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Habrá más bajas de editoriales y libreros de la FIL Guadalajara
Mientras algunos editoriales independientes ven viable ir únicamente en colectivo, unas no cuentan con ese mínimo de recursos y otras no prevén garantías sanitarias.
Ante la actual incertidumbre sobre la situación sanitaria por la propagación de Covid-19 en el último trimestre del año, el pasado 2 de julio, el comité de organización de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL Guadalajara) anunció que este, el encuentro librero de mayor peso y convocatoria en habla hispana, se prepara para tres escenarios posibles entre el 28 de noviembre y el 6 de diciembre, periodo en el que está previsto el encuentro.
El primero escenario y más deseado es que la FIL Guadalajara se lleve a cabo de manera híbrida, con limitaciones en lo presencial y en dos sedes distintas: la tradicional Expo Guadalajara y el Centro Cultural Universitario de la Universidad de Guadalajara (UDG). En segundo lugar, que, por una situación sanitaria aún de alto riesgo, el comité se decida a proponer un programa exclusivamente digital. Por último, no se descarta la determinación de postergar el encuentro para un mejor momento.
A pesar de que la decisión no está tomada, la FIL Guadalajara ha trabajado de la mano de especialistas en salud y de los representantes del ecosistema del libro a fin de encontrar soluciones efectivas para ayudar a esta cadena que se ha visto por demás afectada por el confinamiento generalizado desde marzo y, con este, el cierre de gran parte de las actividades comerciales. Y es que, de acuerdo con las mediciones de Nielsen Bookscan México, nada más hasta la mitad de junio pasado la facturación anual por libros impresos se había contraído ya a -29.3%, comparada con el 2019.
En ese impasse, a principios de julio, el consorcio editorial internacional Penguin Random House anunció que ninguno de sus 40 sellos, varios de los más importantes en Iberoamérica, tomará parte de ninguna feria editorial en lo que resta del año, incluyendo a la FIL y a Frankfurt. Prácticamente a la par, Cal y Arena, a través de su director, Rafael Pérez Gay, canceló su asistencia a la FIL Guadalajara y, más que eso, instó a la organización y sus participantes a que la cancelación se convierta en una exigencia para que el Estado asuma el rescate de la cadena.
El panorama es variopinto entre editores, libreros y demás agentes del libro sobre la participación o no en un encuentro literario que, sin importar la decisión definitiva, será excepcional.
Rescatar lo posible
“En el caso de que se dé, que yo espero que sí, va a ser una feria totalmente diferente, muy racionada en todos los sentidos y va a ser única. Se pretende que no desaparezca, que permanezca, que no se diga que no hubo en el 2020, aunque se diga que hubo una muy pequeñita, diferente, con la parte internacional disminuida. No va a ser un año de muchas ganancias. Se reducirá la posibilidad de relación e intercambio de intereses que puedes tener con otros editores. Las negociaciones de derechos de autor se verán mermadas por falta de asistencia, porque muchas editoriales importantes de Europa o Estados Unidos podrían no venir, sin embargo, creo que hay un esfuerzo por sacar la FIL este año y que el próximo sea haga como debe de ser”, dice Juan Luis Arzoz Arbide, presidente del Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).
Comparte que en la Cámara hay varios editores que han declarado insuficiencia de recursos para presentarse en el encuentro librero, producto de la falta de ventas durante la emergencia. Es muy probable, dice, que más editoriales cancelen su presencia en las próximas semanas o meses.
“No tengo cifras para decirte, no sé decir cuáles, no me lo han comunicado, porque es decisión de cada editorial, pero creo que habrá bastantes editoriales que no nos van a acompañar, porque han tenido puros gastos, no es que no quieran”.
Hacen alianzas y buscan más descuentos
Entre las editoriales independientes, aunque hay disposición para flexibilizarse según los requerimientos de la feria este año, la situación es más compleja que para las grandes casas. Muchas de ellas se han organizado para tomar parte de un proyecto colectivo y así dividir gastos de transportación y stands compartidos, así como de personal operativo.
