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En VIH, vamos por control biológico, calidad de vida y eliminar la discriminación

Aunque el Sida ya no es una sentencia de muerte, muchos pacientes aún no cuentan con su tratamiento a tiempo ni con atención integral, y prevalecen el estigma y la pérdida de derechos, señalan especialistas, y enfatizan la importancia de otorgar retrovirales para todas las personas con VIH.

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Hiv,Virus,Cells.,Scientifically,Accurate,Human,Immunodeficiency,Virus,(hiv),Close-upCopyright (c) 2021 Corona Borealis Studio/Shutterstock. No use without permission., Shutterstock

Necesitamos que la calidad de vida esté al centro de la discusión y que los clínicos que atienden a personas con VIH tengan el mismo nivel de competencias ya sea en el centro de la ciudad o un lugar alejado, y que la calidad de atención sea similar en cuestión de conocimientos y recursos”.

Andrés Costilla, director de amigos potosinos en lucha contra el Sida, A.C.

El control del VIH en términos de reducir la mortalidad ha sido un éxito, hoy la expectativa de vida es similar a la que tenían las personas antes de adquirir el virus gracias a los tratamientos, sin embargo este logro no ha sido completo.

Se calcula que a finales de 2021 en el mundo había 38.4 millones de personas que viven con VIH, más de dos tercios (25.6 millones) en la región de África, según datos de la OMS. En México, de acuerdo con el sistema de vigilancia epidemiológica, actualmente se tienen registrados 201,439 casos de VIH. En el último año, se registraron un total de 11,869 nuevos casos; siendo los estados con mayor tasa de diagnosticados Quintana Roo (40.26%), Colima (22.29%), Campeche (21.66%), Tabasco (20%) y Yucatán (19.22%).

Aunque sigue siendo una infección que por el momento no es curable, hoy no tendría que haber muertes por Sida, aseguran los especialistas, “porque ya existe en teoría el acceso universal a los tratamientos y a la supresión biológica a largo plazo”, explica  Andrés Costilla, director de Amigos Potosinos en lucha contra el Sida, A.C . Este 1 de diciembre estaremos conmemorando el Día Mundial de la Lucha contra el Sida bajo el lema ‘Igualdad Ya’, lo que significa que todos los pacientes deberían tener acceso a los retrovirales y una atención integral, además de que las personas en riesgo, puedan tener atención igual en todo el territorio con estrategias de prevención.

Sin embargo, de acuerdo con los datos del Censida, cerca de 208,000 personas viven con VIH, de las cuales 7 de cada 10 han sido diagnosticadas, 6 de cada 10 se encuentran en tratamiento antirretroviral (TAR) y 5 de cada 10 se encuentran en supresión viral. Los antirretrovirales se han convertido en la pieza clave del tratamiento de VIH, logrando disminuir la carga viral lo suficiente para ser indetectable y no transmitir el virus.

El problema es que no son los únicos factores por atender cuando hablamos de la enfermedad. “El estigma, la discriminación y  el acceso tardío a diagnósticos, siguen siendo barreras estructurales que no permiten un control de la enfermedad”, asegura Costilla.

Hoy diariamente 55 personas se infectan de VIH y de 2010 a 2020 se estima un incremento del 33% en el número de nuevas infecciones, “esto es una alarma que probablemente sigue hablando de desinformación y miedo”, dijo el doctor,  Armando Calderón, médico especialista en infectología del Centro Médico ABC.

Barreras estructurales

Hoy tenemos el reto de lograr retrovirales para todos y acceso a los avances científicos y tecnológicos, pues aunque se anuncia la atención para la mayoría de los pacientes la realidad es que no todos cuentan con su tratamiento a tiempo y los migran a otras instituciones, las barreras geográficas e ideológicas también están presentes.

Los pacientes que han alcanzado la supresión virológica no transmiten el virus a su pareja sexual y reduce el número de casos. Por eso es importante el tratamiento antirretroviral, esta no es una idea muy diseminada, pero ahora sí debe permear en la sociedad, aseguran los especialistas.

Por otra parte, Costilla señala que una barrera a superar es el exceso burocracia en los sistemas de salud; por ejemplo, cuando una persona con VIH es referenciada en un sistema de salud, su modelo de atención es pasar por el médico familiar, ser derivado a epidemiología, luego vienen exámenes y finalmente pasa al médico especialista en el segundo o tercer nivel, según sea el caso, “ese lapso pueden ser hasta cinco meses para recibir atención”.

Estos tiempos y largos procesos sin duda hacen que las personas se alejen de los sistemas de salud y se quedan en el proceso de un diagnóstico, pero para cuando regresan ya son enfermedades avanzadas.

Incluso, no sólo se trata de acceso a medicamentos sino de nuevas tecnologías, por ello Costilla aseguró que es importante que el sector público también adquiera las últimas alternativas de tratamiento y de acción prolongada que ayudan a incrementar la calidad de vida de las personas.

Las personas que reciben tratamiento antirretroviral toman una combinación de 3 o 4 medicamentos, eso puede obstaculizar su calidad de vida por las comorbilidades, pero con las alternativas de acción prolongada actuales se puede reducir a una dosis o incluso con lo más nuevo a seis inyecciones al año.  A mediano plazo esto va a repercutir en una inversión con costo beneficio de nuestros sistemas de salud. “Reducir el número de medicamentos también reduce el costo de las complicaciones crónicas asociadas a la toxicidad del medicamento o efectos adversos como colesterol, triglicéridos o elevación de glucosa”, explica Marco Banda, médico infectólogo.

Otro punto a destacar es que en México pocas personas abren su diagnóstico; no es lo mismo tener VIH en la Ciudad de México, que en otras entidades. Por ejemplo, aunque en México tenemos una ley federal para prevenir la discriminación y hay leyes estatales, no todos los estados tienen institutos que se encarguen del cuidado de los pacientes, “una cuestión fundamental que afecta a personas que viven con esta condición, es la pérdida de sus derechos laborales, por ejemplo, y no hay quien los defienda. Pareciera que tener VIH quita las capacidades cognitivas o las destrezas, una persona con VIH puede desarrollarse como cualquier otra, sin embargo detrás de ello está el estigma y la discriminación”, señala Costilla.

Él asegura que la calidad de vida debe estar al centro de la discusión y como medida de éxito. Por ejemplo, aún con tratamiento, una persona con un cuadro depresivo no va a superar la enfermedad y no tendrá calidad de vida, ni se adherirá a su medicamento,  la atención integral es más que medicamento. El problema es que las instituciones de salud pública atienden exclusivamente la parte médica. ONUSIDA ha propuesto no sólo tratar a los pacientes con medicamentos, hoy la calidad de vida también es una métrica, que aunque es difícil de establecer por las necesidades de cada persona, se considera un estándar para las acciones públicas. 

nelly.toche@eleconomista.mx

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