Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Here to the gamblers!: Choe en el Chopo

Con su primera muestra individual desde el 2009, el artista angelino, David Choe, le da al Chopo una de las mejores exposiciones del año.

Se convirtió en leyenda en el 2005. Pintó las paredes de un corporativo patito en Silicon Valley, la empresa de unos tipos que no merecían ninguna confianza; uno, un patán que fue exitoso a principios de siglo con una empresa que resultó ilegal; el otro, un mocoso recién escapado de Harvard que, quizá sí o quizá no, le robó una idea millonaria a unos compañeros de clase.

David Choe (Los Ángeles, 1976) accedió a pintar un mural en una de las oficinas de Facebook porque la vida es una apuesta. Como Sean Parker (el patán) y Mark Zuckerberg (el mocoso) no tenían dinero, le pagaron con acciones de la empresa. En el 2012, ese stock alcanzó un valor de alrededor de 200 millones de dólares.

Estoy exagerando, por cierto, con esto de que el mural de Facebook lo hizo famoso. Choe tiene una reputación artística creciente desde finales de los 90, cuando desarrolló un estilo propio de pintura callejera: el dirty job o dirty style, una superposición de imágenes y de diversos golpes de color, pintura chorreada, carteles. Como crear un grafiti nuevo que lleva en sí la historia de muchos grafitis anteriores.

Si un mural grafitero de David Choe vale o no esa montaña de dinero es una especulación que no viene al caso. Gracias a ese dinero, Choe es uno de los artistas contemporáneos más libres y estrambóticos. Hace lo que le da la gana, sin importar qué tan caprichoso suene. También lo ha convertido en una bala perdida: a Choe siempre le gustó apostar, pero con un banco de 200 millones en la bolsa se entiende que se convirtió en un verdadero adicto al juego.

Choe tiene un estatus de celebridad: grafitero, rey de la escena fiestera de Los Ángeles, bloguero, podcastero (DVDASA Double Vag Double Anal Sensitive Artist , su programa de radio en línea, es de los más bajados del mundo), estrella de reality shows y de documentales indie. Todo eso es ruido alrededor del personaje. Lo cierto es que su obra, que no se limita sólo al grafiti, es respetada en el universo serio y formal del arte: le han celebrado exposiciones en solitario en galerías de todo el mundo.

Bien mirado, el street art suele ser más vibrante que las obras serias y formales de las galerías y los museos. Artistas como Choe oxigenan el circuito institucional.

Su técnica del dirty style (que abreva tanto del action painting como del impresionismo y los cómics) es su firma y la usa en todas sus obras: ilustraciones de cómic, óleos, objetos.

Pero no es sólo la técnica. Son los temas delicados, el erotismo y la fantasía lo que han hecho notable el arte del apostador Choe y lo que lo pone aparte del mundo usualmente visceral del street art.

DAVID CHOE Y SU TÍO PEDRO FRIEDEBERG

El Museo del Chopo tuvo a bien traer en residencia al DF a Choe para que creara obra nueva. De ahí nace Snowman Monkey BBQ, la nueva exposición del Chopo.

No sólo es la primera vez que Choe expone en el DF, es su primera exposición individual desde el 2009. Snowman Monkey BBQ suena a un platillo horrible que nadie quiere probar (¿barbacoa de chango a la hombre de nieve?), pero está conformada por piezas de tal delicadeza que recorrerla es como verle el alma a un luchador de sumo: el Choe famoso es una mole rudísima de 180 kilos, pero éste que expone en el Chopo es un bailarín espiritual.

Una explicación para que el título resulte menos absurdo: snowman, monkey y bbq son argot de los jugadores asiáticos de cartas.

Un ocho es un snowman; un rey, un joto o una reina son monkeys y bbq significa que se requiere una carta o una mano más para ganar.

En varias obras usó acuarela, la pintura más inocente (la usan los niños de kínder) y la más traicionera (tan ligera que se chorrea en manos que no sean expertas). Son los cuadros más bonitos de toda la selección. Algunas son absurdas geishas con orejas de Mickey Mouse, pero otras son de gran ternura, como Blanket : una mujer duerme cubierta por manchas de colores: encima, le nievan pétalos de cerezo multicolor.

Las obras, dibujos y pinturas son imágenes eróticas y fantasiosas que derivan de un estilo eminentemente japonés. Choe es de origen coreano, pero posiblemente la exquisitez de estas obras proviene más de su colaboración con el maestro mexicano Pedro Friedeberg, con quien realizó varias piezas.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete