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Judas Priest: Los Dioses del Metal pasan por México
Desde hace varios años los conciertos de metal son un evento multigeneracional, sobre todo con bandas tan longevas como ésta.
Después de que Ágora, gran banda mexicana de metal progresivo, tocara 30 minutos, se escucha el ruido de la gente que, emocionada y expectante, espera que comience una de las ceremonias más importantes para los metal heads mexicanos: Judas Priest en concierto.
Acudimos a la ceremonia con el uniforme oficial: mezclilla, playeras y chamarras negras, pantalones y gorras de cuero, guantes, estoperoles, pelos largos, metal por todo el cuerpo; algunos usando todo esto junto y otros lo que buenamente teníamos a mano.
Desde hace varios años los conciertos de metal son un evento multigeneracional, sobre todo con bandas tan longevas como ésta, donde vemos personas de sesenta y tantos años disfrutando al mismo nivel que los niños pequeños que van con sus padres.
Mientras los técnicos preparan el escenario para que los mismísimos Dioses del Metal hagan acto de presencia, en el sonido local suena el Black Album , de Metallica, prendiendo aún más la fiesta. Caras felices, ilusionadas, el Palacio lleno hasta el tope Muy poco tiempo después, a un volumen mucho más contundente, comienza a escucharse la característica alarma de ataque aéreo de la canción War Pigs , de Black Sabbath, la adrenalina sube, todos cantamos:
Generals gathered in their masseeeeeeeeeees,
Just like witches at black masseeeeeeees.
Evil minds that plot destructiooooooon,
Sorcerer of death's constructioooon.
Se corta la música abruptamente y de pronto la espera terminó: los Dioses del Metal han bajado a la Tierra para traer su arte y dejarnos marcados de por vida.
A partir de este momento y por las siguientes dos horas, Robert Halford, Glenn Tipton, Scott Travis, Ian Hill y Ritchie Faulkner nos disparan una imparable descarga metalera que recorre sus más de 40 años de historia, desde las nuevas Dragonaut , March of the Damned y Redeemer of Souls (título también de su más reciente lanzamiento discográfico), hasta un recuento de sus más conocidos clásicos: Metal Gods" (juro que vi llorar a varios de la emoción cuando esta rola comenzó), Devil's Child , Victim of Changes", Halls of Valhalla , Love Bites", Turbo Lover , Beyond the Realms of Death", Jawbreaker , la infaltable y siempre emocionante Breaking the Law" (del clásico British Steel, que este año cumple 35 años de haber salido a la venta) para cerrar la primera parte del espectáculo.
Pausa.
Halford sale del escenario, se comienza a escuchar el rugido del motor de una motocicleta y vuelve con el clásico estilo Leather que ha sido su sello por muchos años para atacar con Hell Bent for Leather", acompañada por el ruido del escape de principio a fin. Éxtasis general. Otra pausa que deja un momento para que la gente invoque de nuevo a los dioses: ¡ Priest, Priest, Priest ! Continúan con The Hellion/Electric Eye", You've Got Another Thing Comin", Painkiller , Living After Midnight Todo un banquete de poderosos temas que un Palacio de los Deportes lleno hasta el tope celebró, bailó y cantó con esa hermandad que une a los metal heads en el mundo entero. Me consta.
Estandarte de libertad
Judas Priest no sólo es un grupo de Heavy Metal, son un estandarte de la defensa por la libertad de expresión. Enfrentaron el despiadado ataque de las asociaciones de padres de familia y del gobierno estadounidense durante la primera mitad de la década de los 80, llegando a ser juzgados en una corte de Reno, Nevada, por la influencia que supuestamente tuvo su música en el suicido de Raymond Belknap y James Vance, de 18 y 20 años respectivamente, en 1985.
Son también uno de los grupos más influyentes en su género (millones de personas hemos aprendido a tocar un instrumento con Breaking the Law"), incorporaron el formato a dos guitarras que acompañan o hacen solos en cada canción, le dieron forma y una identidad al espectáculo del rock pesado a través del vestuario, innovaron el sonido de las guitarras usando sintetizadores (por lo que casi los queman en la hoguera del fundamentalismo metalero y ahora los alaban) y protagonizaron, en la persona de Rob Halford, una de las declaraciones públicas de homosexualidad mejor recibidas dentro del mundo del rock en 1998.
Así que el pasado viernes fuimos testigos de un pedazo de historia viva, que no ha perdido ni un ápice de poder o vigencia en su sonido.
Halford, Tipton y Hil ya rebasan los 60 años y, si bien físicamente ya cuidan muy bien sus energías a lo largo de los 120 minutos de concierto, suenan brutalmente contundentes. Halford puede cantar con exactamente las mismas notas altas que grabó en la canción Painkiller , hace ya 25 años. Toda esa energía desbordada de hace 30 años ahora está localizada en su garganta y puede hacer con ella lo que se le dé exactamente la gana.
Judas Priest nos confirma una vez más el viejo dicho de que los viejos roqueros nunca mueren, sólo que algunos, además, se convierten en Dioses.
mfh