Helados, pláticas y buenas costumbres vs nuestro celular

Todo aquel que es adicto al teléfono celular, aquel que lo considera una extensión de su ser, en donde de pronto el mundo cibernético y el real se mezclan en una red social, un correo electrónico o en una selfie, ¿cuántas veces ha escuchado la frase: Ya por favor, deja ese celular... ?

Seguramente bastante seguido, no hay que pensarle mucho, casi todos estamos de acuerdo: siempre hay un mi amigo con ese problema o bien, uno mismo es quien está enganchado. Todo esto en cuanto a socialización se refiere. La comunicación ha cambiado. Incluso no es raro que en la misma se realicen interacciones entre los comensales. Sin embargo, el grueso de la población siente que entorpece la socialización.

Es por eso que la cadena de restaurantes Chick-Fil-A acaba de lanzar una campaña para las familias, se llama Familly Challenge. La cadena reta a los comensales a apagar su celular durante la comida y ponerlo dentro de un cajita especial que está en la mesa, para que de esta manera puedan disfrutar su comida y la compañía de los demás sin distractores. Los vencedores del reto tendrán un helado gratis.

La campaña está siendo bastante exitosa. En Estados Unidos, 65% de la población usa un teléfono celular de estas características; en nuestro país, según datos de la empresa eMarketer, en el 2015 el número de usuarios de smartphones a 38.5 millones, es decir, 47.4%de la población.

La Asociación Mexicana de Internet, en un estudio realizado en el 2015, nos dice que 82% de usuarios que usan smartphones piensa que su dispositivo es de suma importancia, 87% navega por internet, 79% hace búsquedas de información y 77 % recibe y envía correos electrónicos.

El dilema del celular

Ante esta situación, no es raro encontrar artículos por todo Internet sobre reglas para socializar en este mundo moderno. Es decir, ¿cuándo puedo usar mi celular durante una reunión? O más bien: ¿puedo usar mi celular durante una reunión?

El uso de smartphones es inevitable, y es por eso que la gente comienza a generar ciertas reglas de convivencia, como guardar el celular por ciertos periodos de tiempo o avisar cuando se debe hacer una pausa y explicar por qué, por ejemplo.

Para la psicóloga social Nasnia Oceransky, está claro que puede ser sumamente molesto estar en una reunión y que la otra persona esté usando su celular: Si yo voy a comer con mi familia, y me molesta mucho que estén usando el teléfono, podría pedirles si podemos llegar a un acuerdo de no usarlo en esos momentos .

Aunque piensa que cuando hay un interés genuino en estar socializando con un grupo de personas, no hacen falta muchas reglas: La mayoría de la gente suele autorregular sus conductas. Por ejemplo, es muy común que los adolescentes usen el celular en reuniones familiares a las que están obligados a asistir. Cuando están con sus amigos, no los usan si están entusiasmados. Y cuando los usan comparten cosas ahí mismo .

Para Oceransky, el celular sólo es un pretexto: Podría ser la tele en el restaurante en el que estamos, o la señora que pasa. Podría estar mirándote a los ojos mientras mi mente viaja a Wonderland. Lo que pasa es que el celular nos facilita la evitación .

La conducta de evitación, para la experta, es el deterioro de nuestras relaciones por condiciones precarias de vida, es decir, largas jornadas laborales, muchas horas invertidas en los trayectos, sueldos bajos (...) No hay espacio para socializar de verdad. No hay tiempo, terminar usando FB para socializar efectivamente es más sencillo . Desengancharnos un buen rato resulta una idea agradable, y más si es con una buena comida.