Emprendedores? de la cultura: tips ?para una agenda

Son números, acontecimientos, temas, condiciones históricas. Al agolparse, nos exigen el mejor de los tratamientos. Para mi labor significan un banderazo de salida, un largo camino por recorrer en estos paredones y en otro tipo de trabajos, ya sea desde estas páginas, en nuestra UAM Xochimilco con el Grecu o en las redes sociales, y con el concurso de todos los que están convencidos de que la economía cultural entra a una etapa definitiva como nodo de desarrollo.

Estos tips para una agenda de los empresarios y emprendedores culturales, se nutren en buena medida de los diferentes empeños y tareas en favor de una reforma cultural. En este conglomerado se concentran los actores fundamentales del sector y en ellos radica el porvenir. De su activismo y capacidad de cambio dependerán, al menos, los millones de empleos que el país demanda para que la capacidad creativa no cese.

Veamos la dimensión del compromiso que nos espera en por lo menos un año (no redacto en un orden jerárquico).

1. Vienen los 25 años de la caída del Muro de Berlín. Quienes por ese tiempo nacieron, necesitan hoy de un mayor protagonismo.

Con ellos hay que diseñar el siguiente cuarto de siglo, a cuya plenitud corresponderá la tercera edad de muchos de nosotros.

2. Se cumplirán 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Hacer el recuento de los beneficios y los daños de éste y otros acuerdos es vital para enfrentar lo que viene.

3. La Organización Mundial del Comercio ronda los 18 años de creación. No es posible sustraernos al diálogo si consideramos lo que se vive a partir del ingreso de China en el 2001. Nos dicen que somos el miembro con la menor productividad.

4. El Conaculta arribará a un cuarto de siglo. Y no es precisamente un vigoroso joven. Revisar su historia para intentar advertir lo que le espera no es asunto menor: vale y significa. Tanto el INAH que cumplirá 75 años, como el INBA que llega a 68: una tercera edad que parece insensible a sus males y poco interesada en resolverlos.

5. Todo indica que será hasta el primer trimestre del 2014 cuando conoceremos el Programa Especial de Cultura y Arte que mandata la Ley de Planeación en el marco del PND. Debe ser radicalmente distinto a los cuatro anteriores.

6. Van en ruta al lustro. Las reformas al Artículo 4° constitucional se ven imposibles. Hay que seguir hablando de las causas: del desacuerdo del desacuerdo.

7. Con la feria que se repartirá en el presupuesto de egresos del año por venir, los célebres etiquetados llegan a su primera década. Hacer una revisión de sus resultados, ineludible.

8. La Comisión de Cultura (ahora también de Cinematografía) de la Cámara de Diputados festeja también 25 años. Hay más saldo en contra que en favor. En el Senado (una comisión adolescente) y en la Asamblea (donde diseñan la conmemoración por sus 25 años), el corte de caja revela la deuda. ¿Qué hacer con la responsabilidad legislativa?

9. En meses, tendremos la Cuenta Satélite de la Cultura. Ojalá termine la mitología en torno de la cifra mágica de su aportación al PIB y precise los componentes del sector. Desatará fructífera controversia e impulsará nuevos estudios.

10. La caracterización de la economía cultural y de la noción de un sector cultural rebasará los 20 años. Hay que ponderar la notable aportación de todo tipo de empresas culturales, de los emprendedores y de los estudiosos.

11. A dos décadas del Fondo Pyme, aún dista de ser equitativo. El INAEM no es discutido en suficiencia. El producto crediticio recién lanzado por distintas instituciones arrojará luces y sombras del comportamiento sectorial. El seguimiento es indispensable.

12. El centenario de Octavio Paz, otro acontecimiento en la agenda del 2014. La conmemoración debe analizar de su papel en la política cultural y su valor en la economía cultural.

Y agrego en la agenda a quien arribará, llena de expectativas, a cuatro décadas, a efecto de ir hacia la plenitud de la madurez: nuestra UAM. Celebraremos 40 años de la Casa Abierta al Tiempo. Será en grande, como bien merece.

eduardo.cruz@eleconomista.mx