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Investigadores reaccionan contra “machetazo” presupuestal al INAH
Entregan al presidente de México una carta con 6,152 firmas de apoyo de destacados académicos nacionales y del extranjero.
Ante el recorte presupuestal de 75% decretado por el presidente de México para toda la administración pública federal, más de 6,000 investigadores y académicos de instituciones de prestigios nacionales e internacionales expresaron su solidaridad con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que con la disminución de esa cifra quedaría prácticamente paralizado y en franca agonía, manifiestan algunos entrevistados que accedieron a conversar con El Economista.
Entre los 6,152 firmantes que alcanzó una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador; con copia al secretario de Hacienda, Arturo Herrera; a la secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro; y al director general del INAH, Diego Prieto, entregada este lunes 8 de junio -de manera presencial en Palacio Nacional y por correo electrónico en el INAH y Cultura- figuran personas como los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma, Nelly Robles, Leonardo López Luján; los historiadores Antonio García de León, Clementina Battcock; el antropólogo Bolfy Cottom, la restauradora Ximena Rojas, entre otros, donde “humildemente pero de manera contundente, le pedimos al presidente que nos escuche y que revierta este recorte presupuestario, que obstaculiza las actividades fundamentales del INAH y vulnera los derechos laborales de muchos de nuestros compañeros”, dice Clementina Battcock, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del INAH.
A esta demanda se sumaron investigadores de otras instituciones académicas públicas y privadas, como la UNAM, El Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, El Centro de Investigación y Docencia Académica, El Instituto Mora, la Universidad Veracruzana, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de Campeche, la Universidad Autónoma de Zacatecas, la Universidad de Guanajuato, entre otras.
Y desde Europa, Asia, América del Sur y Estados Unidos, llegó el respaldo de investigadores de las universidades de Harvard, Berkeley, Princeton, Georgetown, Columbia NY, el King College de Londres, El Colegio de Francia, París I-Pantheón-Sorbonne, la Sapienza de Roma, Leiden de Países Bajos, la Autónoma de Barcelona, la Complutense de Madrid, la London School of Economics and Political Science, la Real Academia de Historia de Madrid, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, la Universidad de Colombia, el Museo Nacional de Etnografía de Osaka, el Museo de Arqueología y Etnología de Sao Paulo, de donde reunieron más de 400 firmas de apoyo, confirmó Battcock.
Alcance del recorte
“El año 2020 pintaba mejor que el 2019. Estábamos en la ruta del despegue institucional”, dijo el antropólogo Diego Prieto Hernández en un video difundido el pasado 26 de mayo.
En el mensaje, el director general comunica a la comunidad del INAH que el recorte presupuestal rondará en 750 millones de pesos, de los 3,918 que le fueron asignados en el PEF 2020. Aunado a ello, el INAH esperaba tener de regreso por lo menos 800 millones de pesos, producto de sus ingresos autogenerados, pero según su cálculo, Hacienda le dará menos de 500 millones, y eso, está por verse.
“Con estas medidas, el presupuesto del INAH quedó para 2020 en 3,171 millones de pesos”, confirmó el director, menos 1,500 millones ya ejercidos en el primer tramo del año.
El antropólogo aclaró que atendiendo al decreto presidencial no se despedirá a ningún trabajador, incluyendo a los contratados por Capítulo 3000, pero no se contratará más personal.
Es bien sabido que en el INAH, la mayor parte de los trabajos de excavación, restauración, investigación, museografía, peritaje urbano, salvamento arqueológico y hasta la custodia de museos y sitios arqueológicos se paga mediante la contratación “eventual”, es decir por Capítulo 3000, y aquí las comillas se hacen indispensables, porque algunos de esos trabajadores “eventuales” tienen más de 30 años de antigüedad en el instituto, pero sin las prestaciones laborales correspondientes a un trabajo de planta o de base, como lo denunció en 2019, megáfono en mano frente al Palacio Nacional, el doctor Leonardo López Luján, responsable del Proyecto Templo Mayor, cuando las máximas autoridades culturales de este país celebraban los 80 años de la fundación del INAH con un gigantesco pastel y sonrisas muy amplias.
Algunos de esos trabajadores del Capítulo 3000 no han cobrado desde diciembre de 2019, y apenas hace quince días en algunos centros de trabajo se les convocó para iniciar los trámites de regularización sus contratos, porque estaban trabajando sin contrato, confío una fuente al interior del instituto.
El INAH en “INAHnición”
Nelly Robles, doctora en Arqueología y maestra en Restauración de Monumentos, quien fue presidenta del Consejo de Arqueología del INAH del 2009 al 2012, y Premio a la Excelencia en el Manejo de Recursos Culturales que le otorgó la Society for American Archaeology de Estados Unidos en 2011, dice en entrevista: “A un año del 80 aniversario de la institución, se nos está anunciando una reducción de 75% del presupuesto y la desaparición de los fideicomisos, lo que significa una “tácita cancelación de la institución que conocemos y hemos ayudado a forjar”
“Sin un presupuesto decoroso a la altura de la responsabilidad del INAH, quedarán en el desamparo las tareas de investigar, conservar y difundir nuestro patrimonio arqueológico e histórico”.
Añade, además, que la escasez de recursos pone en riesgo el cumplimiento de los compromisos que México ha asumido en las convenciones internacionales en materia de salvaguardia de los 29, y en los sitios que son patrimonio mundial, “que simplemente no se alcanzarán a mantener e investiga”, y los acuerdos que se refieren a patrimonio cultural subacuático, patrimonio cultural inmaterial y tráfico ilícito de bienes culturales.
