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¿Han aumentado los microsismos en la CDMX?
La cantidad de microsismos se mantiene dentro de los límites esperados, y aunque las probabilidades de un sismo de gran magnitud con epicentro en la capital del país son bajas, no pueden descartarse, explica el geólogo Luis Antonio Domínguez, “la Ciudad de México es propensa a producir sismos”, afirma.
El pasado 10 de mayo habitantes de alcaldías ubicadas al centro, sur y poniente de la Ciudad de México sintieron una fuerte sacudida. Aunque de acuerdo con vecinos de la zona, se sintió como un sismo de gran magnitud, en realidad se trató de un microsismo, al que le siguieron 12 más en las siguientes 12 horas. Estos se sintieron con mayor fuerza debido a que se originaron en la ciudad y a poca profundidad; además, la Cuenca de México tiene una geología y tectónica compleja, por lo cual no es de extrañarse la ocurrencia de sismos de pequeñas magnitudes en la zona. Para comprender más este fenómeno, el doctor Luis Antonio Domínguez Ramírez, del Instituto de Geofísica de la UNAM, responde a diversas dudas.
La primera sensación es que ahora los sismos se presentan más a menudo. Sin embargo, el especialista explica que “es comprensible que pensemos que hay más sismos en la Ciudad de México debido a la frecuencia con la que se están produciendo, pero es una cuestión de percepción. Cada año se registran varios microsismos, que siempre han ocurrido”, por ejemplo, en comparación con 2022, la cantidad de microsismos hasta la fecha se mantiene dentro de los límites esperados y desde el año 2000, el Servicio Sismológico Nacional ha registrado al menos 266 microsismos con epicentro en la capital mexicana, la mayoría de ellos imperceptibles para la población.
Agrega que estos microsismos se han sentido intensos “porque en los suelos blandos, el movimiento producido por un sismo es mayor. Otro factor importante a considerar es la distancia al epicentro y la profundidad”. A partir de esta explicación, el sismo ocurrido el 10 de mayo en La Magdalena Contreras fue percibido como muy intenso por algunos ciudadanos, “dada su proximidad al lugar de origen y su poca profundidad”.
Por otro lado, aunque las probabilidades de un sismo de gran magnitud con epicentro en la capital del país son bajas, no pueden descartarse.
El hecho de que la mayoría de los sismos que nos afectan provengan de la costa no significa que no pueda ocurrir uno de gran magnitud con epicentro aquí en la capital”. Lo más importante es estar conscientes de que vivimos en una zona sísmica y debemos estar preparados.
—¿Las actividades humanas pueden provocar sismos?
Algunas investigaciones sugieren que existen actividades humanas que provocan sismos, como la minería, la extracción de energía geotérmica, el llenado de un embalse con agua, la inyección de residuos líquidos, la inyección de fluidos generados por el fracking y las propias actividades y métodos convencionales de extracción de gas y petróleo.
También es importante tener en cuenta que la CDMX está construida sobre un antiguo sedimento lacustre, por lo que el constante hundimiento debido a los suelos blandos en la mayor parte de la capital ejerce presión sobre las fallas mencionadas, provocando sismos breves pero perceptibles, dada la densa población, explica el especialista.
Sobre si el crecimiento inmobiliario en la capital tiene algo que ver con estos microsismos, Domínguez Ramírez descartó la hipótesis y aclaró que no es un factor contribuyente. “Es un tema bastante debatido pero, en diferentes partes del mundo, los investigadores han observado que no es así. Sin embargo, hay casos excepcionales, como la construcción de la presa de las Tres Gargantas en China, que posiblemente activó fallas previamente inactivas. Pero la idea de que este tipo de actividad influya directamente es inusual”, explicó.
También descartó que se haya registrado la aparición de nuevas fallas, incluso después del terremoto del 19 de septiembre de 2017, con epicentro en Axochiapan, Morelos, y el terremoto del 19 de septiembre de 2022, con epicentro en Coalcomán, Michoacán. Aun así contamos con varias de ellas, por ejemplo, la de Mixhuca, Santa Catarina, Xochimilco y Magdalena Contreras entre otras. “La ciudad se encuentra situada en una región volcánico-tectónica que es propensa a producir sismos”.
—¿Por qué no se activó la alerta sísmica?
Domínguez Ramírez es contundente, se trata de dos factores relacionados con el diseño de esta red de alertamiento. Primero, porque los microsismos no activan la alerta sísmica porque su magnitud es menor al umbral de 6 grados; el que tuvimos el 10 de mayo fue de magnitud 3.0, por lo que el primer requisito no se cumple.
En segundo lugar, la alerta está diseñada para detectar sismos que ocurren en la región sísmica más activa del país: la zona de subducción de la Placa de Cocos y la Placa de Norteamérica, ubicada a lo largo de la costa de los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Puebla. Estas dos razones explican por qué no se activa la alerta en estos casos, abundó.