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La diversidad sexual entre animales ayuda a entender las conductas humanas
Una cosa son las conductas reproductivas, donde estamos más restringidos, y otra cómo expresamos nuestra afectividad.
En el marco de la celebración de la diversidad sexual, Martín Bonfil Olivera, divulgador y académico de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, tuvo un diálogo con el doctor Constantino Macías García, responsable del laboratorio de conducta animal del Instituto de Ecología. Con el título: “Diversidad sexual, las bases biológicas de la conducta sexual”, se generó una serie de reflexiones sobre el valor de las muchas diversidades sin que estas necesariamente tengan que definir las conductas morales en los individuos.
Macías García explica que, en los organismos pluricelulares, suele haber solamente dos sexos (machos y hembras), la razón es porque en organismos como nosotros, la estrategia evolutivamente estable es que unos individuos se especialicen en producir células sexuales que tienen muchos nutrientes con alta probabilidad de que sobreviva el producto de su fecundación, y otro especializado en producir células móviles, “cualquier estrategia intermedia va a fallar”. Eso determinó desde muy temprano de la historia de la vida en la tierra que hubiera dos sexos.
El problema está en que una cosa es que haya dos sexos en términos de cómo se generan las células sexuales y otra cuáles son los papeles que en las diferentes especies cumplen los diferentes sexos a la hora de la reproducción. “En el momento en que se tienen dos sexos se necesitan alianzas para reproducir”. Machos que crían de manera monógama, bichos que cortejan entre machos, machos que no proveen ningún cuidado parental, hembras que tienen varios territorios de machos y hacen despliegues para atraerlos, siempre podemos encontrar desviaciones de lo que se llamaría la norma.
Incluso tenemos casos como la serpiente carretera, donde hay machos que se disfrazan químicamente de hembra, producen feromonas femeninas y logran que otros machos copulen con ellos. Otro ejemplo son los peces guppy, que si crecen solos entre machos van a tener una tendencia a buscar copular con machos; también las gansas, que copulan con algún macho y luego se juntan a criar en pareja dos hembras. “La manera como las especies utilizan su sexualidad, el género que juegan en un momento u otro es super diverso”, asegura el especialista.
Este diálogo concluyó que si bien esto nos podría ayudar a entender la gran diversidad de comportamientos sexuales que siempre hemos visto en los seres humanos pero que en esta época apenas estamos aprendiendo a reconocer y respetar, la conducta humana no necesariamente proviene de respuestas biológicas.
“No tenemos que utilizar a la naturaleza para moralizarnos ni pretender que la naturaleza es un ejemplo de cómo deben ser las cosas, deberíamos ser capaces en todo caso de decidir, y reconociendo nuestra realidad biológica, ver a dónde queremos ir”, concluyó Macías García.
Diálogo Diversidad sexual, las bases biológicas de la conducta sexual
En la naturaleza existen diversas opciones en cuanto a la orientación y el comportamiento sexual, cuando se habla de que la homosexualidad es antinatural, es una afirmación que no tiene sentido, incluyendo el hecho de que no podemos ver a la naturaleza como nuestra brújula moral y esta no tiene por qué guiar nuestra conducta.
Conviene reconocer que hay diferencias conductuales entre géneros o edades, porque solo así podemos diseñar estrategias educativas que permitan contrarrestar las cosas que no nos gustan, en este sentido la ciencia es una aliada.