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Fui de nuestros muertos a mis propios demonios: Boullosa
La autora presenta la novela "Las paredes hablan" sobre la especial manera de violencia o guerra que se está viviendo en México y se inscribe en la reflexión sobre el Bicentenario.
Para un escritor no basta un texto. No basta con una versión. Las verdades nunca emergen cuando hablamos de literatura. Lo que sí emerge es el abismo, el infierno y lo inabarcable. Por eso, para contar algo las letras nunca culminan. Menos es suficiente un guión. El pasado 20 de noviembre, según lo planeado, debía estrenarse en México la película Las paredes hablan, dirigida por Antonio Zavala, con guión de la escritora mexicana Carmen Boullosa y los protagónicos de los actores María Aura, Kuno Becker y Héctor Bonilla. Película que aún no se estrena y que se inscribe en la reflexión sobre el Bicentenario.
Boullosa escribió el guión pero no le bastó. La cercanía con el palpito de las paredes y vidas que imaginó para la película tuvo que traducirlas al lenguaje que ella domina con maestría: la novela. Así, en su obra literaria homónima Las paredes hablan (Siruela, 2010, $364) convierte un dolor colectivo en un dolor interno , según nos comenta la escritora de ojos profundos y mirada fulminante. Como quien dice ¡ahí, les voy!, con esta novela se adelantó a la corriente de este río fílmico y publicó la novela.
Las paredes hablan es una novela, en realidad, sobre la especial manera de violencia o guerra que se está viviendo en México ahora. Esa realidad me causa una ansiedad enorme porque es un presente que uno no puede cambiar, y al estar trabajando con él, reelaborándolo para hacer ficción, he tenido que pasar de un dolor colectivo a un dolor interno: 32,600 muertos son el material con el que yo he trabajado al escribir esta novela , comenta la escritora, quien precisa que si bien le ha dolido trabajar con ese material, la hechura de las frases le ha dado un placer inigualable.
Detractora de los lugares comunes, en Las paredes hablan cae en un lugar común, como ella confiesa: la reflexión obvia del Bicentenario. Tanto la novela como la película abarcan dos siglos: de 1810, pasan a 1910 hasta concluir en la actualidad, en 2010. Si su mirada crítica atenaza los muertos que ha dejado la atroz e inaudita violencia que actualmente vivimos en nuestro país, Boullosa le da la vuelta a ese lugar común: su literatura no habla de sangre y desencuentros beligerantes, sino de familias y hogares. Efectivamente trata en alguna manera sobre los muertos. Pero en el caso de la novela, sobre esos muertos que sobreviven detrás de los secretos que esconden las paredes entre las cuales se enmarca nuestra historia.
En la novela se trabaja con los propios demonios
Su dulce color de voz es una trampa. Medusa de cabello azabache, Boullosa tiene la facultad de convertir en piedra a quien la mire. No es exageración. La mirada de Carmen Boullosa puede aterrar, seducir y encantar. A este entrevistador lo ha hecho pasar por esos tres estados. Pero eso es lo que pasa cuando se mira a los ojos a un escritor pesado, un escritor con todas sus letras,. Ese escritor es el más vivo reflejo del infierno, pues ha probado el limo, se ha enfrentado con sus propios demonios:
Levantar una novela es un esfuerzo bestial. Te enfrentas con tus propios demonios. El esfuerzo es físico, incluso, no sólo intelectual o emocional: yo termino las novelas con el cuello destruido . dice Boullosa.
La autora ha escrito prácticamente una novela por año en los últimos seis, como quien ya empieza a sentir la sombra del acabamiento. Por eso uno de sus demonios es el tiempo:
Es muy posible que en los últimos años he sentido una presión del tiempo exterior: tengo 56 años, mi mamá murió a los 36, soy 20 años mayor que ella. Yo no sé que día me muero, puede ser cualquier día, y entonces también tengo esa presión , confiesa la autora.
El tiempo es una obsesión que lleva a esta novela, en donde las temáticas, las manías y el estilo de Boullosa refulgen en cada frase, todas y cada una de ellas acomodada con cuidado, como fueron colocadas las piedras que sostuvieron y todavía sostienen a las clásicas construcciones de la Colonia y el México independiente.
Casa Santo y Casa Espíritu (cada una con sus voces) nos narran dos siglos de historia mexicana, desde sus jardínes centrales, sus amplias cocinas y azoteas, hasta sus letrinas y temazcales: casas que funcionan, o mínimo pretendían funcionar, como un sistema integrador en donde las relaciones entre los espacios se mantenían en lo horizontal: un horizonte abierto al futuro y sin el rigor vertical de la pirámide.
Piratería para elaborar un México literario
En la novela de Boullosa son indiscutibles las múltiples referencias a literatos mexicanos como Ramón López Velarde, José Manuel Othón, Sor Juana Inés de la Cruz, J. J. Fernández de Lizardi, Juan Ruiz de Alarcón o Manuel payno, entre otros. Tanto en ciertos pasajes como estilos, la cocina literaria de Boullosa hace un homenaje constante a nuestras grandes plumas.
En mi laboratorio interior hay siempre una especie de piratería, de asalto: la casa de mi abuela, el servicio doméstico de su casa, mis memorias de infancia, un homenaje a esa casa con el patio interior de México en la casa de un piso, casas que me encantan, un homenaje al barrio de San Ángel, esos barrios coloniales que hay en tantas ciudades de México, no solamente en Coyoacán. Esta cosa como típicamente mexicana de la placita con la Iglesia. Era un homenaje a un México imaginario mezclado con mis recuerdos , comenta.
Para la parte de 1810, saqueé a Fernández de Lizardi; el título es una referencia literaria a Juan Ruiz de Alarcón, saqué cosas Sor Juana o me iba luego al círculo de bohemia de Othón. Los usaba. Para mi son seres tan queridos como mi abuela. Ese es mi mundo privado y al que entro y del cual robo según me guste, luego lo traigo, lo reelaboro y finalmente armo algo nuevo .
A Payno yo me iba para sacar la descripción de San Ángel. Todo el tiempo estaba yo volteando a nuestros clásicos para ver cómo veían a nuestro México. El resultado de la novela presenta un México literario, no un México real , indica.
Las paredes hablan se presenta el día de hoy (martes) en punto de las 19:30 hrs, en la Cafebrería El Péndulo Roma (Álvaro Obregón #86). Se contará con los comentarios de los autores Juan Villoro, Nicolás Alvarado y la autora. Y, además, los actores María Aura y Héctor Bonilla leerán fragmentos de la novela.
DESTACADO:
Boullosa escribió el guión pero no le bastó. La cercanía con el palpito de las paredes y vidas que imaginó para la película tuvo que traducirlas al lenguaje que ella domina con maestría: la novela.
aflores@eleconomista.com.mx