La hipótesis innecesaria vs la teoría imprescindible

El año pasado, cuando apareció El gran diseño (Crítica, 228pp, $) de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, se armó un revuelo porque el primero de ellos, parafraseando a los evolucionistas de hace ya casi dos siglos, dijo que Dios era una "hipótesis no necesaria" para explicar el origen del Universo.

Y no era una baladronada para generar polémica y mayores (o menores, quién quita) ventas del libro.

El gran diseño es un libro de divulgación de lo que se ha llamado la teoría M, una especie de "teoría de teorías" que ha venido a suplir la falta de una teoría que explique todo.

Desde hace años, los científicos han buscado una teoría que permita explicar el Universo en todas sus escalas, desde la fuerza gravitacional que afecta a las galaxias hasta las fuerzas nucleares que mantienen unido al núcleo atómico. Pero no se ha encontrado.

Así que la teoría M es una forma de articular las teorías, como la cuántica o la de la relatividad que explican partes del Universo en distintas escalas.

Y una de las predicciones de teoría M es que existen varios universos, no sólo este en el que ocupamos una parte infinitesimal, y que éstos fueron una derivación natural de las leyes de funcionamiento del (habrá que llamarlo así, pues parece cierto que no es sólo uno) Multiverso.

Más allá de que los creyentes podrán seguir postulando que se requiere un dios que dé origen a las leyes del Universo que permiten su propia creación y de que los ateos anotarán un punto para la ciencia, este libro con su lenguaje relativamente sencillo y sus ilustrativos ejemplos explicación de lo que parece ser un punto de inflexión en la historia de la ciencia: cuando deja de preguntarse sólo los "cómos" y pasa a los "porqués": ¿Por qué existimos?

mlino@eleconomista.com.mx