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La función del Inegi es dar información para que funcione la democracia

La importancia del Instituto Nacional de Estadística y Geografía radica en que es esta la institución que ofrece datos e información de relevancia para la toma de decisiones en el país y, de esta manera, funcione la democracia, indicó Mario Palma Rojo, exvicepresidente del Inegi.

La importancia del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) radica en que es esta la institución que ofrece datos e información de relevancia para la toma de decisiones en el país y, de esta manera, funcione la democracia, indicó Mario Palma Rojo, exvicepresidente del Inegi.

“La función del Inegi es dar información para que funcione la democracia”, comentó en videoconferencia de prensa durante la presentación de su libro “Contar Verdades. La Saga del Inegi”.

Quien trabajara en el Inegi destacó que la institución proporciona una medición de la realidad de forma veraz y oportuna y que, luego de varios años y acciones, ha logrado ganarse la credibilidad y confianza de la ciudadanía.

“Los que nos dedicamos a hacer información estadística o geográfica preferimos no depender de la suerte y mucho menos del instinto y sabemos que el proceso de la toma de decisiones tiene que estar basada en información que sea confiable, información de valor”, dijo por su parte Julio Santaella, presidente del Inegi.

Al igual que Palma Rojo, coincidió en que “el activo más importante” con el que cuentan las oficinas nacionales de estadística y geografía es el de la credibilidad de los ciudadanos, la cual contó no se obtuvo de inmediato.

Por su parte, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), destacó la labor del Inegi para poner sobre la mesa los datos duros sobre el uso de tiempo de las mujeres y, así, tener la discusión sobre el trabajo no remunerado que hacen y las consecuencias de este.

Defender autonomía

Si bien el Inegi se creó, vía decreto presidencial, en 1983, fue hasta el 2008 cuando alcanzó su autonomía, la cual abogaron expertos por defenderla y fortalecer, aún más, a la institución que semanalmente entrega diferente información estadística y geográfica.

“A nadie le conviene que el Inegi sea un órgano débil, que pierda su autonomía. Puede convenir a los titulares transitorios del poder público, pero, en el mediano plazo, a ellos mismos les puede producir grandes daños porque no van a saber en dónde están parados ni a dónde van. A nosotros, como población, puede ser gravísimo que el Inegi acabe tratando de ser controlado o inducido a producir cierto tipo de resultados para que se vean también resultados concretos positivos en el ejercicio presente del gobierno”, aseveró José Ramón Cossío, ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

En este sentido, el presidente del Inegi destacó que la toma de decisiones, particularmente en materia de política pública, se debe hacer con base en evidencias y no simplemente con base en corazonadas.

Ana.martinez@eleconomista.mx

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