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Arte e Ideas

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Innovaciones científicas y tecnológicas abonan para garantizar la seguridad alimentaria: Sader

La “semilla de calidad es la mejor vía para incrementar la producción del campo sin aumentar la frontera agrícola, optimizar el recurso del agua, reducir el uso de agroquímicos y enfrentar de mejor manera los desafíos del cambio climático”, expresó el titular de la Sader, Víctor Manuel Villalobos Arámbula.

Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura. Foto EE: Cortesía Sader

Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura. Foto EE: Cortesía Sader

La Asociación Mexicana de Semilleros llevó a cabo su convención 2022, en esta ocasión centrados en reconocer que la innovación tecnológica será clave la para lograr los objetivos de autosuficiencia alimentaria de manera sostenible. 

“Las semillas parecieran un simple insumo, sin embargo se ha vuelto de suma relevancia dentro del sistema agroalimentario, para mejorar las condiciones de los agricultores, promover la ciencia e innovación tecnológica y lograr una agricultura sustentable frente a grandes limitaciones, la principal, el cambio climático”, dijo Alberto Chassaigne, especialista en sistemas de semilla de maíz del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) 

La FAO incluso a partir de junio de este año cuenta ya con la primera estrategia para ciencia e innovación considerándolo como una pieza clave  para superar problemas de naturaleza social, económica y ambiental para que nuestros sistemas agroalimentarios se desarrollen de una manera equitativa, inclusiva, resiliente y sostenible a nivel mundial, así lograr una mejor producción, nutrición, medio ambiente y una vida mejor, esto de cara a la agenda 2030.

Los nuevos sistemas agroalimentarios tienen que involucrar todas estas características, para eso, ¿qué está haciendo México?  En entrevista para El Economista, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura, platica al respecto.  

¿Qué hace el gobierno para que la tecnología llegue al campo? 

— Lo estamos haciendo, te doy un ejemplo, el fertilizante en Guerrero, por 20 años lo daba el gobierno del estado y nunca se incrementó la producción del maíz en el estado, esta era una importante cantidad de dinero. Cuando lo asume el gobierno federal, en tres años se duplicó la producción porque no solamente entregamos el fertilizante, hicimos análisis de suelo con diversas instituciones, acompañamos a los campesinos de dos hectáreas a mejorar su capacidad productiva, esto más allá de la entrega directa y gratuita de fertilizante.  

Esa es una forma práctica de explicar cómo debe ir el insumo, con un acompañamiento.  

¿Cómo armonizar el discurso de utilizar la ciencia y la tecnología en el campo y las alternativas tradicionales? 

—Es importante reconocer que todas las innovaciones científicas y tecnológicas vienen a abonar a la gran presión que tenemos de garantizar la seguridad alimentaria de la humanidad y de México específicamente.  

En este tema de la discusión de semilla transgénica, se tomó la decisión desde el inicio de este gobierno que podíamos enfrascarnos y pasarnos 6 años discutiendo la parte ideológica y científica y en este tiempo no íbamos a poder resolverlo. Por ello nos dimos a la tarea  de utilizar las herramientas que sabemos que están disponibles, incluyendo las biotecnológicas, para que podamos avanzar en el incremento de la producción de granos básicos, a eso nos hemos dedicado y creo que vamos bien.  

Hoy estamos comprometiendo el incremento de un millón de toneladas de maíz con análisis de suelo, fertilizantes, programas de mejoramiento genético. Vamos bien y llegará el momento en que tengamos que analizar otras formas, debido a la presión de los alimentos, pero eso está para el futuro, por ahora tenemos un arsenal de herramientas que nos permiten garantizar que vamos a seguir siendo productivos.  

¿Cómo explicar la transición agroecológica que estamos sufriendo? 

—La productividad y la conservación no riñen, porque aquello que conservamos a ultranza también se pierde, tenemos que reconocer que los agricultores y campesinos han sido muy cuidadosos de su entorno, viven de eso y no son enemigos de su fuente de vida. Hay que reconocer que ellos son la mejor enseñanza de la conservación.  

La nueva idea de agroecología es lo que ellos históricamente han practicado, ellos reincorporan su materia orgánica, cuidan su parcela, sus animales, esta es una forma holística de mantener su forma de vida, no es nuevo pero se ha llevado a un extremo donde se ha dicho 'vamos a sustituir los fertilizantes químicos', eso definitivamente no nos lleva a garantizar la seguridad alimentaria. Yo digo, al contrario, vamos a utilizar los fertilizantes químicos adecuadamente, semillas, todo con base en conocimiento técnico, la ciencia a favor del campo.   

¿Cómo pasar de la investigación y la academia a los hechos? 

—Necesitamos revisar el perfil del profesionista del campo. Los egresados de nuestras universidades posiblemente están estudiando para una agricultura que ya no existe, materias de sustentabilidad, innovación tecnológica, son clave, no digo que este mal solo que tenemos que actualizarlo de acuerdo con los retos que tiene la agricultura actual y del futuro.  

Tampoco todos los involucrados en el campo tienen que ser agrónomos, yo quisiera pensar que los jóvenes tienen que formar parte de la dinámica en este sector, hay que meter otras inteligencias y conocimientos al servicio del campo.  

Desde el Conacyt se proponen alternativas, ¿qué tenemos? 

— Todavía no están disponibles, estamos esperando las opciones que el Conacyt está desarrollando, pero eso tiene que llegar al productor y el productor final es el que va a probar si eso funciona o no.  

Habló de una reforma a la Ley de variedades vegetales ¿de qué trataría? 

—Para que nosotros podamos finalmente tener acceso a los materiales genéticos, muchos de los cuales se desarrollan en otros países, necesitamos garantizar el pago de los derechos de propiedad intelectual, como ocurre en cualquier innovación tecnológica.  

Nosotros nos afiliamos a una organización mundial que tiene como responsabilidad la vigilancia del pago de derechos; hoy existe un nuevo acuerdo del cual nosotros no somos parte. Si modificamos la Ley implicaría que nosotros accediéramos a esta nueva convención a través de la cual podríamos acceder a materiales, sobre todo de propagación vegetativa, plantas de ornato, flor cortada, para que se reconozca que hay una regalía en su desarrollo.  

Hoy nosotros estamos excluidos porque de antemano se sabe que no vamos a respetar el derecho de  propiedad, esa modificación se trata de la modernización de la Ley para poder adherirnos a ese cambio y ser depositarios de la confianza.  

Alberto Chassaigne, del CIMMYT,  concluye: La semilla como un insumo en este nuevo sistema agroalimentario ya no es un insumo más, ahora involucra una gran cantidad de tecnología que le llega al agricultor y que impacta en la parte económica debido a la productividad. “Hoy la semilla es tecnología viva, en nuestras semillas hay 10,000 años de evolución, este es el software y se puede editar, mejorar, cortar, pegar, unir y verlo con nuevos funcionamientos para predecir los problemas que vamos a tener mañana”.

nelly.toche@eleconomista.mx

kg

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