“No tendríamos oportunidad de recuperar el costo de inversión si lo hiciéramos como lo hacemos habitualmente”, reconoce Genoveva Muñoz Castillo, directora de La Cifra Editorial y presidenta del Comité de Editores Independientes. “Ahora tenemos confirmadas a 16 editoriales (de 20 integrantes del Comité) que seríamos parte de este colectivo y estamos platicando con la FIL para ver qué condiciones podrían mejorarse: si puede ser en términos de espacio o de costo. La feria está ajustando sus tarifas un 30%, pero estamos haciendo negociaciones para ver si podemos obtener un mejor descuento del que ya nos parece bastante generoso. De entrada, estamos hablando de un espacio de 27 metros cuadrados, que son tres stands sencillos. Pero estamos viendo si podemos ganar algunos metros”.
Muñoz Castillo calcula que, de esta manera, la inversión para la participación de cada editorial independiente se reducirá a una cuarta o hasta quinta parte de la inversión requerida en una FIL habitual.
“Las otras editoriales que no participan lo han decidido así por el carácter económico. Algunas no están siquiera en posibilidades de hacer el gasto para una participación colectiva. Otras más no se sienten muy tranquilas con las condiciones sanitarias alrededor de la feria y no consideran prudente asistir. Entendemos que hay diferentes posturas. Y si bien ya tenemos noticias de casos emblemáticos de editores que no participarán este año, falta conocer en qué porcentaje se reducirá la participación total. Una vez que ocurra eso, plantearán un nuevo plano de distribución. No saben todavía si se quedarán con las zonas Nacional e Internacional o solamente una. Lo que sí sabemos es que quienes decidan no participar este año retomarán su participación para el próximo año en su mismo espacio”, asegura Muñoz Castillo.
Reconoce que ahora mismo es una prioridad tener mayor presencia en internet, al menos en lo inmediato para impulsar una campaña colectiva de cara a una posible feria presencial y para la activación de la venta en línea, porque si bien gran parte de las librerías independientes ya estaban incorporadas al mercado digital, explica, alrededor de un 50% de ellas tuvo que abocarse en estos meses a la conversión de sus catálogos.
Libreros, inciertos sobre su presencia
En el caso de las librerías en el país, la incertidumbre también es el orden del día a pesar de haber retornado a la actividad comercial. De este gremio, en la FIL Guadalajara suelen tener presencia en stands las librerías más grandes, sin embargo, comparte Georgina Abud, presidenta de la Asociación de Librerías de México (Almac), varias de ellas han expresado su preocupación por el riesgo que podría suponer asistir a la FIL Guadalajara este año.
“No puedo dar una cifra (de cuántas librerías van o no van) porque en las pláticas que tenemos con la Caniem todas las posturas son a la expectativa. Nadie ha dicho con absoluta contundencia ‘yo no voy’ ni ha confirmado su presencia, porque la situación no nos lo permite, pero sí creo que un 80% de las librerías por lo pronto está con dudas muy serias acerca de la viabilidad. Ese evento requiere de muchos recursos canalizados y muchas no están siquiera en la posibilidad de hacerlo”, explica.
Comparte que, pese a que hay la voluntad de apoyar a la FIL, en este momento no hay grandes recursos de las casas libreras después de haber afrontado los gastos de tres meses de cierre de sus puntos de venta y varias de ellas contaron solamente con el 20% de los ingresos habituales y lo destinaron para mantener sus plantillas y en los gastos corriente.
“Estamos en una situación crítica en la que serán contadas las librerías que tengan los recursos para ir. Y una vez que se defina quién puede, habrá que analizar si vale la pena canalizar en ella sus recursos. La respuesta es clara: no hay claridad”.
De ser posible una FIL Guadalajara presencial
Se llevará a cabo en dos sedes:
+ Expo Guadalajara
42,000 metros cuadrados
+ Centro Cultural Universitario de la UDG
55,000 metros cuadrados a la disposición
269 módulos sin costos extra para expositores
Algunas de las medidas serán:
5,000 personas de manera simultánea, la capacidad máxima en cada sede.
Evento híbridos, con exponentes presentes pero también por videoconferencia.
Streaming de todas las actividades.
Pasillos con un mínimo de 3 metros de ancho.
Circulación en un solo sentido.
Eliminación de todo impreso de mano.
Estaciones adicionales de lavado y dispensadores de gel en cada stand.
Cubrebocas obligatorio para todos los asistentes.