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Grooming, la pandemia cibernética que pone en peligro a la infancia
“Reconozcamos los signos, padres de familia, que si no creamos nosotros el vínculo de confianza, alguien más lo hará”, alerta Luis Miguel Dena Escalera, especialista en ciberseguridad.
El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de la ONU instituyó la celebración del Día Internacional de las y los Niños, sin embargo, cada país ha decidido un día específico. En México, en 1924, se señaló el 30 de abril como Día de la Niña y el Niño, esta oportunidad es un festejo, pero su principal objetivo es confirmar y proteger sus derechos.
Un tema que se ha vuelto digno de observancia es el ambiente cibernético en el que se desenvuelven nuestros niños y jóvenes; En México, al menos 12 millones de niños, niñas y adolescentes utilizan diferentes aplicaciones y dispositivos para actividades como tomar clases virtuales o jugar en línea, desafortunadamente no es un espacio seguro para ellos.
Dentro del contexto del Covid-19, el aumento del uso de internet por parte de los menores también provocó un incremento considerable en el riesgo de enfrentar violencia digital en forma de ciberacoso, uno de los más comunes el grooming.
Sobre este tema, Luis Miguel Dena Escalera, CEO de Cyber Black y especialista en seguridad nacional y pública, explica a El Economista que grooming se trata de una acción de un adulto suplantando una identidad, haciéndose pasar por una persona distinta, ya sea niño, niña o adolescente, para ganarse la confianza de a quien está atacando, para generar tarde o temprano acoso y abuso sexual en línea.
“Esto se vuelve muy importante porque muchas veces como padres creemos que solo se queda ahí, en línea, pero en la psique de la persona atacada es grave. Aunque sea una herramienta tecnológica a través de un dispositivo, tiene un impacto en la vida real”.
Dijo que nosotros como padres no hemos todavía comprendido este cambio radical. “En otros tiempos uno como niño estaba acompañado y del brazo de sus padres prácticamente todo el tiempo cuando estábamos expuestos a ambientes abiertos, de interacción con más personas, era un acompañamiento sustantivo que tenían que hacer los padres para estar seguros, sin embargo, hoy cuando un dispositivo está en total apertura para los niños, ellos no tienen ese acompañamiento, no tenemos una madre o un padre que les esté ´tomando el brazo´”.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre octubre de 2019 y noviembre de 2020, el 21% de la población de 12 años y más usuaria de internet fue víctima de ciberacoso, eso representa a 77.6 millones de personas en el país, 40.4 millones de mujeres y 37.2 millones de hombres.
Durante este lapso, el 27% de los usuarios de internet de entre 12 y 17 años, reportó alguna situación de ciberacoso, dentro de este grupo, el acoso fue mayor para las niñas que para los niños. Las situaciones consideradas como ciberacoso, en el caso de las niñas, fueron principalmente: Mensajes ofensivos (44%); Insinuaciones o propuestas sexuales (35%); Provocaciones para reaccionar negativamente (34%); y Contacto mediante identidades falsas (32%).
¿Cómo proteger a niños y niñas de entornos peligrosos?
El especialista asegura que mientras no tengamos conciencia de lo que implica, el atacante de grooming producirá un vínculo de confianza para ir aislando al menor y desprenderlo de sus redes de apoyo, como lo son su familia, sus amigos y sus profesores. Esto se cambia por un entorno de manipulación a través del engaño. Por ello, hay importantes signos que debemos considerar.
El primero es el aislamiento: cuando uno entra a una recamara y observa que su menor de edad tiene frente a sí, un dispositivo que le abre un mundo y ya hay una condición de reacción de ocultamiento, de “no entres” y renuncia al espacio abierto, estamos frente a un proceso de manipulación. Cuando hay comunicación y apoyo del entorno más cercano de nuestros menores estamos previniendo violencia.
Segundo, cuando se hace una valoración de riesgos, debemos entender que un niño con un dispositivo es como abrir la puerta de nuestra casa al mundo y que el agresor siempre va a buscar asegurar su posición, explotar el vínculo de confianza y con una lógica que inicia con conversaciones sobre sexo y termina en peticiones de naturaleza sexual, “ese es el componente en línea del grooming”. Por ello la educación en positivo es fundamental. Es importante que la educación afectivo sexual se vaya formando con un mayor proceso de prevención, de esta forma serán los mismos menores los que nos alerten de un comportamiento inadecuado.
Tercero, existen también herramientas que podemos utilizar para prevenir estas acciones, aplicaciones que nos permitan revisar el historial de actividades en un proceso de navegación, herramientas que inhiben la capacidad de que el perpetrador pueda acceder a cualquier dispositivo y componentes de antivirus donde uno puede cancelar la búsqueda de ciertas palabras. Una buena herramienta es Google family, que permite un monitoreo respetuoso de la actividad.
¿Qué hacer una vez que ha ocurrido un acto de este tipo?
Dena Escalera explica que, una vez ejecutada la conducta, la consecuencia es para siempre, porque no podemos borrar esos datos y no sabemos dónde esa imagen, video o cualquiera de estos datos va a terminar y cómo va a afectar después a nuestros niños. Sin embargo, en México tenemos una guardia nacional que ha logrado desarrollar un protocolo nacional homologado que permite la gestión de los delitos cibernéticos.
En este sentido el especialista da algunos consejos en el caso de que se haya presentado el hecho: “Es importante el manejo de un incidente, el propósito es lograr evidencia digital y que esta se produzca en un tema de cadena de custodia para poder descubrir quién está del otro lado. Esto da la posibilidad de un registro”.
Por ello, de ser posible hay que preservar el dispositivo en donde se cometió el delito, preservar el proceso histórico y la información de ese dispositivo para que cuando se presente la posibilidad de la denuncia a través de los mecanismos adecuados, pueda la autoridad atacar con toda claridad al delincuente.
Pendientes en la legislación
El especialista en seguridad concluye que uno de los faltantes importantes está en la legislación, “quisiéramos tener mayor legislación en materia de ciberseguridad, por ejemplo, hoy el Código Penal Federal establece cuáles son las penas de cada una de estas violencias y cómo se castigan a nivel de cárcel, pero la ausencia de una legislación que contemple que este delito se puede estar presentando sin fronteras, es decir, desde otro país, también es un vacío que continúa”.
Hoy en el Poder Legislativo hay un proyecto sobre la Ley de Ciberseguridad y la Ley de Registro de Incidentes Cibernéticos, ya que hoy solamente a través del Inegi es como podemos conocer algunas estadísticas. Estos dos recursos reforzarían el tema y darían mayor seguridad a nuestras infancias.
rrg