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Fuentes: palabras ante la muerte
La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte.
La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte.
Hacemos el balance de nuestra vida, pero sabemos que el verdadero fiscal es la muerte y que su veredicto lo conocemos de antemano.
Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos. Sin embargo, esa muerte enemiga es la que podemos vencer.
La muerte de un joven es la injusticia misma. En rebelión contra semejante crueldad, aprendemos tres cosas. La primera es que al morir un joven, ya nada nos separa de la muerte. La segunda es saber que hay jóvenes que mueren para ser amados más. Y la tercera, que el muerto joven al que amamos está vivo porque el amor que nos unió sigue vivo en mi vida.
Nadie para mí, se acerca más a mi propio sentimiento mortal que [ ] Francisco de Quevedo. Alma a quien todo un dios prisión ha sido / su cuerpo dejará no su cuidado; / serán ceniza, más tendrá sentido; /polvo serán, más polvo enamorado .
Ésta es la muerte que nos pertenece a todos. La muerte compartida de la palabra que vence a la muerte.
No queremos, por más negaciones y fatalidades que se acumulen sobre nuestras cabezas, por más testimonios y certezas de lo imposible que nos presente la fiscalía de la muerte, renunciar a la convicción de que la muerte no es la nada, es algo, es valiosa, aunque ella misma diga lo contrario.
Querer sobrevivir a todo precio es la maldición del vampiro que nos habita.
Las ideas nunca se realizan por completo. A veces se retraen, invernan como algunas bestias, esperan el momento oportuno para reaparecer. El pensamiento no muere. Sólo mide su tiempo.
No hay palabra que no esté cargada de olvidos y memorias, teñida de ilusiones y fracasos. Y sin embargo, no hay palabra que no venza a la muerte porque no hay palabra que no sea portadora de una inminente renovación.
somos espectro de otra época pasada y el anuncio de una época por venir. No nos desprendamos de estas promesas de la muerte.
(Extracciones del libro En esto creo, ?Seix Barral, Biblioteca Breve, 2002, ?316 pp)