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Arte e Ideas

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Emiliano Zapata: murió el hombre, nació el héroe

El Caudillo del sur, a 100 años de su martirio, se ha convertido en ícono del arte mexicano y de búsqueda de justicia.

El director del Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, Salvador Rueda Smithers, explicó que el nacimiento de la figura de Zapata no fue más apreciado como lo fue luego de su muerte, pues aunque en vida el revolucionario ostentó prestigio y respeto, después de su muerte fue retomado como un actor de cambio y lucha por la libertad, que se reflejó en movimientos artísticos posteriores.

“Por el día y la hora en que me estás entrevistando, parece que lo hiciste a propósito, porque me estás entrevistando a la hora en que mataron a Zapata hace 100 años, a esta misma hora (3 de la tarde) el cuerpo de Emiliano Zapata hombre muere; pero Zapata símbolo nace”, dijo el experto, en entrevista con El Economista.

De la muerte al arte

Zapata en el arte se convierte en un ícono de la justicia, incluso a través de las representaciones artísticas se convierte en estereotipo el lema “Tierra y Libertad”, aunque no tenía que ver con Zapata, cuyo lema era: “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”. Diego Rivera sería el primero en sintetizarlo.

El historiador Rueda Smithers también refirió que en los últimos 30 años ha habido un traslado de la figura de este héroe mexicano del terreno del campo a lo urbano: “Zapata puede estar retratado en murales, tatuajes, camisetas, hasta ser ícono de luchas ecologistas, pues no siempre está relacionado a la restitución de tierras. También es retomado por los derechos de los indígenas en el caso del EZLN”, detalló el historiador.

Desde el neopop, murales, pintas callejeras y objetos diversos que se han elaborado 100 años atrás, estas piezas refuerzan en el imaginario popular una personalidad libertaria y un tanto anárquica de la figura de Emiliano Zapata Salazar, quien nació en 1879 y murió un 10 de abril de 1919, por una traición y a manos de Jesús María Guajardo.

“A partir de la muerte de Zapata se empiezan a tener los tonos heroicos para fines políticos por las elecciones de 1920. Después del levantamiento delahuertista, los exzapatistas se unirán a Álvaro Obregón, y a partir de 1922 y 1923 se desarrolla la Reforma Agraria en Morelos y se hace a Emiliano Zapata el personaje de la Revolución, gracias al cual se hace dicha reforma”, relató el historiador por la UNAM y maestro en Estudios del Arte por la Universidad Iberoamericana.

“En esos mismos años, Diego Rivera está pintando en la capilla de Chapingo alegorías de Zapata muerto. También pinta en la Secretaría de Educación Pública a Zapata entre los héroes telúricos entre los que aparecen Otilio Montaño, Carrillo Puerto y Cuauhtémoc, telúricos en el sentido de que son aquellos que conmovieron la tierra”, mencionó.

Héroe y mártir de la religiosidad de la patria

El encumbramiento del buen indio tiene su origen en buena parte por la Revolución Mexicana. “Ataviado con el traje de manta de campesino o vestido de charro, Emiliano Zapata, ha sido retratado con la idea de enfatizar el color moreno de su piel, su fisonomía, un tanto tosca, el almendrado de sus ojos, la fuerza de su mirada y la luz que de la misma emana como símbolo de dignidad, elevación, linaje y gloria”, escribió María Helena Noval en su ensayo “La figura en el espejo” en la edición del libro: Zapata en Morelos, editado por Lunwerg en el año 2009.

Esta imagen de fuerza y pureza de gracia que corresponde a la “religiosidad de la patria” inducida desde el poder, y que no correspondía propiamente a algunos de los contemporáneos y compañeros de lucha de Zapata, como lo fue Pancho Villa, quien no poseía su elegancia, sirvieron al “culto del héroe civil de enigmática figura originado en el héroe mítico y el mártir cristiano, que encontró en Zapata nutrimentos valiosísimos”, detalló Noval, quien a su vez basa sus argumentos en los análisis de Octavio Paz y teoría semiótica de Claude Lévi-Strauss.

¿Por qué Zapata?

Luego de caer en una trampa mortal, el luchador social y defensor de los derechos del campesinado inspiró homenajes entre los artistas vinculados con la Escuela Mexicana de Pintura, Escuela Mexicana de Escultura y el naciente movimiento del Muralismo. Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Oliverio Martínez, Adolfo Best Maugart, José Clemente Orozco, Federico Cantú y Juan O’Gorman reconocieron en el arte la capacidad de la acción y retrataron a su manera al caudillo.

Y a pesar de que en su tiempo Emiliano era retratado y presentado por los medios como un delincuente, él mismo “aparece idealizado en extremo por dichos artistas”. Como el fresco en uno de los muros del Palacio de Cortés en Morelos, donde Diego Rivera retrata a Zapata sujetando a su caballo blanco, con una dulzura en el rostro moreno, un atuendo de campesino impecable y mostrando fragilidad frente a la bestia.

“El lugar que ocupa en el imaginario popular y artístico adquirió un evidente carácter alegórico, debido a su carisma, al coraje demostrado, y, en un sentido muy moderno, al hecho de haber salido bien librado de la batalla contra la propia naturaleza humana, hasta llevar a un nivel muy destacable las virtudes morales puestas en entredicho en tiempos de guerra”, explicó Helena Noval en su escrito.

Lo interesante de este apropiamiento de la figura de Zapata a 100 años de su muerte “no es cuándo comenzó, sino que sigue vigente”, concluyó Salvador Rueda Smithers.

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