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Enfermedades mentales, la pandemia en puerta
El sector necesita reforzar protocolos en materia de salud mental y aumentar el presupuesto para aminorar el problema.
56% de los mexicanos reconoce que el estrés financiero tiene un impacto negativo en sus actividades cotidianas
Mauricio Val estudió Artes Plásticas en la UNAM y se graduó con Mención Honorífica, le gustaba pintar e incluso realizó exposiciones en algunos museos en el interior de México, le apasionaba el arte, la cultura y los viajes.
Mauricio contaba con un nivel de alta sensibilidad como artista, de carácter explosivo y las emociones a flor de piel, sin embargo, su paso por el mundo de las drogas modificó su trayectoria, lo lanzó a situaciones complicadas en su vida.
Una de las pérdidas que le afectaron fue su divorcio y con ello, la separación de sus hijos, y la otra gran pérdida, fue la audición, ambas afectando su autoestima, su seguridad, lo que se diagnosticó como un Trastorno Mixto que incluye Ansiedad y Depresión, dos enfermedades mentales que no fueron bien atendidas a lo largo de su historia, por parte del sector salud.
Sus familiares y él buscaron tratamientos con psicólogos y psiquiatras, una búsqueda de muchos años, sin embargo, no logró mejoría, incluso empeoró ya que las adicciones y los fuertes medicamentos le cobraron factura física y mentalmente, problemas respiratorios, paranoia, psicosis, afectación en el habla e incluso probable Parkinson.
Durante 12 años fue profesor de artes en una escuela técnica en Michoacán, sin embargo, la soledad, el deterioro de la audición y el habla fueron apagando su pasión por el arte y la didáctica. Una tarde de enero del 2022 decidió quitarse la vida y apagar por completo sus ilusiones.
Así como Mauricio existen, muchos mexicanos, según el Inegi, ocho de cada 10 personas es ignorada con algún problema o condición mental, un déficit en la atención.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del 2020, se detectó que a lo largo del territorio nacional hay más de 1.5 millones con algún problema o condición mental, 54% hombres y 46% mujeres. De esas personas, el 37.9%, además de tener algún problema o condición mental, tiene alguna discapacidad.
Los expertos coinciden en que el estado alterado de salud mental puede ser desde el nacimiento, resultado de una enfermedad o de un trastorno mental y del comportamiento, lesión o proceso de envejecimiento, que dificulta a la persona a participar en actividades de la vida social comunitaria e interactuar con otras personas de manera adecuada para el contexto y su entorno social.
Un análisis del Instituto Nacional de Psiquiatría explica que la brecha de atención, al menos en parte, se atribuye a que el sistema de salud está integrado por un conjunto de subsistemas dependientes de fuentes diversas de financiamiento, inequitativas e inestables. Una de las mayores dificultades para atender a estos pacientes es el mayor crecimiento de la demanda de servicios en relación con el bajo crecimiento en el financiamiento de operación, la escasa inversión y el desarrollo de la investigación.
Pandemia
Según estudios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la pandemia de la Covid-19 ha agravado la situación en la región, aumentando los nuevos casos de afecciones de salud mental y empeorando las preexistentes.
Explica que la interrupción en los servicios para trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias (SNM) se ven afectadas de manera desproporcionada por los impactos de la pandemia en la salud mental.
Los expertos explican que los trastornos de salud mental aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a lesiones no intencionales e intencionales.
La depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo, sufren de depresión durante el embarazo o el puerperio.
Los trastornos mentales y neurológicos en los adultos mayores, como la enfermedad de Alzheimer, otras demencias y la depresión, contribuyen significativamente a la carga de enfermedades no transmisibles. En las Américas, la prevalencia de demencia en los adultos mayores (más de 60 años) oscila entre 6.46 % y 8.48 por ciento. Las proyecciones indican que el número de personas con este trastorno se duplicará cada 20 años.
Gasto público
El gasto público mediano en salud mental en toda la región es apenas un 2.0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos. México asignó, en promedio, 2.1% del presupuesto de la Secretaría de Salud a este subsector. En 2021, destinó 3,031 millones de pesos, 2.1% del total de la dependencia y representó 9.6% menos respecto del ejercido en 2013 y 0.1% menos del aprobado en 2020, en términos reales, según un análisis realizado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestal (CIEP), de 2013 a 2021.
Los expertos muestran una gran preocupación por el presente y el futuro. Un estudio realizado en México documentó síntomas de estrés postraumático clínicamente significativo en casi un tercio de la población. En Estados Unidos, las tasas de ansiedad y depresión alcanzaron hasta el 37% y el 30%, respectivamente, a finales de 2020, frente al 8.1% y el 6.5% respectivamente en 2019.
El pasado 5 de abril, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión de México aprobó un dictamen que plantea la conversión paulatina de los hospitales psiquiátricos en hospitales generales, además de la decisión de ya no construir más. Además de la eliminación del modelo de aislamientos para pacientes con enfermedades mentales, en un momento que es urgente la atención. (Con información de Diego Badillo)