Nelly Robles glosa que “históricamente y sin tener presupuestos grandiosos, el INAH es una institución que ha asegurado la salvaguardia del patrimonio cultural de los mexicanos, mediante la investigación, la restauración, el salvamento, la formación de profesionales especializados en patrimonio cultural y antropología, a través de tres escuelas de educación superior (la ENAH, EANM Chihuahua y la ENCRyM), y que ha sido un referente en el mundo.
Por su parte, el doctor en Arqueología Leonardo López Luján, director del Proyecto Arqueológico Templo Mayor y miembro de El Colegio Nacional, coincide con Nelly Robles y expresa: Es dramático que se experimente en este país lo que ya se conoce como “INAHnición” cuando somos el sexto lugar del mundo en sitios inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad”.
"A partir de las recientes disposiciones de la Presidencia y las secretarías de la Función Pública y Hacienda, nuestro director general nos transmitió a historiadores, antropólogos sociales, lingüistas, etnólogos, antropólogos físicos, arqueólogos, conservadores, museógrafos y arquitectos la instrucción de detener casi todas nuestras actividades habituales”, dice
“Nos pidió recalendarizar para una fecha incierta trabajos de campo, participación y organización de congresos, publicaciones, exposiciones, presentaciones de libros y estancias internacionales, es decir, todas las tareas que son la esencia misma de nuestro quehacer como científicos y servidores públicos”, detalla a este diario.
López Luján, señala que prácticamente los confinan a mantenerse “hasta nuevo aviso” en “modo de hibernación”, y “limitarnos al trabajo de escritorio, las conferencias por zoom y lo que no implique gasto de insumos ni servicios, ya que se han suspendido viáticos y nuevas contrataciones de personal”.
“Imagínate lo que eso implica para una plantilla de 800 investigadores, 160 restauradores y cientos de eventuales a cargo de la investigación, la conservación y la difusión de nuestro patrimonio tangible e intangible. Igualmente, alarmantes son los recortes del 75% a los más de 120 museos y las 194 zonas arqueológicas abiertas al público, lo que pone en jaque el mantenimiento, la conservación y la seguridad de sus instalaciones y bienes muebles e inmuebles”, remató López Luján, a quien en 2015 la Academia China de Ciencias Sociales le otorgó el Shanghai Archaeology Forum Award por dirigir uno de los diez mejores proyectos de investigación arqueológica a nivel mundial.
Precarización del patrimonio
Por su parte, la restauradora Ximena Rojas compartió: “Los restauradores tenemos a nuestro cargo, proyectos de atención técnica y legal, conservación en museos, conservación de material arqueológico (in situ y en taller). También somos responsables de proyectos enfocados a registro de bienes muebles, difusión, investigación especializada, restauración de bienes siniestrados, proyectos enfocados al trabajo en comunidades y de formación académica, así como atención al tráfico ilícito. Asimismo, su escuela de restauración (ENCRyM), la más antigua en el país y cuyo renombre es internacional, no podrá ejecutar proyectos en campo”.
Los restauradores que trabajan al interior de la república son quienes en su mayoría laboran bajo las circunstancias más adversas, pues muchos no reciben recursos para desarrollar proyectos y sus fondos se limitan al gasto básico corriente con el que cuentan los Centros INAH de los estados o proyectos con cantidades mínimas (de entre 1,000.00 y hasta $4,000 pesos). Por tal motivo, los recortes que el gobierno federal está implementando aniquilarían gran parte de las actividades de conservación y los bienes culturales sufrirían un deterioro irrecuperable.
En Facebook, Miguel Ángel Echegaray Zúñiga, historiador del arte y exsecretario técnico del INAH, escribió: no se trata de subsidios ni complacencias presupuestales; se trata, en el mejor sentido del término de ‘inversión’; solo eso, ni explotación, ni lucro ni rentabilidades superlativas. El retorno de la inversión en patrimonio es en gran medida autosustentable, no entenderlo es precarizar dicho patrimonio, dejarlo a merced de la incuria, el robo y la indiferencia. Sin restauración, investigación y reivindicación histórica es dejar de llamarlo patrimonio”.
Finalmente, dice Clementina Battcock, dice que se trata de un llamado respetuoso, y no solo en favor del INAH, sino de todas las instituciones en México que se dedican a la academia, a la ciencia y a la cultura.
“Estamos consciente de que vivimos un momento de emergencia, nosotros mismos estamos padeciendo también la crisis del Covid-19, y estamos resistiendo, haciendo nuestro mayor esfuerzo, trabajando en las condiciones precarias en las que ya estábamos antes de la pandemia, y que se recrudecieron aún más, y podemos entender eso y ser solidarios en este momento, pero la resultante de un recorte de esa naturaleza (75%) letal para la institución y muy difícil para muchos compañeros”.
Antes que el INAH fueron otros institutos, afectados también por el recorte presupuestal, quienes se manifestaron: El CIDE, el Instituto Mora, los centros de investigación Conacyt, y Hacienda dio marcha atrás.
La carta de los investigadores al presidente de México en defensa del INAH concluye: “Tomando en cuenta que su gobierno a través de la SHCP ha exentado de la aplicación del recorte presupuestal a otras instituciones de docencia e investigación de reconocido prestigio, entre las cuales también debiera estar el INAH, le solicitamos atender el caso de nuestro Instituto, bajo los mismos criterios aplicados a otros centros académicos públicos, con el fin de revertir el recorte presupuestario que obstaculiza el cumplimiento de las funciones esenciales del INAH y que vulnera la situación laboral de sus trabajadores”.
kg