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LGG, el probiótico con más efectos sobre la salud

Con efectos preventivos o terapéuticos sobre casos como el síndrome del intestino irritable o la dermatitis atópica, este tipo de bacteria llamada Lacticaseibacillus rhamnosus tiene más de 2,000 estudios sobre sus beneficios en el cuerpo.

Foto EE: Especial

Foto EE: Especial

“La microbiota intestinal es la misma que tendremos toda la vida, esta tiene mucha relación con el estado de salud-enfermedad de todas las personas, y no solamente ocurre en niños, sino también en los adultos y personas de edad avanzada, por eso debemos cuidarla desde que nacemos y hasta que nos morimos. Una herramienta importante hoy en día es el uso de probióticos y prebióticos, pues cada día se logra mejor evidencia de su utilización”, explica el doctor Guillermo Álvarez, médico gastroenterólogo y especialista en Nutrición Pediátrica español, quien se encuentra en México para poder hablar sobre la evidencia científica de la cepa LGG.

Se trata del probiótico más documentado del mundo, pues desde 1985, Lacticaseibacillus rhamnosus, (LGG) ha sido objeto de más de 2,000 publicaciones científicas, incluidas 300 publicaciones de estudios en seres humanos. LGG se utiliza desde 1990 como ingrediente en suplementos alimentarios y dietéticos sin problemas de seguridad, pero ahora la evidencia se ha acumulado para muchos otros usos.

El doctor Álvarez preside la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos, y es secretario de la Sociedad Iberoamericana de Microbiota, Probióticos y Prebióticos. Es además Profesor Asociado de Pediatría de la Universidad Europea de Madrid y Director del Máster en Microbiota, Probióticos y Prebióticos de la Universidad Europea de Madrid.

Con toda esa experiencia explica a El Economista que nuestra microbiota intestinal contiene muchos microorganismos. “Es verdad que la mayoría son bacterias, pero también existen otros microorganismos estudiados como los hongos o virus que también intervienen en ese ecosistema en nuestro intestino, sobre todo en el colon y que hace que nuestra salud pueda ser mejor o peor”.

Ahora, hablando de bacterias, comparte, hay que clasificarlas con nombre y apellido, “tienen un género, por ejemplo Lactobacilus, una especie, que es Rhamnosus y una cepa que podría ser la LGG, así nombrada por quienes la identificaron”.

Específicamente con esta cepa se ha avanzado mucho para atender en pediatría, por ejemplo, diferentes tipos de diarrea aguda, y para la prevención cuando se utilizan antibióticos. Pero también hay estudios en trastornos funcionales y digestivos, como el cólico del lactante, síndrome de intestino irritable, dolor abdominal funcional, es decir son patologías que puedes tratar. También se agregan estudios sobre alergias o dermatitis atópica. “Es una cepa muy documentada y segura”.

No todos los probióticos sirven para todo

Luego de poder compartir la evidencia científica con la comunidad médica en el país, el especialista explica a este medio que aunque muchos de los probióticos están al alcance de mucha gente, es importante recordar que no todos son iguales ni sirven para lo mismo. “el conocimiento que los avala normalmente es conocimiento de los profesionales sanitarios y es a ellos a quienes se les debe preguntar por su uso adecuado. La evidencia científica en este caso es muy importante”.

Dice que los probióticos en general son muy seguros y suelen no tener efectos secundarios, el único problema es que podrían no ser efectivos, “por ello es mejor ser específicos y tener evidencia pues podemos gastar dinero en productos sin evidencia o respuesta”.

En este caso la cepa LGG (Lactobacillus rhamnosus GG) de probióticos ha sido objeto de nuevas investigaciones que respaldan su eficacia en la mejora de la salud intestinal y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia científica, muchos pediatras aún no han adoptado la práctica de recomendar probióticos de forma regular. Generalmente, se considera el uso de probióticos solo cuando los niños ya presentan cuadros más complejos, como infecciones recurrentes o problemas digestivos persistentes. Esto sugiere la necesidad de una mayor difusión y educación sobre los beneficios potenciales de la cepa LGG para la salud infantil en las etapas tempranas, tanto en la comunidad médica, como en las familias.

El especialista concluye que hoy el deber de las comunidades médicas es buscar la mayor evidencia científica para el uso de estos productos que son muy beneficiosos en ciertos padecimientos e incluso son muy eficaces en el tema de la prevención. Por otro lado los científicos tienen que seguir buscando hacer investigaciones con probióticos y prebióticos que permitan aclarar la patogenia de muchas enfermedades y aunque muchas de ellas no se puedan curar, si se puede mejorar la calidad de vida de las personas.

“Parece ser que las alteraciones de la microbiota, llamada disbiosis se ha relacionado con más de 300 enfermedades, y aunque es verdad que hasta ahora no todas tienen evidencia científica y no todo lo vamos a curar con probióticos, tenemos que tomarlo en cuenta porque en el futuro cercano jugarán un papel muy importante en muchas enfermedades conforme la evidencia se revele”.

¿Dónde encontrar la cepa LGG?

La cepa LGG de Lactobacillus rhamnosus se puede consumir en alimentos y suplementos. Se utiliza como probiótico para ayudar a la digestión y al funcionamiento intestinal a través de sobres disueltos, o capsulas, dependiendo del tipo de paciente, sin embargo sus usos van en aumento, por ejemplo, investigadores del Instituto Nacional de Biotecnología e Ingeniería Genética en Pakistán han desarrollado la cepa ya incluida en la leche, sin necesidad de añadirla.

Otras formas de administración son: Gomitas, yogurt, leches maternizadas, bebidas funcionales, suspensiones, gotas, óvulos, supositorios vaginales, productos dentales como enjuagues y pastas, entre otros. La mayoría de los productos que contienen LGG están disponibles sin receta médica y son fácilmente accesibles y adaptables a diferentes necesidades de salud, pero debe ser a sugerencia de profesionales de la salud.

nelly.toche@eleconomsita.mx

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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