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Arte e Ideas

Lectura 7:00 min

Estimada cadena del libro: tenemos que hablar de los metadatos

Para fortalecer la salud del ecosistema editorial, hoy en día se ha vuelto indispensable homologar un sistema de información compartida que facilite el flujo de los libros hacia los usuarios finales, señala Adriana Ortega, directora de Operaciones de Metabooks Mx.

El libro es el resultado de un sistema de servicios imprescindibles entre sí a los que podemos llamar cadena, la cadena productiva del libro. Así como una red neuronal es dependiente de la interacción de múltiples mensajeros químicos, o neurotransmisores, que son necesarios para concretar una sinapsis, la cadena del libro es funcional gracias a una “sustancia” o canal de información compartida que mantiene unidos sus nodos: los metadatos.

Durante la emergencia sanitaria, en particular en el 2020, el ecosistema del libro se vio severamente golpeado de manera integral a causa de los largos periodos de cierre de las librerías, el último eslabón, el más frágil y también el más esencial. Con los puntos de venta físicos imposibilitados, el rompimiento temporal de esta cadena de valor, a decir de voces que este diario ha recogido, no solo evidenció la urgencia de políticas públicas como la ampliación del precio único en libros o la legislación para la tasa cero en el IVA para librerías, sino que exhibió la carencia de ese elemento común capaz de fortalecer la vinculación del negocio editorial en todas sus estaciones.

Pero, ¿qué tan importantes realmente serán los metadatos en el futuro de esta industria?

“Los metadatos son la sustancia de vinculación”, confirma Adriana Ortega, directora de Operaciones de Metabooks Mx, un producto de MVB, empresa alemana con 75 años de existencia dedicada a proveer soluciones tecnológicas para el ecosistema del libro y con 50 años operando un sistema unificado de metadatos en Alemania, primero de manera análoga y después en el plano digital, misma que en los últimos años ha emprendido un plan de expansión: en Estados Unidos y Brasil en 2017, México en 2019 y Reino Unido desde marzo pasado.

En términos generales, explica, “son todo lo que gira alrededor del libro, todo lo que le sucede dentro de su ciclo de vida. Hay metadatos que son meramente descriptivos (el título, el autor, la fecha, etcétera) y otros que facilitan su flujo en el mercado, por ejemplo, el ISBN, el precio o los territorios de comercialización. Otro tipo nos da una idea de lo que vamos a encontrar en un libro, por ejemplo, una sinopsis, el índice o los apuntes que ha hecho la crítica. Son todo lo que agregue valor en las búsquedas, por ejemplo, la foto del autor y su biografía o si el libro ha ganado un premio. Con ellos pasamos de una ficha estática a una enriquecida, dinámica, que habla del libro más desde un punto de vista de promoción y de marketing”.

La entrevistada recuerda que a la llegada de Metabooks a México eran evidentes las carencias tecnológicas con las que operaba la industria. El lenguaje entre editores y libreros no era siempre el mismo, dado que sus integrantes, sobre todo los de menor tamaño, fueron asimilando el mercado de manera empírica y desarrollaron procesos tan esenciales como la catalogación y la promoción de sus libros, generalmente incompatibles con los de otros nodos. El dicho reza que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones y fue por esta falta de entendimiento, entre otros factores, que se dio un rompimiento temporal de la cadena del libro durante la primera etapa de la emergencia sanitaria.

En otras industrias culturales, como las plataformas de servicios streaming, los metadatos son los vasos comunicantes, la sangre que irriga el éxito del negocio; permiten que la tecnología se ajuste a los intereses del usuario y generan fidelidad. Con sus debidas distancias, señala la entrevistada, ese es el paradigma que debe fomentarse en el ecosistema del libro en México.

Metabooks, explica, proporciona un sistema que permite homologar la información que orbita los libros, sin importar si se trata de las grandes editoriales y cadenas de librerías o los sellos y puntos de venta más pequeños. Todos los eslabones comparten la misma información. “Hoy en día, las editoriales hacen sus catálogos y no es sino después de muchas idas y venidas a librerías o en buscadores que el lector puede conectar con un libro. Y debemos facilitar ese trayecto, ayudar a que los lectores tomen las decisiones”.

Sutilezas que dan resultados

Los metadatos no son una suerte de magia. La efectividad de su correcta incorporación en la cadena del libro se ha comprobado en otros mercados. De acuerdo con un estudio realizado por Nielsen BookData en 2016 en Estados Unidos, aquellos títulos registrados con los metadatos básicos tuvieron una media de ventas 75% mayor que aquellos con datos incompletos y aquellos títulos que contienen palabras clave relacionadas, como los temas sobre los que versa un libro o algunos títulos o autores relacionados, entre otros, aumentaron su media de ventas en un 34 por ciento.

“Lo que solemos decir a los editores es que hay que ser editores de metadatos, porque se pone tanto esfuerzo y amor en el producto para que el diseño esté perfecto, para que no haya erratas y sea atractivo por sí mismo, que los metadatos no se pueden dejar de lado. Son el aura de ese libro. Deben ser no nada más correctos sino llamativos, que puedan conectar al cliente con el libro que está buscando”.

Poner orden en la información, precisa Ortega, también permite la optimización de los procesos internos en una editorial o una librería y desemboca en una mejor toma de decisiones de compra, capacitación para su fuerza de ventas e inteligencia de negocios.

“Los beneficios se están viendo a nivel de la industria, desde cosas muy puntuales, como que empieza a emerger la figura del gestor de metadatos en algunas empresas o que hay pedidos que se agilizan y librerías que están optimizando sus tiendas web. Todo depende de la creatividad de lo que las empresas quieran hacer con los datos. No es la panacea ni una solución rápida, es solo una plataforma a través de la cual podemos seguir construyendo”.

Hasta ahora, la plataforma de Metabooks suma alrededor de 50,000 títulos en su catálogo mexicano. Sin embargo, señala que para concretar el puente entre los dos nodos imprescindibles de la industria es necesaria la suma de más voluntades: “más librerías de un lado y más editoriales del otro”.

¿Qué va a pasar con un negocio que no incorpore conscientemente los metadatos?

“No puedo decir que va a desaparecer, pero creo que se están haciendo la tarea mucho más difícil en un sector que ya es extremadamente complicado. Y todo lo que se pueda invertir en reducir esa dificultad, tarde o temprano traerá beneficios", concluye.

Más sobre Adriana Ortega

Es maestra en Edición por la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, y doctora en Historia por la Universidad de París III – Sorbonne. Realizó sus prácticas profesionales en la Agencia Literaria Carmen Balcells. Después de establecerse varios años en Europa, Ortega volvió a México para asumir la dirección de Operaciones de Metabooks Mx.

18,000 publicaciones nuevas cada año en México

  • Variación de venta de ejemplares según el canal (2019-2021)
  • Librerías: -41%
  • Venta a escuelas: -50.2%
  • Tiendas de autoservicio: -33.9%
  • Tiendas departamentales: -59.4%
  • Internet: +96.6%
  • Ferias de libro: -83.2%

El mercado se contrajo

  • Ejemplares vendidos:
  • 2016: 137.4 millones
  • 2017: 136 millones
  • 2018: 133.5 millones
  • 2019: 123 millones
  • 2020: 98.9 millones

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