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Franz Liszt se apoderó del Cervantino
El homenaje al pianista húngaro en el Bicentenario de su nacimiento estuvo a cargo del pianista australiano Leslie Howard.
Uno de los mejores pianistas del mundo, danza gay, música española antigua, ópera y una orquesta rusa que quedó a deber Todo esto, en el segundo fin de semana del 39 Festival Internacional Cervantino (FIC) en Guanajuato.
El FIC es un monstruo . Es imposible abarcar muchas de las valiosas actividades, habría que tener varios clones para ver todo el banquete que año con año presentan.
Pero el pasado fin de semana se lo llevó el homenaje al compositor y pianista Franz Liszt en el Bicentenario de su nacimiento a cargo de Leslie Howard, pianista australiano.
Howard festejó a Liszt como se debía: tocando de manera sobria, sin aspavientos y, como dicen los críticos, con absoluta seriedad y respeto a la música.
La tarde-noche se contagió de piezas inspiradas en las historias de San Francisco de Asís y San Francisco de Padua; las manos del pianista se volcaron sobre las teclas sin que su mirada se despegara un segundo del piano.
La Sonata, S178 , una pieza fundamental de Liszt, Romancero español y Fantasía sobre temas de las óperas de Fígaro y Don Giovanni fueron parte de un recital catalogado como único e irrepetible.
Leslie Howard no habla, hace reverencias, saluda pero jamás pierde la compostura, apenas y sonríe y concentrado regala una pieza más que levanta al público de sus asientos para agradecerle su clase y talento. Un genio es el calificativo del público, que sale emocionado.
Un ópera precoz
Pero Liszt tuvo momento sublime, la ópera en versión concierto Sanche ou Le Château de lAmour , única ópera de Liszt, la cual compuso a los 13 años de edad. El espectáculo se presentaría en el Teatro Juárez pero a último momento cambió de sede y de horario y terminó en el Templo de la Compañía.
Ahí, en medio de símbolos religiosos y la oscuridad de un templo, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, cantantes mexicanos y húngaros dieron un espectáculo bello donde la calidad de los músicos contagió hasta al más ignorante en el tema.
La historia sobre un lugar exclusivo para enamorados, la magia, el amor y el drama se apoderaron del público quien vibró con las voces de los tenores y la calidad musical de la orquesta, para los especialistas, mucho mejor que la muy esperada de San Petersburgo.
Triunfantes, los cantantes y orquesta salieron del reto de abordar la única ópera de Liszt que regaló al público un espectáculo soberbio que no defraudó a nadie.
vgutierrez@eleconomista.com.mx