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Ella es Katya Echazarreta: la mexicana que conquistó el espacio, la ciencia y la portada de Vogue
No sólo es la primera mexicana joven en conquistar el espacio y una portada de Vogue, Katya Echazarreta, también ha dado grandes aportaciones a la ciencia y hace activismo y divulgación en redes sociales por la igualdad entre mujeres y hombres en el mundo de la ciencia.
Katya Echazarreta nació en Guadalajara, Jalisco, tiene 27 años y es la primera mujer latinoamericana en visitar el espacio. Con el mismo traje que usó en la misión espacial New Shepard NS-21 de Blue Origin, también conquistó la portada de una de las revistas de moda y cultura más importantes del mundo, Vogue.
Las razones por las que Katya Echazarreta protagoniza este espacio, y muchos otros en medios impresos, digitales, en televisión y radio, sobran: su trabajo y aportaciones a la ciencia, su activismo para fomentar la participación femenina en la ciencia y el alcance de la representación que ella misma encabeza.
Katya es ingeniera electrónica egresada de la Universidad de California y trabaja para la NASA como ingeniera de pruebas. También ha sido investigadora en la Universidad Rutgers y para la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas Henry Samueli de su alma máter.
La científica mexicana también ha participado como coautora en diversas publicaciones de divulgación científica y, como ella misma lo dice en la entrevista que dio para Vogue, su meta es "cambiar cómo se ve y se trata a las mujeres en la ciencia".
¿Por qué importa la visibilidad?
El hecho de que Katya Echazarreta ocupe todos estos espacios importa mucho, especialmente en países como México, donde la desigualdad de género es profunda y persistente, y se aparece en todos lados, en diferentes formas, en todos los momentos.
Particularmente en México se observan estas desigualdades, en la máxima casa de estudios nacional, la UNAM, sólo hay una mujer por cada 10 hombres en las carreras de ingeniería mécania, como la que estudió Katya.
Y las mujeres ocupan apenas el 19% de los puestos de coordinación científica al interior de la universidad.
Todavía resta un camino largo para erradicar los estereotipos de género, las creencias de lo que podemos o debemos hacer las mujeres, ciertamente no basta con poner sillas para que las ocupemos, sino crear condiciones que desde el inicio de la estructura social nos den igualdad de oportunidades.
Pero ver más mujeres en posiciones, ocupaciones y lugares que históricamente estaban guardados para los hombres, tiene un poder importante e innegable.