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Arte e Ideas

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La “ideología de género” y “la familia”

Al negar el divorcio, la Iglesia Católica parece suponer que el amor lo supera todo.

El orden tradicional se basa en la exclusión. Se excluye la diversidad de pensamiento, de conductas y de creencias. Así, la visión tradicional de la familia admite sólo un tipo de unión amorosa: entre un hombre y mujer, con la finalidad de procrear y hasta que la muerte los separe , según la Iglesia Católica. Ésta es la familia ideal que, según el Vaticano, la llamada ideología de género amenaza al plantear no sólo la validez de la diversidad sexual y el consecuente derecho de personas del mismo sexo a casarse y adoptar, sino el mero hecho de reconocer que los matrimonios no son para siempre y que las parejas hace tiempo que no están dispuestas a tener los hijos que Dios les mande .

La paradoja de este planteamiento es que las separaciones de hecho y el divorcio existían ya antes del feminismo o los estudios de género. Así, por ejemplo, en México, el derecho a la separación, sin disolución del vínculo , se adoptó en 1874 y el divorcio, con posibilidad de volverse a casar, en diciembre de 1914. El divorcio civil no es lo que provoca la separación ni el final del amor; sólo permite dar fin a un contrato, en principio contraído libremente, que la des-unión ha vuelto inviable.

Al negar la posibilidad de divorciarse, la Iglesia Católica parece suponer que el amor lo supera todo. En un sentido, ése fue el mensaje del Papa Francisco a la juventud católica el año pasado al alentarla a preservar el matrimonio cristiano como una unión amorosa para siempre . ¿Quién que se enamora y decide casarse no desea que su amor sea eterno? Desde el siglo XIX, novelas, poemas, canciones han contribuido a exaltar el amor romántico, en tanto el marianismo ensalza la sumisión femenina, creando ambos falsas expectativas.

El problema no es simplemente, como aludiera el Papa, que el individualismo destruya a la pareja: si la convivencia en pareja o la vida en familia se vuelven insoportables no es sólo porque hay hombres egoístas o porque las mujeres han dejado de ser sumisas (muchas aún lo son) sino por factores múltiples como la desigualdad estructural de género y el machismo, la incompatibilidad de caracteres, las condiciones económicas y sociales, entre otras. ¿Acaso puede pedirse que dos personas no cambien nunca y se amen toda la vida? Habrá parejas que así lo deseen y lo logren, pero no es la norma.

¿Pretende acaso el Vaticano que las mujeres maltratadas del siglo XXI soporten en silencio la violencia como sus tatarabuelas? ¿Qué decir de mujeres o niñas que ven su vida y su dignidad e integridad amenazadas por maridos, esposos o parientes abusivos? Cierto que el Vaticano dicta a los hombres otro tipo de conducta cuando se refiere a la dignidad de las personas, incluidas mujeres y niñas. Pero, así como este tipo de lineamientos o consejos no han bastado para eliminar la pederastia clerical, tampoco bastan para frenar la violencia feminicida o el incesto.

En un contexto en que el matrimonio heterosexual está en crisis y la vida familiar no corresponde (ni puede corresponder) a la imagen idealizada de la Sagrada Familia, en un mundo con graves problemas económicos, resulta también paradójica la insistencia del Vaticano en que las parejas estén abiertas a la vida . Seguir manteniendo así que el fin de la relación sexual es la procreación y negar por ello la posibilidad de recurrir a métodos anticonceptivos modernos, incluso para protegerse de enfermedades de transmisión sexual, es cuando menos anacrónico y corresponde más a la decisión de preservar un dogma, que al reconocimiento de las necesidades y deseos de muchos seres humanos de carne y hueso.

La reestructuración y diversidad de las familias no se derivan de una falsa ideología ; corresponden a una realidad cambiante, a la condición humana y al ejercicio de la libertad y los derechos de quienes quieren vivir en igualdad y conforme a su conciencia. Habrá quienes quieran seguir los dictados de su Iglesia. Para los demás, el Estado laico ha de ser garante de esas libertades y derechos.

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