnebre o aprovechaban la oportunidad de salir en la foto . Juanito, el famoso prestanombres, fue abucheado por el pueblo .
Hasta que se fue la última persona, el féretro con el cuerpo de Carlos Fuentes fue retirado para continuar su viaje que, según palabras de su viuda, será a París.
Y al final, como dijera Felipe Calderón: Carlos Fuentes ha muerto para ser amado más .
SÍ GÜERITA, VAMOS , CARLOS FUENTES.
- Las últimas palabras del escritor fueron como un mensaje de amor a su inseparable compañera: Silvia Lemus.
- Le dije -contó ella entre sollozos-: Carlos hay que ir al hospital. Él no quería pero me volteó a ver y me contestó: Sí güerita, vamos .
- Sobre la respuesta de los mexicanos, la escritora comentó: Me emociona muchísimo tanto cariño y tanta admiración de la gente .
- Silvia Lemus adelantó que las cenizas de Carlos Fuentes descansarán en la ciudad de París, Francia, junto a sus hijos.
- Era su deseo, ahí está nuestro hijo (Carlos Fuentes Lemus, también está el nombre de Natasha Fuentes Lemus) y ahí pasamos nuestro primer año de matrimonio .
(Con información de Tania Rosas)
vgutierrez@eleconomista.mx